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El otro Dadá

'Oliver Punk', el nuevo libro de los Patarrealistas Salvajes, se hizo ayer documental en el aparcamiento de El Carbonero, dentro del programa de SACO

DIEGO MEDRANO

Domingo, 18 de marzo 2018, 00:40

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Los Patarrealistas Salvajes publican un nuevo libro, con la temperatura del disparo, el susto o el atentado: 'Oliver Punk' (Pez de Plata Editorial). En la portada, el dibujo o semblanza en verde y rosa del poeta asturiano Javier Almuzara con antena y un brazo 'ciborg'. Homenajes explícitos y no velados a Xuan Bello, García Martín, la ovetense Tertulia Oliver y adláteres. Continuación del grupo OuLiPo, la Patafísica, otra vanguardia, mezcla de Dadá y Surrealismo, el Superrealismo y el llamado Ciberpunk («antenas cerebrales, brazos mecánicos, máquinas que generan poemas, clonaciones, sacerdotes deleuzianos, mayordomos virtuales, traductores de sinapsis y rinocerontes asesinos»). Esplendor, barullo, ruido y verbo compartido.

El libro lo firman: Saúl F. Borel, Fernando Martínez Lavandera, Xaime Martínez y Diego Álvarez Miguel. Relatos que se conectan entre sí formando una textura general de novela. Al libro sigue un documental (presentado y escenificado ayer en la Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo, en el parking de El Carbonero) que homenajea al poeta Miguel Floriano, quien simula ser el líder del grupo o uno de sus principales valedores. El texto anterior al presente fue 'Principios organizativos del Patarrealismo Salvaje' (Ya lo dijo Casimiro Parker Editorial) donde se aludía a otro héroe, 'Rinoceronte García' y a la estética principal del grupo (dicho libro ganó en su fecha un premio, que finalmente fue retirado al saberse que era un colectivo el ganador y no un individuo, pero que en su fecha hizo las delicias de Jon Juaristi, presidente del tribunal y tuvo diversas polémicas y diatribas en los medios).

Analicemos sus dogmas. «'Oliver Punk' es realismo salvaje, literatura gonzo y el último lingotazo de los sátrapas trascendentes» (siempre el guiño, detrás de lo suyo, muy definido, a Arrabal, Topor y Jodorowski). «'Oliver Punk' es imaginación violenta y desatada, humor veloz y tecnología puesta al servicio de la buena literatura» (la mayor parte de sus componentes son filólogos, publican en editoriales de poesía de ámbito nacional y el conocimiento literario les orla). «'Oliver Punk' es una visión descacharrada y asesina del mundillo de la literatura y de los personajes que lo pueblan, gobiernan y sufren» (el llamado 'ridículo literario' es en ellos mofa y escarnio a la manera clásica, muy en la onda de otros escritores como Sergio del Molino o Patricio Pron en declaraciones recientes).

Por último hay que destacar su prominente carácter local: se alude a Oviedo, a Parque Astur, Polígono Industrial Asipo, a bares conocidos tipo El Paraguas o Sol y Sombra: todo un mundo exprimido, a título de lente, que amplifican, aumentan y no dejan de enriquecer por medio de una vivencia muy intensa de la palabra literaria. Todo es 'realidad alterada' pero también ecos de su tiempo (hamburgueserías, 'fast food', etc), giros clásicos (la tradición hispánica de Gómez de la Serna sin ir más lejos) o el mundo del cine (la construcción por escenas, la primacía de lo visual, literatura de imágenes siempre cercana al cómic o el teatro). Otras firmas cercanas son Saúl Fernández, Rodrigo Olay y Julio Rodríguez.

Llama la atención su carácter bizarro: los cubalibres de Larios con Kas de Naranja, la deriva urbana del arte del vagabundaje, la electricidad de la poesía conjunta y un tanto 'beat', el laboratorio verbal donde la vida no se ensaya sino que se demuestra, las borracheras y el meterse en aventuras, deseo y amor como únicas búsquedas válidas, el mundo de los conciertos y su espuma habitual, el dinero como motor de vicios varios, la vivencia en grupo o camarilla contra todo individualismo o pose, la precariedad, la eterna primavera de los no integrados y la sociedad siempre como amenaza.

'Oliver Punk', desde el humor, es literatura seria, de calidad, rítmica, violenta, musical y propia de quienes solo han querido llevar el lenguaje más lejos, forzar un idioma y una vida en los años de formación, especialmente decisivos, pero a los que se quiere ligeros, especialmente dados a soltar lastre y hacerse de verdad escritores.

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