Bodegón de Luis Meléndez, un óleo de 1772. Fotos: Metropolitan museum of art (met)
Culturas

Joyas asturianas en el corazón de la gran manzana

El Metropolitan de Nueva York guarda obras de Carreño Miranda, León Escosura y Luis Meléndez, pero también fotos de la Cámara Santa de Oviedo y hasta una gaita

M. F. Antuña

Gijón

Viernes, 5 de abril 2024

Es uno de los grandes museos del mundo y presume de viajar alrededor de él a través de 5.000 años y 490.000 obras ... de arte. El Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el Met que se asoma a Central Park, tiene entre esa ingente cantidad de historia y belleza obras que conducen a Asturias, que remiten a autores aquí nacidos, a príncipes de esta tierra y a nuestro pasado.

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Cabría preguntarse cómo pudo llegar a esa magnífica colección una preciosa cucharilla de finales del siglo XIX que se conserva como un souvenir de Gijón. Dibuja una suerte de sello en un extremo y una estampa del Muelle de la ciudad al otro. Una joyita de trece centímetros en metal y plata que fue un regalo de Sir William H. Redding en memoria de su esposa en 1902.

Retrato de Fernando VII con 16 años, cuando era Príncipe de Asturias, realizado por Francisco de Goya en óleo sobre lienzo.

Maravillosa es una cruz procesional fechada entre 1150 y 1175 que se exhibe en la Quinta en la Avenida. La ubica el museo en una iglesia a «cincuenta millas de Oviedo». Pero aunque no concreta su lugar de origen se trata de la cruz de San Salvador de Fuentes, en Villaviciosa, que ya volvió a Asturias para ser expuesta años atrás. Muestra a Jesús coronado y flanqueado en los extremos de la cruz por la Virgen María y San Juan. Tiene una altura de casi un metro y una anchura de 48 centímetors este fino trabajo realizado en metal, plata con madera y gemas que fue una donación al museo de John Pierpont Morgan en 1917. Así dicho poco aporta el nombre de este banquero y coleccionista de arte estadonidense que vivió entre el XIX y el XX, pero fue él quien fundó J. P. Morgan.

Obviamente, la plástica está muy presente en este museo neoyorquino, que cuenta con obras de León Escosura, Carreño Miranda y Luis Meléndez, entre sus nutridos fondos que abarcan todas las disciplinas artísticas.

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Del barroco avilesino que fue pintor de cámara de Carlos II se conserva un precioso dibujo de San Andrés del siglo XVII, así como estudios para la realizacion de una pintura de la Asunción de la Virgen en el mismo periodo temporal. Igualmente figuras de monjas y un precioso estudio para realizar un Ecce Homo. Carreño Miranda tiene también más al norte de Manhattan obra, esta vez sobre lienzo, en la Hispanic Society of America.

Óleo de León Escosura, 'Auction Sale in Clinton Hall, New York', 1876.
Esta cucharilla de finales del siglo XIX es un souvenir de Gijón.
Cruz del siglo XII procedente de San Salvador de Fuentes, que fue propiedad del fundador de J. P. Morgan.
Estudio de Carreño Miranda, h. 1665-75, para un Ecce Homo.
Armadura del Infante Luis, Príncipe de Asturias (1707-1724).

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Pero volviendo al Met, Luis Meléndez está también presente. El pintor del XVIII que si bien nació en Italia tiene su origen en Asturias como su apellido revela e hizo toda su carrera en España, está considerado uno de los grandes autores de bodegones y es precisamente uno de ellos, fechado en 1772 y titulado 'La merienda' el que está en el museo, expuesto en la galería 641. Un óleo sobre lienzo de un formato medio que formaba parte de la Jack and Belle Linsky Collection, con casi cuatrocientas obras de arte, donada en 1982 al Met.

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El siglo XIX fue el que habitó el ovetense Ignacio de León y Escosura, pintor, anticuario y coleccionista que pasó su infancia en Infiesto y de quien el Met cuenta con un par de dibujos y un óleo. Retrata este último una estampa neoyorquina, ciudad a la que viajó y a la que dejó como legado esa obra, que el propio artista regaló en 1883 al museo.

Se halla entre sus fondos una colección de fotografías del francés Juan Laurent, que fueron captadas en torno a 1860 en la Cámara Santa y retratan el dorso de la Cruz de Pelayo.

Gaita asturiana de finales del siglo XIX. MET

Pero quizá lo más curioso, lo que más llama la atención, es la presencia entre sus colecciones de una gaita asturiana. «Esta gaita de boca, de la segunda mitad del siglo XIX, es una gaita asturiana con un zumbido y una flauta melódica», explica el museo. Y esta es su singular historia hasta llegar al Met: «Este instrumento fue comprado en 1904 a Ad. Gutsche en Berlín. En el verano de ese año, Mary Elizabeth Brown mantuvo correspondencia con Gutsche, quien escribió que esta 'gaita española' fue construida alrededor del año 1868 (...) Está hecha de boj y tiene un tubo melódico. Está cubierta con una bolsa roja, color común en las primeras gaitas del Occidente Ibérico, atada con cordones marrones y adornada con una banda tejida y con pompones rojos y amarillos. La culata de la pipa melódica está cubierta con una franja negra y los drones están adornados con borlas azules». Explica el museo que estas decoraciones se siguen utilizando día de hoy.

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Hay un intangible en el legado asturiano en este museo y no es otro que la presencia como patrono de Plácido Arango desde principios de los noventa, que lo fue también del Museo del Prado y del Museo de Bellas Artes de Asturias. Fue el astur mexicano un mecenas del siglo XX que falleció cuatro años atrás y cuya vinculación con el museo neoyorquino permitió en los ochenta la llegada a España de John Brealey, el restaurador que lavó la cara a las Meninas y que abrió las puertas al magnífico departamento de restauración con que hoy cuenta la gran pinacoteca española. Ese legado se conserva en la memoria.

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