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El Museo Reina Sofía compra en Arco una obra de Sahatsa Jauregui a la galería gijonesa ATM
Es la primera vez que la pinacoteca madrileña adquiere una pieza a una sala asturiana. También se hizo con dos obras del pintor gijonés Armando
Ana Ranera y Miguel Lorenci
Gijón
Jueves, 7 de marzo 2024, 01:00
Arco empezó ayer con buen pie para la galería gijonesa ATM. La feria de arte contemporáneo sonrió en su primera jornada a la sala gijonesa que hizo historia, al convertirse en la primera galería asturiana que vende una obra al Museo Reina Sofía. Concretamente, la pinacoteca madrileña compró una pieza de la brasileña Sahatsa Jauregui de grandes dimensiones. Y no fue esta la única buena nueva para nuestra región que se produjo ayer en Ifema. También el Reina Sofía adquirió dos obras, a la sala madrileña The Goma, del pintor gijonés Armando, fallecido en el año 2002.
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Según explicaba Diego Suárez Noriega, el director de ATM, se trata de «un artista muy oculto que ya formaba parte de colecciones importantes», pero que hasta ahora no tenía su hueco en la pinacoteca madrileña. «Es impresionante que forme parte de su colección porque se va a construir un relato maravilloso de alguien que desarrolló con mucha honestidad un trabajo muy potente», incidía Suárez Noriega, antes de especificar que se trata de dos pinturas, realizadas en los años cincuenta y sesenta.
A estos reconocimientos, se suma la compra –por parte de la Colección Kells– de la obra del asturiano David Martínez Suárez. Son muchas buenas noticias en el comienzo de esta feria, en la que también estuvieron presentes otros asturianos como Avelino Sala e Irma Álvarez Laviada. Sus obras se codearon con las de 206 salas, que fueron testigos del inicio de una edición que se feminiza y despolemiza.
Un 43% de los artistas presentes este año son mujeres, hay muchas creadoras jóvenes y otras veteranas recuperadas, reivindicadas y confrontadas a los grandes maestros de las vanguardias, que siguen marcando los precios más altos en una feria en la que priman la pintura y la cordura y se esquiva la locura. Esta cita, que por primera vez se celebra en marzo, añora además a su fundadora, Juana de Aizpuru, ausente de un certamen que rehuye la polémica con piezas como un Miró de 3,3 millones de euros o un Calder de 2,9.
Todas esas piezas las contemplaron ayer los Reyes al inaugurar una cita que celebra el pujante y oceánico arte caribeño, con la descolonización como telón de fondo. Y, bajo esa premisa, priman estos días el entusiasmo y las grandes expectativas para la mayoría de los galeristas, que desempolvaron su vieja reivindicación de reducir el IVA del arte del 21% adecuándolo a la normativa europea.
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Además, Arco coincide por primera vez con el Día de la Mujer (8-M) y ha cedido la programación del foro a la fundación Mujeres de las Artes Visuales (MAV), muy crítica con la baja presencia de creadoras en las ediciones previas. Esta es la más igualitaria. Las creadoras el año pasado fueron un 37,3% y hace un lustro apenas rozaban el 19%. Maribel López, directora de la feria, aspira a la paridad, que aún es un desafío. «Pero las promesas de calidad se han cumplido», se reivindicó.
Sin piezas incendiarias, lo más controvertido es una obra de hace 41 años: 'Manuel', un canto al amor homosexual que exhibe José de la Mano. La firma Rodrigo Muñoz Ballester, Rodrigo, y se presenta como la «primera escultura gay». Ya se vio en Arco en 1983. «Causó tal revuelo que muchos exigieron su retirada. Fue un escándalo maravilloso», dice el artista de su desnudo. A la venta por 80.000 euros, no había ayer ofertas por la pieza, que halló comprador fuera de la feria en 1983, y que ahora ha sido censurada por Instagram, que suspendió las cuentas que la mostraban.
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En esta edición en clave femenina, De la Mano abre la brecha del arte gay y rescata a la canaria Maribel Nazco activa e «indomable» debutante en Arco a sus 86 años, madre de tres hijos y que exhibe sus piezas junto a las de las fallecidas Aurèlia Muñoz y Lola Bosshard, cuya obra ha perseguido De la Mano desde que supo que la valenciana «decidió tirar todos sus cuadros a la basura» antes de volver a Suiza. Cosas del genio.
Por su parte, la inteligencia artificial tiene una presencia discreta. El artista Daniel Canogar ofrece en Max Estrella 'Efulgence' y 'Scroll'. Cuestan cada uno 40.000 euros, y surgen «de algoritmos generativos».
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