Adiós a un maestro de periodistas

Su capilla ardiente, instalada en Los Arenales, era ayer lugar de visita obligada de numerosos compañeros de profesión, amigos y personalidades de la vida pública regional que quisieron expresar sus condolencias a la familia. El alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, acudía durante la tarde y calificaba a De Ávila de «un buen amigo, un gran periodista, un gran ovetense, un hombre culto y trabajador que conocía mejor que nadie toda la problemática de Asturias y la trataba permanentemente en sus páginas. Estoy muy disgustado porque lo quería mucho y creo que él a mí también». Momentos antes, otro amigo muy cercano, el pintor Manuel Linares, lo definía como «personaje único» y expresaba que, con su desaparición, «se va casi el último de una saga importante que ha significado mucho en Asturias en todos los sectores. En lo personal, un hombre tremendamente vitalista e inolvidable. Tardaremos en olvidarlo».

Los testimonios en los que se remarcaban las virtudes profesionales de Luis José de Ávila como indisolubles de su calidad humana se repetían entre quienes acudían a despedirle. Pasado el mediodía, otro de sus amigos, el ex delegado en Asturias de la SGAE, Javier Vidal, declaraba: «Se va un amigo y un periodista de raza, alguien que conseguía que le contaras cosas que solo a él le revelabas. Era ese informador que busca siempre la primicia que solo él podía lograr. Era, además, un gran conocedor de los problemas de Asturias y alguien que amaba mucho a esta tierra».

A su lado las diputadas autonómicas de Ciudadanos Laura Pérez Macho y Susana Fernández ratificaban los elogios: «Fue una referencia y un modelo a seguir para toda una generación de periodistas. Un maestro. Deja un gran hueco en la profesión y en Asturias, pero nos deja su legado», afirmaba la primera, colega de oficio. Para Fernández, también «es una enorme pérdida. Ahí queda toda la información que nos ha ido transmitiendo a lo largo de muchos años».

Muy afectado, el estilista Ramiro Fernández relataba su último encuentro con Luis José de Ávila hace apenas unos días y, además de su aprecio como «amigo del alma», destacaba que «fue un grande de Oviedo, del Principado también, pero sobre todo de un Oviedo que conocía por todos sus poros. Un hombre amigo de sus amigos que no comía un solo día en casa, disfrutaba con la gente que quería a mesa y mantel y que siempre buscaba la concordia entre todos por encima de las diferencias. Somos muchos los que lo queremos y lo vamos a echar de menos».

El rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda, se sumaba a las muestras de condolencia, evocando su etapa como jefe de prensa de la institución y manifestando que «fue un gran conocedor de la sociedad asturiana, de la que siempre hacia un inteligente y certero análisis del que no se escapaba la Universidad de Oviedo, a la que siempre prestó una atención y un cariño especial». Mientras, el presidente del Principado, Adrián Barbón, utilizaba su cuenta en una red social para recordar al periodista: «Siento muchísimo el fallecimiento de @Linotipia (el nombre de su perfil). Cada artículo suyo en su blog era una delicia de interpretación de la sociedad asturiana y el debate político. Tuve la suerte de tratarlo y disfrutar de su conversación. Mi más sentido pésame».

Sus compañeros de profesión, a través de un comunicado conjunto de la Asociación de la Prensa de Oviedo (APO) y el Colegio Profesional de Periodistas de Asturias, trasladaron sus condolencias a la familia de Luis José de Ávila, a quien definen como «maestro de generaciones de periodistas» y afirman que, «con su marcha, se pierde un referente de la comunicación, que supo adaptarse a los cambios que las nuevas tecnologías han ido marcando el día a día de nuestra profesión». En el escrito recuerdan también «su colaboración y compromiso con la APO hasta los últimos años» y su fidelidad al oficio de informar, ya que «nunca dejó de escribir y, pese a proceder de la vieja escuela del periodismo de las rotativas, se adaptó perfectamente a las nuevas tecnologías y continuó dando noticias y titulares desde su blog y, por supuesto, desde Oviedo, donde una calle recuerda su nombre».

Desde la distancia geográfica y la cercanía emocional, otros colegas como el corresponsal de TVE en Bruselas José Ramón Patterson evocaban el trabajo compartido en el desaparecido diario 'Región': «Siempre lo recordaré socarrón, burlón y relativizándolo todo. 'Los mineros de El Fondón, preocupadísimos', decía cuando llegabas a la redacción con lo que a ti te parecía la exclusiva del año (...). Aquellos mineros están hoy un poco más huérfanos. Y yo, que siempre creí que Luis José era inmortal, también. DEP».

Su hija Pilar agradecía las innumerables muestras de cariño: «Nos sirven para constatar que nuestro padre fue una buena persona, alguien que supo dejar huella en todos los que lo conocieron, que disfrutó mucho de su profesión, de la amistad y de la vida». La representante de la familia del querido periodista señalaba «el orgullo» que sentían «al escuchar cómo los compañeros que comenzaron con él» les referían «todo lo que aprendieron a su lado y cómo les ayudó. Todo esto lo estamos recibiendo ahora, aquí, de todos los que lo recuerdan como un gran amigo y un gran colega. Sin duda él, estaría encantado hoy viendo el trajín de gente que ha venido e interesándose por cada uno, como siempre hacía».

Luis José de Ávila recibirá el último adiós hoy, a las 13.45 horas, en la capilla del Tanatorio Los Arenales, dejando el recuerdo imborrable de una de las figuras más importantes del periodismo asturiano de los últimos cincuenta años.