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El hermoso arte de rejuvenecer

Un curso aborda la restauración del patrimonio cultural asturiano en La Laboral

JESSICA M. PUGA

Jueves, 14 de junio 2018, 16:43

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Los años no pasan en valde. Desgarros, pérdida de color, golpes y roturas son algunas de las pruebas de que el paso del tiempo marca la vida de las obras de arte. Los restauradores tienen en sus manos la tarea de devolver el esplendor a obras antiguas o, simplemente, deterioradas. Durante el mes de julio, la Laboral es el lugar en donde el arte se lava la cara para restarse años y retomar su aspecto primigenio. En el recinto gijonés, se celebra hasta el 22 de julio la I edición de los cursos de verano en restauración del patrimonio cultural, bajo la dirección de Andrés Bolagnos.

La sala de trabajo la nutren obras de Enrique Segura y Alfredo Truán y una escultura en fibra de vidrio de Carmen Castillo, todas ellas piezas cedidas por instituciones como la galería Van Dyck, la iglesia de Casares (Quirós) o por coleccionistas privados y los propios autores.

La tarea de 'rejuvenecerlos' la tienen una docena de alumnos, estudiantes o ya titulados de restauración y procedentes de toda España e, incluso, de Argentina. Ante ellos, obras de arte contemporáneo, pintura, escultura y arqueología. «En habitual encontrar formación encaminada a trabajar con obras antiguas, aunque con los recortes cada vez haya menos. Es mucho más difícil encontrar cursos para restaurar obras más actuales. Aquí lo hacemos todo», explica Bolagnos.

El taller es un no parar. Máscarilla a mano porque su uso es casi constante y un arduo trabajo por delante en el que el más mínimo error podría ser fatal. Por eso, el análisis previo es básico y, lo primero que se hace cuando una pieza entra en el taller, es documentarla y comprobar qué necesita. A partir de ahí, toca saber cómo arreglarla porque no todas las piezas son iguales.

La idea es que cada alumno pueda trabajar sobre dos obras diferentes, correspondientes a la especialidad que eligieron de las cuatro que pone a su disposición el curso. El arte contemporáneo está representado con nombre propio, el de Alfredo Truán, pues una de sus obras está sobre la mesa del trabajo.

«Tras la limpieza y las pruebas iniciales, ahora estamos consolidando los lugares que tenían riesgo de desprendimiento de la capa pictórica», explica Laura D'aloisio. Cerca de ella, Ruth González reintegra con pigmentos al barniz y micas dorados un marco de una pintura de Enrique Segura, que posteriormente tendrá que tensar para entregársela como nueva a su propietario.

Alba Hevia es la representante de arqueología y tiene entre manos la reconstrucción de una probeta, a imitación de lo que podría encontrarse en las prácticas de este sector que comenzará próximamente en el Castillo de Gozón. «Mi trabajo es como un puzzle; tras limpiar, tengo que unir las piezas para ver cómo encajan, despegarlas y reconstruir las que faltan», explica.

La práctica no está reñida con la teoría y, aunque estos días en la Laboral primer la 'praxis', los supuesto y el conocimiento no ocupan lugar. De esta parte, además de los profesores, se encargarán expertos en el sector. Clara González Fanjul, restauradora del Museo de Bellas Artes de Asturias; y David Pello, coordinador del FabLab, son algunos de los nombres que completarán la formación de los cursos.

El objetivo de estas tres semanas de trabajo es que los alumnos puedan enfrentarse por sí solos a todo el proceso de restauración que pueden necesitar las obras, desde la recepción de la misma hasta el informe final, sin olvidar que es también muy importante conocer la ciudad para saber dónde buscar piezas. Antes de terminar, informe con todos los cambios y entrega al cliente del resultado final.

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