Poesía en tiempos de dudas

La poesía de Alejandro Céspedes (Gijón, 1958) se alzó ayer de la página impresa para cobrar nueva vida en el espectáculo 'Voces en off, la invención del espacio', un recorrido por los textos de su último libro a través de la lectura dramatizada y las imágenes audiovisuales. El propio autor contribuyó con su voz y presencia a recrear esos poemas, junto a Naia Alonso, Esteban Fernández, Virginia Bécares y Ángel Useletti en el acto que tuvo lugar en el salón de actos del Centro de Cultura Antiguo Instituto dentro del Festival Deletréame Poesía.

Un hombre y una mujer leen sendos libros en un banco, mientras a un lado de la escena una niña pinta o escribe en un lienzo sostenido por un caballete y un cuarto personaje lo graba todo con su teléfono móvil, incluido el público que acaba de acomodarse en la sala. Así comenzaba 'La invención del espacio'. Pronto se abrió paso por uno de los corredores laterales el propio Alejandro Céspedes para recordarles a los personajes del escenario que no eran reales y sólo existían en la ficción de la dramaturgia, invitándoles a salir de escena.

El poeta, convertido también en personaje, accedió a las tablas y se cambió de ropa al tiempo que tarareaba el tema 'Hello, stranger' del musical 'Cabaret'.

Era el momento de recordar una de las citas con las que se abre su último libro: «Lo que limita con lo verdadero no es lo falso, sino lo insignificante». Su autor, René Thom, preside muchas de las reflexiones expuestas en las líneas de 'Voces en off' y, de esta manera, a través de sus palabras, se venía a sumar al coro de la función.

Verdad o falsedad, dentro y fuera, personajes y personas de carne y hueso, fueron conceptos invocados por la voz del poeta, a la que ilustraban en la pantalla imágenes de la citada película: 'Cabaret', además de 'Ciudadado Kane' y 'La Rosa púrpura del Cairo', de Woody Allen, con el protagonista saliendo y entrando en la película proyectada, preguntándose, preguntándonos, por boca de Céspedes: «¿Aquí? ¿Qué es 'aquí'?». Preguntas para las que la poesía no deja de formular sus propias hipótesis y sus dudas.

Ayer simplemente se alzó de la página y voló sobre las palabras verdaderas, lúcidas, emocionadas del último libro publicado por un poeta único en el panorama literario español. Sus lectores lo acompañaron en sus butacas representando el papel que todo autor requiere del otro: el de cómplices. Y de remate, una ovación que le sacó hasta los colores.