Un museo virtual que abre Asturias a nueve mundos

Se trata de un museo que alberga un museo. Escalable y trasladable a otras localizaciones. Esa es una de las novedades del proyecto, que mezcla realidad aumentada, realidad virtual e inteligencia artificial. Para despejar posibles dudas, la responsable asegura que «no es un videojuego, es cultura». Y lo es porque cuenta con seis grandes artistas internacionales que han creado un universo propio con cada obra y que juntos «forman una cosmología», destaca Fernández Granada. En el pabellón virtual del hotel se concentran nueve metaversos inmersos en otras tantas esferas ingrávidas dedicadas a la muestra –los de los seis artistas y tres más dedicados a ponencias– y que componen mundos individuales diferentes. Marisa Müsing (Canadá), Wendi Yan (China), Cachito Vallés (Sevilla), Joseph Pierce (Londres) y los colectivos Machina Infinitum (Italia/Dinamarca) y Lamworld.s (Madrid) son los nombres escogidos por la gijonesa para dar forma a un proyecto que nace de su pasión por las tecnologías y las artes, además de su imaginario personal: «Soy de la generación de Matrix, de ahí me viene la narrativa».

De la ciencia ficción a la realidad hay solo un paso y esta creación es buena muestra de ello. «Hemos empleado tecnología avanzada y el resultado ha sido muy poético. La mente de la gente joven tiene una narrativa espectacular», cuenta Fernández Granada, quien confiesa que cuando vio el resultado definitivo casi se echa a llorar.

De todas maneras, pese a que el proyecto completo –incluso el pabellón en el que trabaja la gijonesa dentro del Hotel CAEaCLAVELES, que fue Premio Asturias de Arquitectura (estudio Roldán+Longo)–, haya sido desarrollado con alta tecnología, el componente humano es y será esencial. «A donde no llegan las máquinas, sorprendentemente llega la mente creativa del ser humano», comenta la artista, también dueña del hotel. El referido pabellón fue diseñado con cálculo computacional por Ignacio Revenga y el software inmersivo de realidad aumentada es hijo de la startup Maedcore, con sede en Madrid.

La muestra es tecnología y arte en estado puro y, por supuesto, respetuosa con el medio ambiente. En un enclave protegido como es gran parte de la zona costera del oriente asturiano, «esto es como traer un ovni», explica Fernández Granada con una risa nerviosa. Un ovni que, sin embargo, suma y no resta belleza al paraíso natural en el que está enmarcado. No deja de todas maneras de ser «una mezcla muy potente» de dos mundos, que es buscada y provocada y que responde al hilo conductor de la exposición: los universos cyborgs.

Conceptos como el horizonte cyborg, el de sucesos o la zona de incertidumbre atraviesan las distintas creaciones artísticas de los seis autores. La coincidencia de la mayoría de ellos se encuentra en el desdibujamiento de las fronteras entre la ficción y la realidad. Entre la vida terrenal de la Asturias más natural y una sociedad cada vez menos lejana en la que la computación y la tecnología ocuparán los lugares más comunes de nuestra vida diaria. Una comunión que la promotora prevé «muy bonita precisamente por ese choque».

«Sin ánimo de lucro, solo de investigación», para algunos de los afortunados que han tenido la oportunidad de dejarse llevar por los mundos y universos de los artistas el espectáculo ha sido como un premio. Concretamente, para un grupo de visitantes que se pasó por el hotel y a quienes Fernández Granada tuvo a bien mostrar el proyecto. Ellos le trasladaron su más que positiva impresión y le aseguraron que «es más espectacular que la de Pompeya», la exposición de realidad aumentada que se encuentra en el centro de creación contemporánea del Matadero de Madrid. Una propuesta que tampoco sería posible sin el incombustible y en ocasiones altruista trabajo de todos los que componen, más que un equipo, un mapa de talentos.

La escalabilidad de ‘Forma, emoción y ética en los horizontes cyborg’ es la mayor apuesta de la promotora, que «no quería que se convirtiera en algo que sólo disfrutase yo».