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José Ángel Mañas. e. c.
José Ángel Mañas: «Sí hubo en España una aldea irreductible, y esa fue Numancia»

José Ángel Mañas: «Sí hubo en España una aldea irreductible, y esa fue Numancia»

El autor madrileño presenta este viernes en EL COMERCIO.es (19.30 horas) 'El Hispano', una novela histórica de aventura

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Jueves, 17 de diciembre 2020

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Numancia sitiada, hispanos y romanos, amor, héroes, traición y aventuras en una lucha sin cuartel por la libertad. Eso es lo que nos espera en la última novela de José Ángel Mañas (Madrid, 1971). Invitados quedamos a vivir el asedio y caída de Numancia, la aldea irreductible española, a través de las vicisitudes de un héroe ibérico, Idris el numantino, en 'El Hispano', novela que presenta este viernes en el Aula de Cultura de EL COMERCIO (a las 19.30 horas).

–'El Hispano' narra el asedio y caída de Numancia, ¿por qué Numancia? Creo que su padre tiene mucho que ver.

–Mi padre escribió una biografía en los 80 sobre Eduardo Saavedra, quien descubrió la ubicación de Numancia e hizo las primeras excavaciones, y en mi casa se hablaba mucho de Saavedra y Schulten, que hizo un estudio monumental sobre Numancia. Eso me provocó curiosidad y en un momento dado, cuando mi editor me planteó, después de 'Conquistadores de lo imposible', que hiciésemos una novela histórica, elegí Numancia. Entre la documentación de mi padre había unas cartas entre Saavedra y Schulten, un material muy atractivo, que me daba pie para novelar.

–Hay, entonces, un vínculo emocional con la historia.

–Siempre es importante, cuando cuentas una historia, que haya algo que te toque personalmente y te atraiga, y a mí el tema de Numancia siempre me ha atraído. Al mismo tiempo, es una gran historia que, sin embargo, no la hemos tratado suficiente. Hay algunos textos, como la novela de José Luis Corral, por ejemplo, o la obra de teatro que escribió Cervantes, pero son pocos.

–Una historia, esta de Cervantes ('La Numancia' o 'El cerco de Numancia'), muy poco conocida por el público.

–Sí, es muy poco conocida. Durante la invasión francesa se volvió a interpretar y también durante el asedio de Madrid por las tropas franquistas, cuando Alberti hizo una versión muy graciosa, algo todavía menos conocido, en la que, de repente, los romanos pasaban a ser italianos en la Guerra Civil. Yo siempre he tenido la sensación de que era una historia muy potente que no se ha explotado si la comparas, por ejemplo, con lo que hacen los franceses con los galos. Sabemos cómo son los galos, pero, en cambio, ¿cómo son los arévacos, los numantinos o los celtíberos? No tenemos una imagen cultural definida. La aldea gala de Asterix no existe, pero en España sí hubo una aldea irreductible y esa fue Numancia.

–Quizá nos hemos acostumbrado a leer y ver ficciones de héroes de otros países como, por ejemplo, los vikingos, pero cuando pensamos en héroes españoles, parece que nos echamos para atrás.

–Es verdad y son iguales. 'Numantinos'. Podría ser una serie como 'Vikingos'.

–Estaría muy bien…

–Lo estaría y hay algún proyecto, pero, bueno… Estas cosas siempre son complejas.

–Y a la hora de enfrentar esta novela, ¿qué parte ha pesado más, la ficción o la histórica?

–Las dos. Son mitad y mitad. Yo pasé por la facultad de Historia y tengo una cierta noción y sensibilidad para ello. Al leer la novela, se aprende mucho porque he procurado que los detalles sean exactos, pero también es una historia de aventuras con un héroe, Idris el numantino, un personaje con el que estoy muy contento. Tiene aventuras previas al asedio y las va a tener después, cuando haga la segunda parte. Me gustaría que fuera como los típicos héroes españoles: el Capitán Trueno, Jabato, Capitán Alatriste, el Lazarillo… Grandes héroes ibéricos.

–¿Más nuestros?

–Sí, porque hay tendencia a no trabajar el material propio, no sé por qué razón, y es tan bonito como cualquier otro. Desde el punto de vista histórico, Numancia fue de gran importancia, el último núcleo de resistencia, y los romanos se lo tomaron muy en serio. De hecho, Escipión, que era el mejor de los generales de Roma en ese momento, llevó el título de numantino.

–Ha dicho que va haber una segunda parte…

–Sí, soy muy productivo y me gustaría. Idris es un personaje a seguir y quiero continuar con él. He dejado muchos espacios a rellenar, sin explotar del todo, espacios de sombra, para sacar más de él en una hipotética segunda parte, pero eso depende del tiempo y de que funcione.

–El asedio de Numancia es uno de los acontecimientos más mitificados de la Historia de España, que la mayoría creemos saber, leyendas incluidas. ¿No le dio miedo enfrentarse a una historia así?

–Es verdad que la gente sabe cómo acaba, pero esa es la gracia, que aun sabiéndolo es muy sorprendente lo que van a leer. Juegas con eso. Lo importante es no caer en lo previsible y generar sorpresa. Pese a los conocimientos previos de la historia, el lugar o los sucesos, los elementos ficcionales van a sorprender. Monto a su alrededor una historia muy bonita con amor, aventuras…

–Fuera de las leyendas, de la mitificación del hecho, ¿qué significa Numancia?

–Un mito fundacional de la identidad española. Ha tenido mucho peso la resistencia numantina. Nos gusta decir aquello de que los romanos tardaron 200 años en conquistar la península y, hoy en día, somos tan herederos de Numancia como de Roma. Eso es muy bonito porque esa hibridez nos hace empatizar con todas las partes. Es una buena perspectiva para recuperar la historia.

–Esta es su tercera novela histórica, ¿dónde está más cómodo, en el género realista o en el histórico?

–No me gusta elegir. Me veo más como los directores de cine; como Ridley Scott, que hace 'Blade Runner' o 'Gladiator', va saltando y, de repente, te hace una sobre gánsteres. Tengo esa cultura más de cine, donde no nos choca cambiar de género. Son compatibles.

–En literatura, en cambio, parece que hay que especializarse y no salirse del género elegido.

–Así es, pero yo no me identifico con eso. Tenemos a Flaubert, que primero hizo 'Madame Bovary' y después fue 'Salambó'. Y como él, muchos otros. Son complementarios. De vez en cuando me apetece meterme en temas diferentes. Me gusta un tema, empiezo a bucear en él, lo estudio y, al final, escribo sobre ello. Me interesa tanto el pasado como el presente.

–Para terminar, después de todas las novelas que ha escrito y su trayectoria, en las presentaciones siempre se menciona 'Historias del kronen', como si fuera su apellido. ¿Esto qué le parece? ¿Está harto, le gusta, le da igual, agradecido?

–Es normal. Hay una novela, en mi caso fue la primera, por la que se me conoce, que ha tenido más calado y repercusión, y que forma parte del imaginario de la España de los años 90, a la que le tengo que estar muy agradecido. Y esa primera, creo que es una muy buena primera novela. Después he producido textos de calidad bastante superior, pero gracias a ella he podido dedicarme a escribir.

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