Alarde vocal y fiesta navideña

No había huecos en las butacas del Teatro Jovellanos para poder ver el concierto del grupo The Golden Gate Quartet. Y no era para menos. Esta banda es leyenda dorada del góspel desde sus inicios en los años 30 y anoche hizo entender a los asistentes el porqué de tanta fama. Los cuatro miembros actuales del grupo, Frank Davis, Michael Robinson, Paul Brembly y Terry Francis, siguieron durante su concierto la estela que los precede y el público no tuvo más remedio que rendirse ante un derroche melódico que mezclaba doo wop, soul, poo y R & B, en los temas de su nuevo álbum 'Music is ???' y en sus clásicos, claro. Aunque hayan pasado ochenta y cinco años desde su nacimiento -el grupo se ha renovado varias veces-, el cuarteto mantiene la misma fuerza de la que hacían gala los fundadores de la formación, cuando cantaban aquellas experimentales canciones no solo en la iglesia, sino también entre amigos, en una barbería estadounidense.

Asistentes de todas las edades aplaudieron cada canción y se dejaron llevar, olvidando dónde estaban, para perderse entre las melodías que, cada año, marcan en el Jovellanos la llegada de la Navidad musical. El espectáculo comenzó con Luis Manjarrés, coordinador y presentador del ciclo, alabando la información de EL COMERCIO que anunciaba el concierto. Tras dar paso al cuarteto, recibido ya con un gran aplauso, la fiesta comenzó con 'Soon will be done with the troubles of this world'. «Es un placer cantar para ustedes. Ya que llega la Navidad queremos ofrecerles algunos de los clásicos de The Golden Gate Quartet», se presentaron.

'Nobody knows the trouble I've seen' precedió a un aplaudidísimo repaso a sus canciones de siempre. «Celebramos 85 años de vida, estamos muy contentos», dijeron antes de afrontar 'The Golden Gate Quartet 80 years', grabada en 2014. Un auténtico espectáculo vocal a capela que, sin olvidarse de lo suyo, tiene guiños hasta al hip-hop. «El cambio es posible», dijeron antes de denunciar las desigualdades en el mundo y atacar 'Change'. Después vendrían 'Run on', 'The end of my journay' y poner el teatro patas arriba con 'When the saints go marchin' in', con el público ya en pie, aplaudiendo y animando a los intérpretes, que les brindaron un animado 'Rock my soul'. A estas horas ya hablábamos de comunión, al ritmo de 'Didn't it rain', 'Jesus he loves you', 'Blind Barnabas', 'Only believe'... Y de cada canción trataban de extraer un mensaje que lanzar al público. Al final, éxtasis navideño al ritmo de 'Children, go where I send you', 'When Jesus was born', 'Silent Night' y otras. Ovación eterna.