«Será complicado que un teatro pueda abrir con el aforo completo, pero sí con restricciones»
«En los museos estamos trabajando en protocolos de acceso e incluso en establecer recorridos únicos»
M. F. ANTUÑA
gijón.
Domingo, 26 de abril 2020, 00:06
Acababa diciembre cuando Pablo Léon Gasalla (Gijón, 1976) era nombrado director general de Cultura y Patrimonio en la consejería que dirige Berta Piñán y apenas si acababa de tomar contacto con el cargo -que no con el medio, que conoce a fondo- y le cayó encima una crisis sin precedentes en todos los ámbitos. El coronavirus tiene al borde de la quiebra un 30% de las empresas vinculadas a la cultura, pero insiste en que el brutal impacto del parón y las cancelaciones se puede frenar con medidas adecuadas. En ello están trabajando, constituyendo comisiones sectoriales con la idea de que a fin de año se cree el Consejo de la Cultura en Asturias.
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-¿Esto es un antes y un después?
-Sí, evidentemente afecta. La cultura es uno de los elementos que contribuyen a paliar la dificultad del confinamiento, los creadores se han puesto al servicio de la sociedad, han estado ahí desde el principio compartiendo generosamente su trabajo, ayudando a mejorar el estado de ánimo y vencer la incertidumbre. Y espero que eso se recuerde en el futuro.
-Tendemos a ser olvidadizos...
-En la consejería vamos a tener buena memoria, nos encargaremos de recordar ese papel sanador de la cultura y el deporte. Vamos a poner la atención en ello. La cultura es un componente esencial de Asturias como pueblo, como comunidad y vamos a estar ahí.
-Pero la situación es muy complicada.
-Este parón está afectando a todos los sectores. La cultura ya venía de una situación de precarización, así que lo que ocurra después depende de cómo seamos capaces entre todos, entre las adminsitraciones y los creadores, de salir en las mejores circunstancias. Desde el comienzo estamos en contacto directo con los sectores. Lo primero que planteamos fue una encuesta para conocer el alcance inmediato de la crisis, que nos permitió hacer un diagnóstico preciso de la situación y sobre qué medidas se pueden implementar. Mantenemos un constante diálogo, tenemos una media de dos reuniones por videoconferencia por semana y hemos elaborado una radiografía precisa del momento actual de la cultura asturiana y del impacto de la crisis.
-Pero la radiografía de hoy será diferente a la de mañana.
-Claro. Por ejemplo, hemos recibido ya datos de los equipamientos propios del Principado y los eventos aplazados se acercan al millar, son 980 más o menos, de artes escénicas, danza, cine.., y el impacto sigue aumentando.
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-¿Y usted no teme que los fondos de cultura acaben en el futuro yendo hacia otras partidas?
-Nuestro papel es reorientar esa situación si se produjera. Por eso es importante esa radiografía que muestra lo que la cultura aporta y significa. Hay que ser optimistas. Desde la consejería somos conscientes y vamos a darlo todo para que el sector sea reconocido sobre la base de los datos que nos permitirá luchar mejor por él.
-¿Cómo es esa radiografía?
-Partíamos de un mundo con realidades diversas, sectores muy organizados, como el de las artes escénicas, o muy poco, como la música, donde está costando encontrar un interlocutor único. Hay una atomización con empresas pequeñas que hacen un trabajo importante, en cadena en ocasiones. Un 30% nos dicen que van a a tener que ir directamente a la ruina o cierre si continúa el parón.
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-¿Manejan estimaciones económicas de pérdidas?
-Estamos trabajando en ello. En las librerías hablamos de pérdidas de tres millones de euros, las editoriales, del 20% de la facturación anual, la distribución cultural de prensa y libros, cuatro millones. En artes escénicas han dejado de ingresar 212.000 euros entre marzo y mayo...
-¿Cómo se salva de la quiebra a ese 30% de empresas?
-Con medidas de apoyo directo a los trabajadores por cuenta propia, y con la reorientación de parte del presupuesto de la Consejería de Cultura. Es complicado que se puedan mantener las previsiones, y vamos a reorientar en función del proceso de desescalada a otros conceptos que sí pueden realizar, por ejemplo la producción de espectáculos de todo tipo con empresas culturales asturianas, también un paquete de medidas para facilitar el uso de equipamientos para que redunde en menores costes de producción, y cuando sea posible, reprogramación con empresas de Asturias, vamos a aumentar las empresas de aquí en las programaciones.
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-¿No es desalentador trabajar con tanta incertidumbre?
-Es todo muy volátil, de una semana a otro cambia, nos obliga a tener varios escenarios contemplados, a ser más amplios en las perspectivas. Hasta que no haya vacuna, la dinámica va a ser así, no va a volver la normalidad previa a la crisis. Nos toca adaptarnos a lo que vaya surgiendo.
-¿La industria cultural tiene músculo para aguantar o ya barajan escenarios con bajas?
-Espero que haya las mínimas. Nuestro plan de ayudas va ir para eso, vamos a incidir ahí, pero confiemos también en que se prolongue lo menos posible la situación y se pueda recuperar la actividad para evitar daños mayores.
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-¿Usted cree que en los tiempos que están por venir habrá presupuesto para proyectos como la ampliación del Bellas Artes?
-Es un compromiso de legistatura. Ya este año estamos trabajando en la adaptación del plan a la realidad actual. En eso seguimos. No se cae.
-¿De verdad no teme recortes?
-Hay incertidumbre general. Somos conscientes de que es un sector que tiene su aportación a la sociedad y también de las prioridades sanitarias.
-¿Entendió el mosqueo del sector con el ministro?
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-Se le malinterpretó. Ha quedado claro que sí va a haber un apoyo del Estado.
-¿Toca reiniciar la cultura pues?
-Sí, vamos hacia un reinicio que tendría que llevarnos a finales de año a tener una estrategia global y que nos permitirá tener trazadas con mayor claridad las líneas de actuación. De ahí va a derivarse una 'reseteo' en la política cultural de Asturias, que confluirá a final de año en el Consejo de la Cultura, que se va a crear a partir de las siete comisiones sectoriales, de artes, de literatura, etcétera. Hace falta tener claras cuáles son las líneas de ayudas más eficaces y daremos una visibilidad nueva de la cultura a través de planes de promoción global, una pagina web de la cultura asturiana, que ya tiene su prólogo con Cultura en Rede. Ese Consejo de la Cultura va a ser un punto de inflexión.
-Bien parece que se entienden ustedes mejor por videoconferencia que cara a cara. ¿O es el virus que genera consensos?
-Nos estamos entendiendo bien, nos estamos encontrando mucho apoyo, receptividad, ganas de hablar. El de la cultura es un sector que hacía tiempo que no tenía diálogo, yo creo que esa posibilidad de poner en común lo que consideramos que hay que hacer se agradece. La voluntad es tener un diálogo constante.
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-Si no hay Sanfermines, ¿puede haber Semana Negra, LEV, Metrópoli?
-Vamos a tener que, en función de lo que las autoridades sanitarias nos indiquen, ir adaptando formatos e ir hacia lo digital. Hay varios festivales en toda Europa que están haciéndolo ya. Habrá que plantearse algo así si en el verano no va se van permitir las grandes concentraciones. Habrá que hacer lo que nos vayan diciendo y habrá que ver la reacción de la gente, si vamos a estar animados a asistir a grandes espectáculos en los momentos posteriores.
-¿Vamos a poder ir a conciertos?
-Puede que vayamos a conciertos con otro tipo de formatos, con menor aforo y con medidas suplementarias de protección, control de acceso, separación... Estamos planteándonos diferentes fases de desescalonamiento.
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-¿De las fiestas populares nos olvidamos definitivamente?
-Con los datos que tenemos, los eventos con gran cantidad de gente puede que se celebren en otros formatos distintos.
-O sea, que nunca se va a llenar el Jovellanos.
-Será complicado que pueda abrir con el aforo completo, pero sí con limitación, con separación entre los espectadores y entre el escenario y público. Pero estamos hablando por hablar. Es obvio que vamos a tener que estar a lo que nos digan.
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-¿Qué pasará con las visitas a los museos?
-Estamos trabajando en protocolos sobre diversos escenarios, controles de acceso, distancias mínimas de seguridad a la hora de ir salas, incluso establecer recorridos únicos. Se están planteando distintas hipótesis para ver cuál sería la solución.
-¿El Camino de Santiago?
-Es un tema complejo. Estamos dándole vueltas. Tiene sus peculiaridades porque los albergues son recintos de una y dos salas. Vamos a tener una reunión en breve con el Consejo Jacobeo Nacional y veremos las opciones sobre cómo se pueden reorientar los albergues. Es complejo separar por las literas, los espacios comunes, hay un espacio único de duchas y suelen ser equipamientos que no tienen mucha alternativa para quienes viajan solo a través de ellos. Además hay mucha gente que se está planteando como promesa hacer el Camino. Estamos viendo cómo canalizar ese flujo de peregrinos cuando se recupere la movilidad.
-¿Qué solución hay? ¿Habrá cama 'pa' tanta gente?
-Hay que tener claro que los albergues van a poder abrir con limitaciones y eso redundará en un número de plazas menor, lo que tenemos que hacer es que haya canales ágiles para ver cuántas camas hay disponibles en tiempo real, tener coordinación y crear algún tipo de plataforma pública 'online' que dé esa información.
-Parece que tiene buena relación con el mundo del teatro, después de tantos desencuentros.
-Ya se dijo que queríamos volver al espíritu original del Circuito de las Artes Escénicas y en ello nos hemos puesto a trabajar antes de la convocatoria de la sectorial de artes escénicas. Hay una coincidencia general de que se ha de reorientar.
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-¿Cómo ve el futuro de Laboral Centro de Arte en estos tiempos inciertos?
-Estamos viendo un nuevo enfoque. Hay intención de abrir los espacios de este y otros equipamientos para producción de artes escénicas y de música, y se va a poner en marcha la oficina de proyectos culturales, para facilitar que los creadores puedan encontrar financiación para sus ideas.
-Hay que desinfectar el patrimonio cultural. ¿Hay preocupación? ¿Temen que se pueda dañar en el proceso?
-Estamos velando por ese patrimonio y en contacto con organismos como la Iglesia, propietaria de muchos de los bienes culturales. Tenemos una relación fluida con ellos. Con el confinamiento no tendría que haber problemas de vandalismo, porque sigue habiendo control de Policía, Guardia Civil en su vigilancia, pero lo que sí nos preocupa a nivel nacional son los tratamientos de desinfección. En algunos edificios eclesiásticos se están utilizando materiales dañinos y se ha elaborado por parte del Ministerio una nota de alerta para tener en cuenta una serie de consideraciones para que no se dañen. El momento crítico será al final, cuando acabe el confinamiento y se proceda a la desinfección.
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