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La 'bailahora' Teresa Vilches, que bailaba las señales horarias en el escaparate de Cornión.
El arte que llena en mitad de la noche

El arte que llena en mitad de la noche

Gijón vuelve a consolidar con éxito absoluto la apertura nocturna de galerías y centros de cultura

PACHÉ MERAYO

Sábado, 27 de septiembre 2014, 00:30

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El sol rondaba las calles, todavía sosteniendo resquicios de verano y el día ya se llamaba noche. Noche Blanca e interminable. Noche de éxitos rotundos y de llenos absolutos. Pocos tan sonoros logra el arte como los de ayer en Gijón con esta convocatoria conjunta y generosa en actividades que cumplió tercera cita y empezó a asomarse ya a las siete y media de la tarde. A esa hora todos culminan preparativos, pero Cornión ya ofrece programa. Primera propuesta: 'Aureliografía', una «aureliopedia», firmada por Juan Carlos Gea y Gonzalo Suárez, hijo del pintor del que se recorre vida y milagros creativos, Aurelio Suárez. Media hora después la fiesta estalla en todos los rincones. En el cogollo urbano doce espacios abren las puertas de par en par. Pero también hay actividad sobre el verde de las afueras. En ATM Altamira Cristina Ferrández y David Herguedas invitan al espectador a reflexionar sobre la evolución del medio natural que escenificaban sobre las paredes. Su exposición se mantenía abierta hasta las dos de la madrugada. Hay quien acudió a la apertura y tenía previsto regresar para el cierre. Mientras, el resto de la Noche Blanca va circulando cerca de la playa. En Espacio Líquido, donde también se extiende la cita hasta hoy mismo, el que visita, se convierte también en actor. Uniendo fuerzas con Mediadvanced, permite regresar al origen de la fotografía con un circuito que tuvo multitud de seguidores. Observan la escena extraordinaria las imágenes de Manuel Ballester, en Espacio Líquido, y de Irene Cruz, en el estudio de diseño, mientras se sucede una obra de danza-teatro y los asistentes toman un cóctel, se prepara la música y se reparten dulces de 'Frambuesas en el mar'.

Sin salirse de la influencia de ese mar, el Arte de lo Imposible también pone notas en directo en torno a la obra de Silvia Papas, que recupera las formas del pop. Para entonces están cerca las nueve de la noche y Miguel Mingotes llama a filas desde el escaparate de Cornión para que los asistentes a su performance se ordenen como en un teatro. Conseguido el objetivo entra en la librería-galería y pinta en la luna del cristal un nombre: Teresa Vinches. Es la identidad de una «bailahora» o, lo que es lo mismo, una mujer que baila las horas. Con ayuda de Pablo Basagoiti, compañero de fatigas en sus últimas aventuras, Mingotes pone en marcha un montaje sonoro que permiten a la «bailahora» cumplir su misión con cada señal horaria. Repite función a las diez.

Entre tanto, Vladimir da por abierta su exposición de pinturas, y el propio Mingotes se convierte en «radiólogo», interpretando las «radiografías pintadas por José Arias». Las carcajadas no cesan en la calle, que no es la única donde el arte desborda los interiores. A pocos metros, en Propuestas y también en Van Dyck, la actividad es imparable, como la noche. Se nota puertas adentro y afuera. Visita guiada por las obras de Gordillo y de Salvador Montó, que cuelgan en sus paredes. Una de ellas se reserva para una videoproyección de Cristina Ferrández que hace doblete en el programa. Jazz en directo y magia sirven para cerrar con un espectáculo del equipo que dirige Aurora Vigil Escalera su propuesta para la Noche Blanca.

Sin un solo minuto para el descanso la ruta sigue. Esta vez en Adriana Suárez, que muestra lo último de Izaskun Escandón, piezas que «exploran los límites de la imagen audiovisual y su relación con la creación de imágenes mentales». Visitada la coqueta sala de la calle de la Merced, no cabe más dirección que acudir a los dos espacios de Gema Llamazares. Su escaparate vuelca luz sobre la calle del Instituto, repleta de adeptos a su programa. Dentro pone la nota Sarah Rashines. Es la segunda cita musical de la noche. Todavía vendrá otra más entre el salmorejo marinado de Nuria González y las esculturas, collages y vídeos de David Martínez Suárez.

Van nueve visitas y quedan cinco. Siguiente parada, LaSalita. En su interior también música. Ahora suena un violín, luego tango, después flamenco y en un rato una muestra de teatro. En torno a la fiesta, Pilar Salas Barceló muestra su proyecto 'Hilvanando recuerdos'. En Cimadevilla también hay celebración nocturna. Litografía Viña mantiene hasta entrada la madrugada un concierto de estampaciones en directo y otro de cuerda, además de una exposición con acción de Carmela Berrini. Y envolviéndolo todo, el cine en sesión continua. Muy cerca, en el Museo Jovellanos, 'Shirley: visiones de una realidad', un bello homenaje cinematográfico a Hooper. En las Termas, 'La cueva de los sueños olvidados', de Herzog, y en el Centro de Cultura Antiguo Instituto, también en bucle 'Der lauf der Dinge. Y hasta el Colegio de Arquitectos se suma a la fiesta y deja abierta su sede hasta la medianoche con una exposición de Héctor Jacome y Luis Parades.

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