«Soy de carácter 'repunantón'»
El actor Alberto Rodríguez tiene un verano cargado de bolos. El primero, este mismo jueves en el Jovellanos
Alberto Rodríguez (Mieres, 1972) hizo cuatro veces COU. Pero, al venir de la mili, consiguió aprobar y supo que lo suyo era la actuación. «De aquello hace veinte años. Y hasta hoy. Empecé en la escuela de teatro sin ningún plan y aquí sigo. Soy de clase proletaria y voy sin red, que es lo que le da el toque sexy a la vida, ¿no te parez?», pregunta este hombre que se confiesa vanidoso, que cambió la Cuenca por Gijón, que odia les pites («no puedo pa con elles»), al que la cabeza le trabaja a mil por hora y al que el 99% de los asturianos conocen de la tele. Algunos, incluso, cuando lo ven en persona, se atreven a decirle aquello de: «Pensé que eres más esto o más lo otro». A lo que él responde con otra interrogación: «¿Dígote yo lo tuyo?».
-¿Cómo se presenta este verano?
-Pues de Rodríguez, porque tengo a la familia pa Extremadura de vacaciones. Y, hablando de Rodríguez, acabo de dame cuenta de que me destiñeron los calcetos.
-¿Usted no descansa?
-No me lo puedo permitir. El día 19 tengo un espectáculo en el Jovellanos, 'Una historia de rock and roll', teatro con música en directo, y el día 21 oficio una boda.
-¿Cómo le dio por casar a gente?
-Empecé hace unos cuatro años. Una pareja de Avilés había tenido una situación vital límite y dijeron que querían hacer lo que les apeteciera el día de su boda y que les gustaba mi rollo de la tele. ¿Y quién mejor que un actor como yo, que te va a hablar de amor con el verbo preparáu?
-¿Y cómo son sus enlaces?
-Muy guays, porque hago una ceremonia customizada, totalmente personalizada. No hay dos iguales. Me entrevisto antes con los novios, les pregunto cosas y construyo una especie de homilía con detalles de sus vidas. Pero ye una ceremonia civil, con sus anillos y todo. No te vayas a creer que ye una charranada. Hay un protocolo de arriba abajo. Lo que pasa es que ye entretenido. Normalmente, en las bodas, la gente está mirando el móvil a ver cuándo acaban pa que empiece el cóctel y en las nuestras, no: lo pasan bien hasta llegar a la catarsis.
-Pero es que, además, tiene conciertos con su banda, los Blues Probes, y nuevo monólogo. ¿De qué va?
-Lo voy y a interpretar el día 22 en San Justo, Villaviciosa, y se titula 'El último heterosexual', pero es también un manual pa foriatos.
-¿Los heteros como usted están en peligro de extinción?
-Yo creo que sí. Y, además, pienso que, ahora mismo, la sociedad está tan avanzada que tenemos más bien poca cabida y que cualquier cosa que digamos puede ser malinterpretada.
-¿Y a los foriatos qué les cuenta exactamente?
-Pues coses como que en Asturies no hay verano. Yo haz 46 años que estoy en el mundo y nunca lu vi. No sé por qué la gente se asusta, porque toda la vida fue así. Días de sol, de esos que vas a la playa y no tienes que volver a les dos hores con una cistitis, hay cuatro. Y ya puedes llevar la rebequina, porque, en un momento dado, entra el Nordeste y garraste la muerte. Si yes foriatu, más, porque no tienes el cuerpo acostumbráu. Así que, cuando oigas a alguien decir «paez que ta refrescando», échate a temblar.
-¿A qué se dedica cuando no anda sobre un escenario?
-No la baldo. Soy muy vagu y, cuando no trabayo, doy una vuelta por ahí, le robo los andares a un paisano, escucho una voz que me gusta, leo un llibru, preparo lo siguiente... Y hay proyectos que no los digo porque, en esti oficiu, hasta que no están les coses cerraes, no les decimos porque danos un poco de perceguera. Somos supersticiosos con eso.
-¿Qué más es usted?
-Soy de carácter 'repunantón'. De los que te dicen: «Cagon ros. Ta lloviendo. Vaya mierda». Un insatisfechu. Y, cuando soy feliz, pienso que la voy a cagar. Si tengo curro toi enfadáu porque tengo curro, si no tengo curro toi agobiáu... Paso por distintos estados de agonía. Soy el perfecto representante de la paradoja del comediante, pero también soy 'repunante' conscientemente. Ye donde encuentro la gracia. De los que van a un bar y les jode que el de al lao tenga pinchu y no lu coma. Estoy pensando: «Como dé la vuelta, cómolu yo». Eses son les mis 'repunancies', una pequeña lucha diaria con la vida.
-¿Sus últimas vacaciones?
-En Huelva, con la familia, y paselo de puta madre. Al final, siempre hago lo mismo: salgo a correr por la mañana, intento nadar si hay una piscina... Alterno les dos coses porque, si no, máncome en la espalda. Toi mayor.
-No me diga que, además de jugar al baloncesto en su juventud, también es 'runner'. Como Pedro Sánchez.
-¡No, qué va! No soy 'runner'. Corro para poder comer pasteles sin remordimientos, porque soy muy llambión. Salgo a las 6 y media o las 7 de la mañana una hora y es mi momento de introspección. Voy muy despacio, no hago carreras. Y tampoco voy de fosforito ni exhibiéndome. Para mis cosas, soy bastante serio.
-¿Y es de salir a darlo todo o de quedarse en casina?
-Salgo menos que los Roper. Tengo un guaje de 18 años y una nena de cuatro, así que soy cinturón negro de parque.
-¿De la crisis de los cuarenta ya ni hablamos?
-Yo tengo crisis todas las primaveras. En Semana Santa, todo ye un Cristo, chica.