Juan Fernández Álava: «Quería que el montaje aquí fuese un acto creativo»
El pintor castrillonense expone en la sala gijonesa Espacio Local su último proyecto artístico: 'How do you think it feels?'
El pintor Juan Fernández Álava (Piedras Blancas, 1978) toma el título y primer verso de una canción de Lou Reed: 'How do you think ... it feels?' para nombrar la exposición individual que cuelga hasta el próximo 21 de febrero en la sala gijonesa Espacio Local, una treintena de obras, la mayoría dibujos a carbón sobre papel y tres óleos sobre lienzo, que invitan a reflexionar sobre los lazos afectivos y cómo influye en las relaciones con los demás la imagen proyectada hacia afuera de nosotros mismos: «Un traje flexible que decidimos ponernos y, por tanto, puede otorgarnos más o menos amplitud de movimientos», tal como escribe el propio artista en el texto que acompaña la muestra. En él, afirma que las piezas expuestas «hablan, quizás, de los vínculos que nos unen y de cómo nos afecta esa unión».
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El resultado se puede contemplar «como una pieza única», desvela a este diario Fernández Álava, para quien «el montaje ha sido determinante, porque hago una instalación con todas estas obras. Es una especie de mosaico en el que estos dibujos han ido saliendo y con un componente de retrato generacional de gente más o menos joven. Son figuras que remiten de alguna manera al silencio y algunas al ensimismamiento, pero un ensimismamiento de gente que se piensa a sí misma», asegura.
Y pese a esta condición de personajes contemplativos, su autor subraya cómo se refleja «la importancia que para mí tiene el vínculo entre las personas y entre éstas y el resto de cosas en el mundo: animales, naturaleza... Por eso he intercalado algún paisaje. Es algo que a mí me interesa y lo trato sin darle muchas vueltas al coco», señala, para añadir que «no suelo partir de ideas fijas que luego desarrollo. Es el hecho de pintar libremente y tratar de ser honesto el que después hace que las obras empiecen a contar lo que quieren y escapan, en ese sentido, a lo que yo pueda controlar».
El montaje, tal como señala el artista, ha jugado un papel esencial en la propia exposición, como es habitual en su trabajo: «Acostumbro a ir con más obras de las que voy a colgar y en este caso hice lo mismo: llevé más dibujos y cuadros de los que sabía se iban a quedar finalmente para que el montaje fuese también un acto creativo en el que se tomaban decisiones». Es por eso que «los dibujos no están en ningún eje ni en cuadrículas, sino aparentemente salpicados en tres paredes, un poco a la manera en que los adolescentes colocan los pósters en sus habitaciones. Para mí era importante que hubiese ese movimiento y una cierta fluidez, que la mirada pueda saltar de una obra a otra o detenerse en algunas», revela.
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Es un modelo similar al que expuso el pasado verano en el Museo de Bellas Artes. «Sabía que quería hacer esto y que igual que funcionaba en un museo podía funcionar aquí, una sala que además invita a entrar sin complejos y sin la cohibición que a veces producen otros espacios. Eso hace que la gente conecte más rápidamente con la obra», expresa el pintor, que confiesa su especial ilusión por colgar en Local su primera muestra individual.
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