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Una de las piezas de Amador Rodríguez que se exponen en la muestra del Valle. FOTOS: ARNALDO GARCÍA
Camín, Amador y Beissel, juntos en el Valle

Camín, Amador y Beissel, juntos en el Valle

El museo gijonés abre con esta exposición conjunta un ciclo para mostrar sus colecciones | 'Presencia-ausencia' busca recordar el legado de artistas fallecidos con piezas pertenecientes a la Fundación

PABLO A. MARÍN ESTRADA

GIJÓN.

Lunes, 6 de mayo 2019, 01:44

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Tres nombres fundamentales de la escultura contemporánea española de la segunda mitad del siglo XX: Amador Rodríguez, Christa Beissel y Joaquín Rubio Camín protagonizan la primera exposición de la serie 'Presencia-ausencia' con la que la Fundación Museo Evaristo Valle busca mostrar y recordar las obras de destacados creadores ya fallecidos que atesora su colección. La selección inaugurada ayer reúne una treintena de piezas de los artistas, unidos por su pertenencia a una misma base generacional y también a una similar concepción estética: la del «arte como afirmación», en palabras del crítico Francisco Zapico, que presentó la muestra.

El experto y patrono de la Fundación desveló que el título de la serie de estas exposiciones: «No es un oxímoron nostálgico. Presencia y ausencia se unen para generar un tercer concepto que sería la presencia de una ausencia», ya que, explicó, las piezas que se van a reunir en cada nueva entrega fueron realizadas «por artistas que ya no están físicamente entre nosotros aunque sí su obra, pero no nos recreamos en esa vocación nostálgica, sino en algo más directo como es seguir la recomendación del Consejo Internacional de los Museos (ICOM) que considera a las propias colecciones de los museos como lugar uterino de conservación y trinchera desde la que reconquistar la pureza, la dignidad y la salud del terreno que estamos perdiendo en el mundo actual».

En ese contexto situó Zapico la visita guiada a esta primera muestra que tendrá lugar el próximo sábado 18 de mayo con motivo de la celebración del Día Mundial de los Museos. Respecto a los autores que abren la serie, el crítico afirmó que podrían definirse con tres características: «Sensualidad, imaginación y razón». De Amador Rodríguez apuntó que lo específico en él era su «manejo de lo bello y lo inteligible. A partir de un razonamiento geométrico elemental llega al silencio y a las cotas más altas del constructivismo». La poética de Joaquín Rubio Camín, en cambio, sería «la intuición, una herramienta muy esquiva que él usa a la perfección. Tenía la capacidad además de moverse desde lo más abstracto hasta lo más concreto y como Amador se recreaba tanto en el vacío como elemento constructor de la escultura como en la masa».

Por similares coordenadas circula también el arte de Christa Beissel, quien utiliza «un argumento de Simone Weill : todas las cosas tienen la capacidad de ser intermediarias unas con respecto de otras y eventualmente todas ellas con respecto a Dios. Esa es la profundidad de toda su escultura». Francisco Zapico reivindicó la calidad de los tres artistas, «que si perteneciesen a otro ámbito en lugar del asturiano serían considerados como grandes». Esa es la razón por la que «se sacan para que estén aquí».

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