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Arturo Mohíno Cruz: «Jovellanos sufrió una intoxicación fortuita por plomo en medio de una epidemia»

Su estudio sobre la salud del ilustrado le vale a este doctor madrileño afincado en Oles para llevarse el Premio de Investigación del Foro Jovellanos

MIGUEL ROJO

Miércoles, 22 de junio 2016, 00:27

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La eterna discusión sobre si el saturnismo -intoxicación por plomo- que sufría el ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos era o no producto de un envenenamiento tiene una nueva fuente, y muy valiosa, que arroja un potente foco de luz sobre el debate. Tanto que el jurado del XVIII Premio Internacional de Investigación Fundación Foro Jovellanos decidía ayer premiar el estudio titulado 'Jovellanos y el saturnismo', firmado por Arturo Mohíno Cruz (Madrid, 1943), que poco después atendía, aún sorprendido, a EL COMERCIO. «Con lo polémico que era el asunto, nunca pensé que me fuesen a premiar, y más siendo un madrileño que venía a Gijón a opinar sobre Jovellanos, un auténtico blasfemo», ironizaba. Jubilado después de toda una carrera en el Hospital Ramón y Cajal como reumatólogo, disfruta buena parte del año de la casa que tiene en Oles, en Villaviciosa.

El caso es que su investigación empezó hace cuatro años, cuando «una persona -que no voy a decir quién fue- me enseñaba la casa de Jovellanos en Cimadevilla, y me contaba después la historia del envennenamiento. Puse tal cara de no creérmelo que me animó a investigar. Desde entonces he publicado varios trabajos al respecto. Este que presenté al concurso es el más completo». Y su conclusión, que hasta convenció a algún miembro del jurado que se mantenía en la tesis contraria, es que «Jovellanos sufrió una intoxicación fortuita por plomo en medio de una epidemia». Solo por lógica, en un contexto en el que «todo el mundo enfermaba por intoxicación de plomo», parecía raro que Goya o Jovellanos hubiesen sufrido suertes distintas o hubiese manos negras. Aún así, Mohíno Cruz se apoya en una exhaustiva investigación que le permite llegar a esa conclusión. «Para mí está claro, pero que cada uno piense lo que quiera», dice consciente de que no convencerá a todo el mundo.

En su opinión, Jovellanos «se empieza a intoxicar antes del año 1790 y, cuando regresa a Asturias, sigue teniendo contacto con el plomo en una fábrica de loza que abrió Thomas Price, un inglés, en el Natahoyo, en la que Jovellanos también estuvo metido. Cuando regresa a Madrid años más tarde, llamado al Ministerio, había una epidemia de saturnismo en todo Madrid, la llamaban 'el cólico de Madrid' y duró siglo y medio. En Alcorcón se fabricaban unas vajillas de barro que se vidriaba con plomo, pero este no se fijaba bien y contaminaba a los que lo usaban para cocinar, almacenar alimentos o comer. Ocasionó el envenenamiento de mucha gente y, al parecer, también le sucedió a Jovellanos que, de aquella, como ministro de Justicia, era uno de los encargados de combatir la enfermedad. Yo pienso, y eso sí es una opinión personal, que dejó de escribrir su diario para no contar cómo enfermaba y crear una alarma general sobre ese asunto.

Pero, ¿cómo llega a la conclusión de que no fue envenenado? «Analizando todas las autopsias que presentan los que mantenían que había sido asesinado, toda la toxicología del siglo XIX, la criminología de la época y los casos que había descritos de envenenamientos por arsénico y plomo. También estudié todas las epidemias por plomo en el mundo. En México, en Francia, en Inglaterra, en el Caribe... y cito una de aquí en el Occidente de Asturias, recientemente, en el siglo XX, por consumo de agua intoxicada por tuberías de plomo». Investigación que superó a la de Juan Díaz Álvarez, de Pola de Siero, titulada 'Jovellanos, historiador del arte', que se lleva un accésit. No hubo unanimidad.

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