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M. F. ANTUÑA
GIJÓN.
Sábado, 13 de abril 2019, 02:56
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Frecuentó todos los ámbitos de la fotografía Mario Pascual Alonso (Sama de Langreo, 1927-Rioseco, Sobrescobio, 2012). Lo mismo disparó sobre paisajes y espacios industriales, que retrató a pintores, escritores, artistas, mineros, campesinos y pescadores. Dejó su huella documental y su valía artística, su impronta propia, en miles de negativos que están ya perfectamente custodiados por la fototeca del Museo del Pueblo de Asturias, que continúa así su crecimiento imparable. Su archivo fotográfico acaba de ser donado al espacio cultural gijonés por sus familiares y con él, miles de imágenes que son historia reciente de Asturias y que abarcan un periodo que va desde 1959 hasta el año 1995.
Negativos en blanco y negro y color componen el legado de Mario Pascual, que comenzó su carrera siendo un crío junto al fotógrafo y pintor José Antonio Fernández Martínez 'Wanker' y que en el año 1954 abrió su primer estudio en la calle Dorado de Sama. Luego trasladaría su sede y abriría en La Felguera y Oviedo.
Reconocido por su trabajo como retratista de estudio y en celebraciones, no se quedó ahí, porque también encontró su camino en la fotografía industrial. Siguió con su cámara obras realizadas por Hidroeléctrica del Cantábrico, Moncabril, Construcciones Mecánicas, la fábrica de Loza San Claudio o Duro Felguera, entre otros.
Pero es que, además, fue un artista comprometido e innovador, siempre relacionado con movimientos intelectuales y artísticos. No solo colaboró para la revista 'Gaceta ilustrada', que se editaba en Barcelona, sino que también trabó amistad con creadores como Eduardo Úrculo, con quien llegó a exponer de forma conjunta en Madrid y Oviedo. El uno mostraba sus pinturas; el otro, sus instantáneas. Claro que también se le pusieron a foco numerosos artistas, no solo en Asturias, sino también en Madrid. José Luis Aranguren, Dolores Medio, García Hortelano, Gonzalo Torrente Ballester, Juan Antonio Bardem, Gabriel Celaya, Lauro Olmo, Alfonso Sastre, Antonio Saura y Paulino Vicente son solo algunos de ellos.
Fue Mario Pascual maestro de otros fotógrafos. Por su estudio pasarían profesionales que acabarían estableciéndose por su cuenta mientras otros siguieron con él hasta su jubilación, como sucedió en el caso de Rubén Herrero. Era, igualmente, Estudio Mario un lugar al que acudían profesionales y aficionados para revelar y positivar sus imágenes y para adquirir artículos fotográficos.
Si todas las instantáneas tienen valor per se, quizá las captadas en la época de finales de los años cincuenta y los sesenta lo sea especialmente. Mineros, campesinos, gitanos, ancianos en asilos, enfermos en hospitales, pueblos y suburbios se dejan ver en un tiempo de beligerancia obrera que auspiciaba momentos de cambio económico y social. Su cámara, vinculada al documentalismo social, captó entonces de forma realista la vida cotidiana, con el compromiso siempre presente, con una mirada muy personal y subjetiva, con la denuncia latente en cada enfoque.
Sus imágenes son historia reciente de Asturias y, de manera muy especial, de la cuenca minera que tan bien conocía. Y por esa razón algunos de sus negativos, captados en los años sesenta en los concejos de Langreo, San Martín del Rey Aurelio, Siero y Cangas del Narcea, se harán papel para formar parte de una exposición sobre la minería asturiana que se inaugurará en mayo en el Museo del Pueblo de Asturias.
Con este nuevo fondo fotográfico, se estima que son unos 150.000 negativos que recogen el día a día de la cuenca del Nalón a lo largo del siglo XX los se conservan ya en el museo gijonés. Valentín Vega, Lorenzo Cabeza y Eladio Begega tienen su trabajo a buen recaudo en la fototeca asturiana. A ellos se les une ahora Mario Pascual.
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