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A. L. JAMBRINA
AVILÉS.
Domingo, 12 de enero 2020, 02:07
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Ayer no fue un día corriente en el Conservatorio Municipal Julián Orbón. El centro avilesino tuvo el honor de recibir la visita de Joaquín Riquelme, uno de los músicos españoles más reconocidos en la escena internacional y miembro titular desde 2010 de la Orquesta Filarmónica de Berlín, una de las más importantes del mundo. Además de visitar el Conservatorio, Riquelme ofreció varias clases magistrales con su viola a cuatro alumnos del centro avilesino y ocho escolares y docentes de otros centros asturianos.
El músico murciano pudo dedicar una hora a cada alumno, exprimiendo al máximo sus conocimientos y ofreciéndoles pequeños detalles con los que marcar la diferencia en una profesión tan complicada y llena de sacrificio. «Lo que me gusta trasmitir a los alumnos en este tipo de encuentros es que su trabajo constante en el día a día es lo más importante, más incluso que las lecciones que nadie les podamos dar. Ellos son su propios profesores, no hay nadie mejor que uno mismo para exigirse», le transmitió ayer Riquelme a los jóvenes estudiantes.
A pesar de que acudieron jóvenes músicos de muchas disciplinas, el virtuoso violista aprovechó su visita para explicarles algunas curiosidades y retos que supone la viola. «Es bastante complicado por tener un timbre especial. Tiene unas imperfecciones muy características que no dejan que el instrumento luzca tanto como otros cuando eres solista», explicaba. Sin embargo, para Riquelme tiene otros puntos fuertes, «porque acompañar con la viola te permite observar lo que ocurre alrededor y prestar muchas más atención a los detalles, por eso grandes nombres como Mozart o Beethoven interpretaban la viola en sus propios cuartetos para estar pendientes de la propia composición».
Por su parte, los alumnos aprovecharon cada segundo las lecciones de Riquelme y celebraron una oportunidad tan singular como esta. «Hay muchas cosas que se pueden aprender de Joaquín pero personalmente le voy a preguntar muchas cosas de técnica porque le he podido escuchar en directo y me parece increíble como ejecuta su música», confesaba una de las alumnas avilesinas, Eugenia García. «Uno no tiene esta oportunidad todos los días y debemos aprovecharla al máximo», añadía Álvaro Roselló, estudiante del Conservatorio de Oviedo.
Una jornada llena de emociones en la que los alumnos disfrutaron y aprendieron del maestro, que también aprovechó para recordar su etapa como alumnos y algunos referentes que han influenciado su trayectoria profesional. «Recuerdo estar en el otro lado y recibir una clase fantástica de Bruno Llurana, docente que años después me cedió su propia viola y es la que ahora toco».
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