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Sobre estas líneas, Violeta Monreal. A la derecha, la doble página dedicada a El Greco y la guía de tamaños del libro.
Los que más pintan en los 200 años del Prado

Los que más pintan en los 200 años del Prado

La ilustradora asturiana combina la creación con el juego en un volumen pensado para que los niños se acerquen al arte Violeta Monreal recoge en un libro infantil los «dieciséis imprescindibles» del museo

AZAHARA VILLACORTA

Viernes, 8 de febrero 2019, 00:22

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Una de las pinacotecas más importantes del mundo está de cumple y, para celebrar su bicentenario, la ilustradora ovetense Violeta Monreal acaba de publicar un delicioso álbum con el que quiere acercar a los más pequeños de la casa, a partir de los ocho años, al mundo del arte y lo ha titulado '16 cuadros muy, muy importantes del Museo del Prado'. Porque si algo tiene claro esta autora que transmite pasión por lo que hace es que la formación artística «debe ser una piedra angular en la educación de cualquier niño».

Con textos de Óscar Muinelo y publicado por la editorial Bruño dentro de su colección 'Saber más', el libro arranca con unas breves pinceladas sobre la pinacoteca madrileña. Curiosidades como que «su primer catálogo no lo hizo ningún historiador, sino el conserje del museo, Luis Eusebi», allá por 1819, y que en él aparecían «las trescientas once obras que poseía en ese momento». O como que «harían falta veinticinco museos como el del Prado para poder mostrar todas las pinturas que se conservan en sus almacenes».

Y, a partir de ahí, empieza una aventura que llevará a pequeños y mayores por dieciséis joyas del arte que cuelgan de sus paredes. O, en palabras de la propia Monreal, «por esos cuadros que, si solo dispusiésemos de pocos minutos, deberíamos ver sí o sí». Empezando por 'La Anunciación' de Fra Angelico, que la ilustradora reinterpreta, como el resto de las obras, «sin caer en la infantilización, siempre tratando de ser lo más fiel posible a los originales».

Para ello, la asturiana -que también organiza talleres artísticos- utiliza una peculiar técnica en la que trabaja con diferentes tipos de papeles, a los que aplica tijeras, cutter o sus propias manos, para después pasar al trabajo con el ordenador.

«Cada cuadro te pide un tipo de papel», cuenta Monreal. Y, así, por ejemplo, el fragmento elegido de 'El Jardín de las Delicias' de El Bosco le reclamaba papeles vegetales, transparentes, mientras que el miedo, la desolación, la resignación y la rabia que Goya capta en 'Los fusilamientos' y que cierran este volumen demandaban la rugosidad del cartón.

En cuanto a la selección, Violeta Monreal reconoce no resultó nada fácil. Y, al final, entre los cuadros elegidos, figuran algunos incuestionables como 'Las meninas' de Velázquez junto a otros que «resultan especialmente fascinantes a ojos de los niños» como 'La lucha de San Jorge y el dragón', firmada por Pedro Pablo Rubens.

Lo acompañan nombres excelsos del arte como como Durero, Rafael, Tiziano, El Greco, Rembrandt, Ribera, Murillo... Y, entre todos ellos, el 'Retrato de Isabel de Valois' firmado por una de las pocas pintoras representadas en el Prado: Sofonisba Anguissola. Una artista que «tuvo muchísimo éxito mientras vivía, pero tras su muerte fe injustamente olvidada para la historia de la pintura», escribe sobre ella Óscar Muinelo, el encargado de plasmar en el libro datos curiosos sobre cada obra y sus respectivos autores.

Pero, «para que cada cuadro resulte todavía más apasionante para los niños y, en lugar de pasar rápidamente las páginas, vuelvan sobre ellos, de manera que se les queden fijados en la retina», Monreal ha ideado un juego que consiste en esconder cinco objetos en cada obra que los pequeños detectives tendrán que ir descubriendo.

Un unicornio en 'La Virgen con el Niño' de Rogier Van der Weyden, una espada en 'El paso de la laguna Estigia' de Joachim Patinir o un saltamontes en el 'Florero' de Jan Brueghel el Viejo.

Y, aunque «los descubren rápidamente', entre las páginas finales del volumen están las soluciones, además de una galería de tamaños que les servirá para poner los cuadros en perspectiva.

Aunque lo ideal, según esta autora que se pasaría la vida captando el detalle, «sería una visita al Prado con el libro para ir comparando las ilustraciones con los originales». Todo un planazo para festejar como se merece el año del bicentenario.

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