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A la izquierda, dos de las creaciones de la artista Elena Rato. Sobre estas líneas, las piezas en la exposición organizada en la galería Arancha Osoro de Oviedo. FOTOS: MARIO ROJAS
Bajo la exaltada piel de la calma

Bajo la exaltada piel de la calma

Elena Rato expone en la galería Arancha Osoro sus 'manchas' expandidas

KAY LEVIN

Sábado, 29 de junio 2019, 01:36

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Del caos al sosiego hay un paso y, a veces, solo un trazo. O una mancha, en cuyo vasto interior se contienen formas orgánicas que parecen moverse, rebasar el lienzo, apoderarse de la escena y expresar la relación entre el espacio y el tiempo en ese impasse en el que la armonía torna en anarquía y viceversa.

Es la sensación que reina en la exposición 'Estudio sobre colapso y calma', de la artista Elena Rato Tascón (Noreña, 1979), que estará en la galería Arancha Osoro hasta el domingo 7 de julio. En este local de Oviedo las piezas «se convierten en una instalación pictórica en sí» al establecer un diálogo con el espacio expositivo, afirma la autora, ya que no se limitan al cuadro, sino que «intervienen directamente en el mural», para el cual trata de crear estas pinturas de forma específica, pensando en esa interrelación posterior entre ellas y con el sitio mismo. Un estilo en el que las formas huyen de quedar «estancadas» y se expanden, con esas manchas o «marañas», como las denomina Rato, que se desarrollan de una manera autónoma, geométrica y sutil, rebasando su confinamiento conceptual en un planteamiento narrativo influenciado por el pop art, el 'hard edge', la tradición tachista y la fuerza del expresionismo alemán. Unas bases con las que se acerca al expresionismo abstracto, y que crea utilizando, además, las nuevas tecnologías con la intervención digital de estas obras. Las ideas a las que se refiere el título, comenta la artista, vienen de «una situación vital» que se manifiesta entre «la exclusión y el internamiento, simulando ser pintura y expresión a la vez», según comenta. Un juego de contrastes que queda plasmado a través de varias capas trabajadas sobre cada una de las piezas, que se funden tras la revisión digital. En este proceso, las pinturas «empiezan y acaban, se recuperan, varían y se yuxtaponen», explica, en una paleta de colores que va desde los tonos más llamativos, destacando el rosa y el amarillo iridiscente, a fondos más apagados, entre ocres y oscuros, en los que las figuras ensambladas «se distorsionan, se desmembran, o se expanden», dejando ver a través de ellas las diferencias superpuestas.

El desarrollo artístico de sus creaciones puede observarse desde la elección de materiales, como el óleo y el sustrato plástico, dándole un cariz distintivo y personal a la muestra. Rato contagia esa sensación de desdoblarse que dibujan sus marañas, que en 'Estudio sobre colapso y calma' transgreden los confines del marco, como buscando un más allá, otro sentido a su existencia. Se alargan, retuercen y rizan como si estuvieran vivas, llegando casi a experimentar un síncope. Sin embargo, esas tensiones se deshacen al abrirse al resto del escenario, donde reina la calma. Una forma de difuminar el presente y sostener la atención del espectador, por la atracción del conflicto vital que cristaliza en los cuadros y la tranquila facilidad con la que podrían escapar, tanto los visitantes como las visitadas, en esta ilusoria contradicción.

Una exaltación de la extraña coherencia que marca una época en la que las relaciones persona a persona y persona a objeto están dominadas por el intermediario tecnológico y, aún así, son presas de la angustia ante la única realidad común: la propia mortalidad.

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