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Fernando Fueyo, en su estudio de Avilés. MArieta
Fallece Fernando Fueyo, el «pintor de cámara de los árboles» que fusionó arte y naturaleza

Fallece Fernando Fueyo, el «pintor de cámara de los árboles» que fusionó arte y naturaleza

Ilustrador, ecologista y divulgador, su obra «única» fue premiada en múltiples ocasiones y viajó por medio mundo

aida collado

Martes, 4 de enero 2022

Muchas veces, el dibujo que hacemos de nosotros mismos tiene poco que ver con la realidad. Y menos aún, con lo que los demás perciben de nosotros. Pero si había algo que se le daba bien a Fernando Fueyo era reflejar la naturaleza, la esencia misma de la vida y de las cosas. Así que demostraba para describirse el mismo tino que su siempre certero pincel. Decía este asturiano de los que nacen fuera de Asturias (concretamente, en el Valle de Arán, en 1945) que se había convertido en «el pintor de cámara de los árboles». Y a su muerte, ayer, a los 76 años, nadie fue capaz de discutir este título que le llegó tras «muy largo viaje» y décadas de empeño en cumplir honrosamente su autoimpuesta obligación como «embajador del bosque en la ciudad».

Parte de su infancia transcurrió en Parres, de donde era su abuela y donde desde pequeño empezó a trabar su relación de amor con la naturaleza. Un amor que le duraría toda la vida. El oriente asturiano le unió a esta tierra y a grandes amigos como Roberto Hartasánchez -presidente del Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas)- o el periodista Benigno Varillas, fundador de la revista 'Quercus', donde Fueyo publicó los dibujos que le hicieron ganar una importante popularidad en el mundo naturalista de los años ochenta. Tuvo estudio en Gijón, aunque después se instaló con sus lienzos y sus pinceles en Avilés, donde permaneció hasta el final y donde echó raíces pese -o gracias- a sus mil viajes.

Quienes le querían y ayer lloraban su muerte siempre recordarán a «una persona muy cercana, con esa forma de ser especial de los artistas que los demás solo podemos admirar», en boca del profesor honorario de zoología de la Universidad de Oviedo, Carlos Nores. A un pintor «excelente», «con oficio» y una amplia trayectoria.

Su vida y su obra son indisolubles. Va aquí un pequeño resumen de la segunda: Fueyo fue autor de la imagen gráfica de numerosas campañas de protección medioambiental y autor de diversos libros sobre naturaleza, el último 'El País del Abeyeiro', firmado junto a Alberto Uría Moreno y publicado en 2018. Colaborador de medios de comunicación escritos y radiofónicos desde hace años, ha investigado al quebrantahuesos en Turquía y Nepal, el ecosistema humano, botánico y animal del Parque Nacional de Zakouma en Chad, la flora y la fauna de la garganta de Olduvai (Tanzania), los yacimientos pleistocenos de Pinilla del Valle (Madrid) o Burgos, siendo pintor de cabecera de los yacimientos de Atapuerca. Ha expuesto su obra en Japón, en media Europa y en toda España, ha ganado el Premio Internacional de la Sociedad Científica de la Ciencia y la Ilustración en dos ocasiones así como el de la Sociedad Geográfica Española.

Otro de sus grandes amigos, el alcalde de Illas, Alberto Tirador, lamentaba anoche su pérdida, poniendo en valor «el legado artístico tan importante que nos deja» y esa «fusión de arte y naturaleza que le hacía único».

Los linces, los quebrantahuesos, «ya no tendrán quien les mire y refleje como Fernando lo hacía». Pero no se limitan a su capacidad para retratar el alma de los animales las muchas bondades de «un auténtico hombre del Renacimiento», que dedicaba incontables horas a la música y la lectura.

Hasta qué punto era especial lo explica Tirador: «No se limitaba a hacer retratos. Para pintar un árbol tenía que entenderlo. Lo miraba durante horas, con distintas luces. Tenía que sentir las cosas para pintarlas, era un artista entregado de verdad a la creación». Y a los demás, tal y como recuerda el regidor, que se alió con Fueyo para la puesta en marcha de una escuela de arte y naturaleza, «en la que realizó un trabajo intenso y precioso con los niños».

Pese a la enfermedad que le acompañó en sus últimos años, siguió trabajando y creando. Hace pocos días, había estado en Canarias presentando un cuadro de un almácigo. Siempre se mantuvo activo y nunca se dejó intimidar por la carga de ser considerado uno de los mejores pintores e ilustradores europeos de naturaleza. Conservacionista y divulgador, sería un pecado olvidar mencionar que también era poeta, de verbo oportuno y preciso, siempre acompañado de aquella mirada suya tan personal que trasladaba a una obra delicada.

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