Danny DeVito: «No debemos dejar de hacer algo porque alguien se pueda ofender»
La estrella recoge el Premio Donostia
O. BELATEGUI
SAN SEBASTIÁN.
Domingo, 23 de septiembre 2018, 02:16
Danny DeVito resulta en persona tal como se espera que sea: afable, ingenioso... y muy bajito. Si la vez que fue a Madrid y vio tantas zanjas preguntó si ya habían encontrado el tesoro, en San Sebastián ha reconocido vacilón que solo ha venido «porque se come de maravilla». El popular actor recogió ayer -de manos de Juan Antonio Bayona- el Premio Donostia por una carrera que empezó hace medio siglo y en la que ha hecho de todo. Porque, a sus 73 años, DeVito no solo es el actor cómico de 'La joya del Nilo' y 'Los gemelos golpean dos veces', sino un director de películas tan brillantes y transgresoras como 'La guerra de los Rose' y 'Tira a mamá del tren', que a los ojos actuales resultan políticamente incorrectas.
«Yo creo que hoy podría hacerlas perfectamente», contradice en una charla con este periódico. «La gente está intentando concienciarnos de que no debemos meternos con alguien por su origen o porque tenga algún tipo de incapacidad. Se trata de evitar la xenofobia, de que los niños no piensen que está bien meterse con alguien porque sí. Eso no quita para que en la sátira deban mostrarse los problemas morales, no debemos dejar de hacer algo porque alguien pueda sentirse ofendido».
DeVito nació en Neptune, Nueva Jersey, muy cerquita de su amigo Bruce Springsteen. Aquel chaval que no salía del cine empezó a trabajar a los 14 años sentando a los niños en las barracas, luego como peluquero en el salón de belleza de su hermana y los 19 años se matriculó en la escuela de arte dramático. Su 1,52 no auguraba precisamente una carrera como galán al uso.
La primera vez que advertimos su presencia fue en 'Alguien voló sobre el nido del cuco', una película clave en el Hollywood de los 70, cuando parecía que el cine adulto iba a ganar la batalla al de puro entretenimiento. La única nominación al Oscar que ha recibido DeVito fue como productor de 'Erin Brockovich' y que deparó la inolvidable imagen del actor comiendo una zanahoria en el patio de butacas: «Había ido sin comer», se excusa.
Danny DeVito ha traído a San Sebastián una cinta de animación producida por Warner, 'Smallfoot', en la que pone la voz a un yeti, y acaba de trabajar a las órdenes de su adorado Tim Burton en 'Dumbo', donde da vida a un director de circo. No descarta volver a producir, incluso a Woody Allen. «Probablemente lo consideraría», observa. A favor del #MeToo -«las mujeres deben ser escuchadas, si tienen algo dentro que les molesta deben sacarlo»-, la estrella más bajita y carismática de Hollywood echa de menos «más política» en un cine que dirija sus dardos contra el presidente Trump: «Estoy a favor de la lucha contra este gobierno».