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Decenas de personas hacen cola para despedir a Lina Morgan.
Los madrileños despiden a su actriz más querida

Los madrileños despiden a su actriz más querida

Lina Morgan ha fallecido este jueves a causa de una neumonía que la aquejaba desde hacía varios meses

COLPISA

Jueves, 20 de agosto 2015, 19:00

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Los madrileños se han despedido esta tarde de Lina Morgan, cuyos restos mortales reposaban sobre el escenario del Teatro La Latina, lugar, hoy inundado de lágrimas, en el que la artista consiguió arrancar millones de sonrisas y cosechar otros tantos aplausos.

La actriz más querida por la gente de Madrid, por su condición de mujer fuerte y trabajadora y por su sencillez y humildad, ha fallecido esta mañana afectada por la neumonía que padecía desde hacía varios meses.

Los palcos del teatro que la vio crecer como intérprete hasta convertirse en la diva de la comedia, no hace tanto tiempo ocupados por su público y por su gente, albergaban hoy las coronas de flores que rendían homenaje a una de las artistas más insignes de este país.

Lina tuvo muy claro desde muy pequeña que quería ser actriz. Empezó su carrera artística a los trece años, cuando comenzó a forjarse, a base de mucho esfuerzo, su leyenda. Pronto, a los 16, ingresó en una compañía de revista que representaba sus funciones en el teatro del barrio que la vio nacer, La Latina. Lina Morgan trabajaba para ser la estrella del espectáculo, pero su estatura -apenas superaba el metro sesenta- no era una buena aliada en un género en el que las vedettes que 'valían' eran unos bellezones de largas piernas. No obstante, su lucha y entrega titánicas le permitieron abrirse paso hasta apoderarse del protagonismo sobre el escenario.

Ella no se consideraba una vedette, sino una actriz "no se si buena, mala o regular -dijo en una ocasión-, pero una actriz por encima de todo". Y el tiempo, encargado de situar a cada uno en su lugar, ha aclarado las dudas de Lina al respecto.

Ella reinventó el género de la revista y en sus funciones, el humor y el ingenio fue robándole sitio al espectáculo, que por otra parte, nunca dejó de estar presente.

Supersticiosa y resignada a las vicisitudes que conllevaba ser piscis, se definía a sí misma como una persona normal, muy trabajadora. Su único secreto para hacer reír era dotar a sus actuaciones de una sensibilidad que contagiaba al público y le hacía sentirse identificado. Y nunca se aburrió de una función. Y eso la gente lo apreciaba. Por eso hoy los madrileños se han acercado a despedirla, a pesar del sufrido calor que castiga a la capital de España esta tarde. "Lina era una persona muy buena, que ayudó mucho a la gente humilde y por eso he venido hoy a decirle adiós", explica un caballero -que diría Lina- que espera la cola para rendirle homenaje a la artista.

Ni vanidosa, ni modesta, era muy consciente de su talento y de sus aptitudes para la interpretación, reconocido por varios galardones y por encima de todo, por su público. Y eso que el papel de chula sabía interpretarlo. 'Pichi', aquel arrogante madrileño de acento castizo que los espectadores, sin duda, recordarán, da buena cuenta de ello.

Una gran pantalla, detrás de su féretro, recordaba los momentos más ilustres de la actriz y una inmensa corona agradecía esas mismas escenas que la reina de la carcajada -como gustaban algunos de llamarla- tuvo a bien brindar a su público. Hoy, aun recordando aquellas inolvidables secuencias y actuaciones, no se ven risas, tan solo flores, lágrimas y aplausos.

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