Borrar
Juan Diego, durante su encuentro con el público. CAROLINA SANTOS
«Hay que pelear y decir que la dignidad es lo único que tenemos y no se pisa»

«Hay que pelear y decir que la dignidad es lo único que tenemos y no se pisa»

Juan Diego llamó a la lucha e imitó a Franco durante un encuentro con el público en el que reconoció que llegó «a coger cariño» al niño que fue el dictador

AZAHARA VILLACORTA

GIJÓN.

Sábado, 17 de noviembre 2018, 02:14

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Juan Diego (Bormujos, Sevilla, 1942) es una leyenda del cine. Pero una leyenda de andar por casa. Y, ayer, recién llegado a Gijón para recoger el Premio Nacho Martínez, con la garganta algo tocada y paralizando el rodaje de una película de Netflix en el que anda inmerso, mantuvo un encuentro de más de una hora con su público que se saldó con un aplauso cerrado y sin fisuras. Un 'de tú a tú' en el que el actor que no necesita apellidos y acumula galardones recitó a San Juan de la Cruz, imitó a Franco, llamó a la lucha y admitió sentirse «emocionado» por un reconocimiento que le llega cuando ya no tiene nada que demostrar, abriendo la espita del sentimiento, el compromiso y el humor. Y demostrando, de paso, que esa y no otra es la pasta de la que están hechas las estrellas.

Sobre ser actor

«Este oficio es terrible y la suerte, fundamental»

Astro de un oficio -el suyo- en el que «el público es fundamental, al igual que la suerte, una gran aliada». Así que, en momentos de gloria, siempre se acuerda «de los que no están, bien porque faltaron demasiado pronto como Nacho o porque no consiguieron seguir en esto» pese a su talento.

«Un oficio en el que, cada vez que trabajamos, el público y la crítica nos hacen una evaluación», recordó. Y en el que casi siempre se aspira al teatro, porque «el teatro es todo, espacio y aire, mientras que en el cine menos es más y en la televisión apenas hay tiempo». Un curro «nada heroico» en el que «los premios casi nunca dependen de tus méritos, sino de que tengas un amigo en el jurado», bromeó.

La infancia en Bormujos

«De niño me di cuenta del poder de la palabra»

Aquella fiebre comenzó de niño, siendo aún 'Juanito', cuando su tío le pedía que le leyese en voz alta a Pemán y las crónicas de toros. «A pesar de las tonterías de Pemán, aquello me daba una sensación de poder. Del poder que tiene la palabra. Se hacía el silencio en toda la casa y sentía que crecía a medida que leía. Somos palabras. Estamos hechos de palabra».

Y aquel descubrimiento terminó cuajando en las tertulias del Café Gijón, al que llegó aquel chaval «de provincias» en busca de una oportunidad. «El Gijón era como esas plazas de pueblo donde los señoritos contrataban a los obreros». Y todo, en una época en la que «el país era una mierda, porque donde no hay libertad es imposible estudiar, ser, trabajar». Un tiempo «sin currículums y sin las herramientas impresionantes ni el potencial de conocimiento que tienen ahora actores y actrices». En el que el teatro «era de cartón piedra, algo que poco a poco se fue amansando. Yo hice la mili con María Guerrero», volvió a arrancar las risas del respetable.

La huelga del 75

«Se generó una dinámica progresista en la profesión»

La dictadura estaba en los estertores cuando le llegó la hora de la verdad y tuvo los arrestos de liderar, junto a Concha Velasco, la huelga de actores que, tan solo nueve meses antes de la muerte del dictador, puso contra las cuerdas a un régimen y a aquel sindicato vertical que regía a la fuerza la vida de todos los trabajadores.

«Hacíamos catorce funciones a la semana. Los padres se llevaban a los niños al camerino. No había vida familiar», describió la situación de los intérpretes quien entonces militaba en el PCE de la clandestinidad y entendió «que aquella reivindicación de descansar un día a la semana había que asumirla». Era la primera movilización del mundo del espectáculo en cuarenta años de dictadura «y en ella participaron Lola Flores, Manolo Escobar, Sara Montiel... Todo el mundo entendió que no podía permanecer ajeno a lo que ocurría en el país». Y, al tiempo, «eso generó que los jóvenes entrasen en una dinámica progresista que en este momento también está en la profesión».

De triunfos y política

«Soy todo lo mejor y lo peor del ser humano»

Paradojas del destino, en 1986, Jaime Camino le propuso encarnar al tirano que murió en la cama en 'Dragon Rapide', un papel que le sirvió para entender que «todo lo bueno, lo malo, lo deleznable y lo hermoso que hay en la vida lo producimos nosotros. Yo soy todo lo mejor y lo peor del ser humano. Soy un machista, un nazi, un asesino. Y ustedes también. Pueden descubrir cosas terribles de sí mismos, pero hay que domeñarlas porque el ángel malo, a veces, se dispara».

Así que, cuando decidió meterse en la piel del dictador, buscó lo que siempre busca cuando se entrena para ser otro: «Saber por qué». Y la tarea le obsesionó «hasta soñar que Franco tenía relaciones sexuales con su nieta Carmencita». Y buceó en su infancia y hasta empezó a «coger cariño a aquel niño tímido y envidioso de su hermano Ramón, un bestia, un putero con un padre alcohólico». Aunque, si tiene que quedarse con alguno de los cientos de personajes que ha interpretado, no lo duda: el que encarnó en 'La noche oscura' (1989), la cinta de Saura sobre San Juan de la Cruz, cautivado por sus versos y al que ayer recitó con su voz rota. Y quizá con 'Los Santos Inocentes'. «Paco, Terele, Landa... Todos reverdecimos».

Después, «dijeron que éramos libres», pero «el cine y el teatro, como el país y Europa, van mal»: «Nos han dejado a rastras porque el poder no quiere a la gente que piensa», dijo de un Estado en el que «el Ministerio de Cultura tiene el mismo presupuesto que 'Parque Jurásico'. Han aprovechado esta crisis artificiosa para castigarnos, porque el dinero es de cuatro. Los niños que pasan hambre, la sanidad y las privatizaciones se han puesto en manos de unos que no sabemos quiénes son y estamos obligados a cumplir, pase lo que pase, con la UE. ¿Entonces para qué votamos aquí? Votemos en las europeas», defendió.

Hoy, en medio de «la mercantilización de cualquier cosa», con «un sistema muy potente en el que mandan los grandes capitales y el IBEX 35» y sustentado por el bipartidismo, «partidos como Podemos o Ciudadanos pasando por el PP de Casado van a tener que dejar los clichés y ver cómo se arregla esto». Y, aunque nos ve «cansados y mayores», instó a combatir: «Hay que pelear. Hay que decirles que la dignidad es lo único que tenemos y no se pisa». Palabra de leyenda.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios