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Ana, Alicia, Carmen, María y Gracia (hablando) Suárez Botas con Montserrat López, Fernando Martín y Lucía Peláez.
El legado de Juan Botas ya es cosa pública

El legado de Juan Botas ya es cosa pública

En los 80 se inició la relación del ilustrador afincado en Nueva York con la Fundación Municipal de Cultura que ahora culmina con la custodia pública de su obra

M. F. ANTUÑA

Miércoles, 30 de diciembre 2015, 00:24

Todo empezó en los ochenta. Ayer Gracia Suárez Botas recordaba un día de verano en la que su hermano Juan narraba en la comida su encuentro con Jorge Fernández León, entonces al frente de la Fundación Municipal de Cultura. A Juan Botas, nacido en Gijón en 1958 y emigrado a Nueva York para hacer de la ilustración y el diseño su vida, le sorprendió el interés por su obra y por lo que se cocía al otro lado del charco en ese universo creativo. Y así se inició la relación del artista con los gestores culturales de su ciudad, que se concretaría en la exposición 'Pásate por mi estudio' en 1987, en la realización de un cartel para el Festival Internacional de Cine, en el diseño de un logo de la Fundación Municipal de Cultura y en otros proyectos más.

Aquellos felices ochenta llenos de proyectos y colaboraciones dieron paso a unos noventa menos fructíferos, a la enfermedad y la muerte temprana del hombre que lo mismo bordaba un desnudo que una tauromaquia, que hizo de sus cuadernos de viaje auténticas obras de arte, que creó decorados para la MTV y diseñó carátulas de discos. En 1992 el sida se llevaba a Botas en Manhattan. Pero quedaba su obra. Y por su expreso deseo, buena parte de ella debía pasar a formar parte de la colección permanente de los museos de Gijón. Él mismo lo dejó escrito y su albacea, Fernando Martín, y sus hermanas -Ana, Alicia, Carmen, María y Gracia- cumplieron su voluntad. En 1999 su herencia artística, formada por más de 300 dibujos, ilustraciones, cuadernos y bocetos, pasó a manos municipales en depósito. Ayer se oficializó la donación.

El Museo Casa Natal de Jovellanos fue el lugar elegido para formalizar el traspaso de toda esa herencia a propiedad municipal. En la misma sala que desde el verano se expone 'La plenitud del instante', la concejala de Cultura, Montserrat López, mostró públicamente el agradecimiento por la generosidad del artista y su familia. Rememoró López la trayectoria artística de Botas, que se formó en Nueva York y trabajó allí junto al mítico Milton Graser y dejó constancia de su ingenio en publicaciones como 'The New York Times' o 'Vogue', por citar sola algunas. Una peripecia vital y profesional que él mismo ha dejado impresa en papel a través de esa biografía ilustrada que es su legado, que le sitúa en los escenarios vitales de Nueva York, Puerto Rico, Madrid, Marruecos y Gijón. Pero más allá de reiterar lo sabido y lo obvio, López quiso hacer público el compromiso de «custodiar y mantener vivo este legado», sobre el que se está trabajando ya en una tesis doctoral y que pronto estará completamentamente digitalizado y disponible online.

En nombre de la familia, Gracia Suárez Botas recordó la relación que su hermano tuvo con su ciudad, que concluye ahora con el cierre del capítulo que ha llevado su obra a la colección permanente municipal. Se abre ahora otro que habrá de continuar apostando por la difusión «de la obra de un gijonés universal» a través de la colaboración con otras instituciones culturales, entre las que citó el Museo de Bellas Artes de Asturias.

En el proceso que ha llevado a la titularidad pública del legado de Botas tras quince años en depósito ha jugado un papel fundamental Fernando Martín, amigo del artista y albacea, también presente en el acto, junto a Lucía Peláez, quien recordó el trabajo realizado para llegar a este punto por Jorge Fernández León y Pilar Lafita. El objetivo de futuro, el mismo en el que se lleva años trabajando: una mayor proyección de la trayectoria artística de Botas.

Para ello será fundamental contar con más espacios expositivos en los que mostrar la colección permanente. Por esa razón, en la boca y en la mente de todos estuvo ese futuro museo de Gijón que permitiría dar oxígeno a unos fondos municipales que si bien no crecen en los últimos años a través de adquisiciones, sí lo hacen a través de donaciones y depósitos. «Animamos y agradecemos este tipo de iniciativas», subrayó Peláez.

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