El arte español de la colección Masaveu despliega toda su singularidad, belleza y poderío en Madrid
La Fundación María Cristina Masaveu abre una muestra inédita con presencia de autores asturianos como Navascués, Luis Fernández y Camín
Apabullante es el viaje al arte del siglo XX español que propone la Fundación María Cristina Masaveu Peterson en su sede de Madrid que, a ... través de una selección de obras que forman parte de la colección Masaveu, a la que se unen algunas de la propia fundación y del presidente de la misma, Fernando Masaveu, revela una mirada muy concreta, única y poderosa sobre creaciones pictóricas y escultóricas de nombres tan mayúsculos como los de Pablo Picasso, Juan Gris, Tàpies, Anglada Camarasa, Sorolla, María Blanchard y Antonio López.
El periplo que ha trazado para la ocasión María Dolores Jiménez-Blanco, la comisaria, no ha querido ser cronólogico sino narrativo de esa mirada personal que, como apuntó en la presentación, es siempre una colección privada. Es un autorretrato de quien la compuso con mimo. Y esta estampa es personal y universal, y lo que es más importante, inédita. Si bien algunas piezas sí se han expuesto ya, este viaje a través de un centenar de obras por una de las colecciones de arte privado más importantes de España no se había visto antes. Y resulta extraordinario ese recorrido que comienza con las vanguardias históricas, con Picasso, María Blanchard, Juan Gris, que continúa con un Sorolla de gran formato, Gutiérrez Solana e Isidro Nonell en una sala con hueco para un asturiano ilustre como es Magín Berenguer, que se detiene después en obras claves y emblemáticas, «y de gran calidad», en palabras de la comisaria, como las de Miró, que comparten sala con otro asturiano ilustre que hizo carrera en París como es Luis Fernández, de quien se muestran tres óleos y una selección de dibujos, porque tiene el papel sala propia, que muestra artistas como Maruja Mallo, Benjamín Palencia y de nuevo Picasso.
Merece mención propia la obra de gran formato de Dalí, 'Assumpta Corpuslaria Lapislazulina', de 1952, que mira al realismo desde el surrealismo y conduce a la de Antonio López, con su estampa de Madrid Sur, su cuarto de baño y el Membrillo que bautiza la película de Erice, y de ahí al informalismo de Juana Francés, Rafael Canogar, el asturiano Luis Feito, y el canario Martín Chirino, también artista muy vinculado a Asturias, como Eduardo Chillida, con una magnífica escultura en madera de gran formato mostrando toda su envergadura en el centro de una de las salas.
Genovés, El Equipo Crónica, Sempere o Palazuelo encuentran su lugar en una exposición que dedica sala propia a Miquel Barceló, con tres obras de gran tamaño poniendo textura y color a una ruta que concluye cuando se acercan los años noventa y se detiene en piezas de autores como Juan Muñoz, con quien, de manera alegórica y literal se baja la persiana a la muestra.
En ese viaje que lleva por título 'Arte español del siglo XX. De Picasso a Barceló', hay una parada especial en Asturias. Además de los autores citados y con ellos Manolo Calvo y Joaquín Vaquero Palacios, se unen Orlando Pelayo, José María Navascués y Joaquín Rubio Camín. Tiene sala propia el arte asturiano para mostrar así la conexión de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson y la propia colección con el Principado. Están ahora mismo esos tres, pero la idea es que los creadores asturianos vayan rotando en la muestra que permanecerá abierta al público hasta el 20 de julio. Lo confirmaba ayer, feliz con el resultado y la satisfacción de las primeras miradas, la directora de la Fundación, Carolina Compostizo, que asistió a las presentaciones de la mañana y a la inauguración oficial con autoridades que se celebró durante la tarde a la que asistió el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida.
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