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Miguel Mingotes posa en la exposición que se presenta en el Arcu Atlánticu.
Miguel Mingotes toma el Muelle con sus 'coses'

Miguel Mingotes toma el Muelle con sus 'coses'

Construidas con una «fina mezcla de memoria afectiva, identidad playa y humor», resumen nueve años de colaboración periódica

PACHÉ MERAYO

Domingo, 24 de julio 2016, 00:45

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Un Quijote, tocado en montera picona por el mismísimo Valle, sobre mensaje de la Mancha. Un Darwin solemne que hace versículo con la evolución del lenguaje. «Los años no pasan en balde», escribe Mingotes bajo su barba. Unas sardinas que microrrelatan la historia de un veterinario: «Abrió la lata de sardines. 'Nada que hacer', dijo». Son esas 'Coses míes', que son cosas de Miguel Mingotes. Las que saltan cada sábado a las páginas del 'Culturas', el suplemento de EL COMERCIO, y ahora salen del papel periódico para hacerse un lugar en la calle. Les 'Coses' de este singular y finísimo cronista de la realidad, que se define hijo de Joan Brossa y de su poesía visual, se exhiben dentro del Arcu Atlánticu. En mitad del Muelle. En la Carpa de las palabras. Justo entre los libros y la zona de conferencias y debates donde se habla de letras y otras cosas. Cosas como los pequeños poemas para mirar de Mingotes. Él mismo habló ayer de ellos y de la singular percepción de la realidad con la que les da forma.

Los que se pueden contemplar, resumen nueve años de colaboración semanal con este periódico. «Entre las más de 500 imágenes y mensajes que ya se han publicado he escogido 15», dice, asegurando que el criterio tiene que ver con la «propia identidad del Arco Atlántico. Es decir, con la industria, el folclore, la gastronomía y la cultura de Gijón». También con el clima. No falta la lluvia en sus poemas. 'Tromba' titula uno, que reza bajo una ventana llovida «Pasará el tiempu. Y alguno dirá ya llovió». La mar está por partida doble porque, según Mingotes, «somos un barco». Un ancla arañada sobre arena negra abre la exposición, construida como sus propias piezas «con una fina mezcla de memoria afectiva, identidad playa, poesía y humor».

Los poemas visuales, colgados a modo de cuadros sobre la pared, se podrán ir a casa con los visitantes, que se pueden llevar uno en formato de marcapáginas.

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