Borrar
Los coros y las coreografías tienen una gran importancia en esta zarzuela.

Ver fotos

Los coros y las coreografías tienen una gran importancia en esta zarzuela. PABLO LORENZANA

El Campoamor se rinde a 'El barberillo'

Una goyesca y colorista representación del primer título de la temporada de zarzuela entusiasma al coliseo

RAMÓN AVELLO

OVIEDO.

Viernes, 28 de febrero 2020, 00:16

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Algunas expresiones y giros de 'El barberillo de Lavapiés', la zarzuela de Francisco Barbieri con libreto de Luis Mariano de Larra, se popularizaron en el castellano. Frases castizas como «salud, dinero y bellotas», «el gobierno está en un tris» o «los mismos perros con diferentes collares» proceden del libro de esta cima de la ópera cómica española. Ayer, después de bastantes años de ausencia en Oviedo -la última vez fue hace doce años, en una versión furibundamente anarquista y con indudable garra teatral ideada por Calixto Bieito-, regresó este barberillo madrileño, para inaugurar la XVII Temporada de Zarzuela de Oviedo. El público aplaudió continuamente y se puede decir que salió encantado de la representación, elogiando especialmente los aspectos coreográficos y el vestuario, convertido prácticamente en primer elemento de la escena.

En la zarzuela es habitual trasladar la escena a otras épocas, justificando ese cambio por razones de «acercamiento», o para hacer más creíble la trama. Por eso, cuando se respeta, como ayer, la atmósfera del libreto original de Larra, estamos de enhorabuena. Es lo que ha hecho el director de escena Alfredo Sanzol en esta producción del Teatro de la Zarzuela. Se respeta el ambiente dieciochesco universalizando rasgos de la vida española que llegan hasta nuestros días.

A finales del XVIII, la aristocracia que velaba por el pueblo, pero sin el pueblo. A finales del XIX, época de Barbieri, eran los arribistas de la política los que dirigían el cotarro frente a lo que entonces se llamaba «el común» y ahora «la gente». Y, actualmente, es la clase política endiosada, la que gobierna frente a los ciudadanos. Indudablemente, todo ello se refleja bien en este 'Barberillo'.

Sanzol combina en la escena movimiento y vestuario con unos paneles neutros y móviles que contrastan con la vivacidad coreográfica de bailes, abanicos y, sobre todo, vestidos.

En ese contraste entre un elemento abstracto como son los paneles y ese mundo goyesco ideado por Alejandro Andújar cobra especial importancia la iluminación de Pedro Yagüe.

Miquel Ortega, al frente de Oviedo Filarmonía y la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo, entresaca ese colorismo tímbrico y folklórico contenido en la partitura. El ritmo interno de la zarzuela, la claridad los tiempos y cierta viveza realzan el papel protagonista de la orquesta.

Aquí tenemos que mencionar la rondalla Orquesta Langreana de Plectro, muy lucida en la famosa 'Jota de los estudiantes'.

La Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo es uno de los pies del festival de zarzuela ovetense. Lleva veinticinco años con una colaboración imprescindible, sobre todo cuando el coro asume, como es el caso de 'El barberillo', una importancia capital en la música y en la escena.

El coro cantó muy bien, siempre afinado. Se movió también muy bien, ya que actúan muchos concertantes, y, especialmente, fue muy aplaudido en el famoso coro de mujeres 'Coser y cantar', todo un himno al camisón.

De los solistas, el barítono Borja Quiza como 'factótum' de la obra, recrea a un barbero Lamparilla de indudable atractivo. A Borja le acompaña la voz, especialmente en las seguidillas 'En el templo de Marte vive Cupido', y el movimiento, la actuación, construyendo un personaje vital, simpático y con ese fondo castizo tan apreciado en la obra.

Cristina Faus interpreta con una buena vocalidad musical y simpatía escénica a Paloma, la costurera y novia del Barbarillo, confidente de La Marquesita del Bierzo. Le falta, para hacer que su papel sea sobresaliente, un poco de sentido castizo. Es una Paloma muy fina. Como diría Barbieri, «tié poca ropa», pero cantó muy bien.

En 'El barberillo' hay una dicotomía entre el Madrid de majas y manolos, representado por Paloma y Lamparilla, y la aristocracia que adopta la moda castiza, pero sigue siendo aristocracia, representada por Estrella, La Marquesita del Bierzo, y Don Luis. Musicalmente, los números protagonizados por la aristocracia son generalmente «serios» y de aliento belcantista.

María Miró, como Estrella, estuvo muy correcta musicalmente, pero un poco forzada cuando recita en verso. Y, finalmente, el tenor Javier Tomé como Don Luis de Haro, un poco limitado en tesitura. Pero lo sobresaliente de este 'Barberillo' es esa alegría, vitalidad y color que verdaderamente encandiló al público del Campoamor. No se lo pierdan.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios