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La neurocientífica Raquel Marín, autora de 'Pon en forma tu cerebro'. E. C.
«La dieta occidental, las hamburguesas, frituras y precocinados, envejecen y enferman el cerebro»

«La dieta occidental, las hamburguesas, frituras y precocinados, envejecen y enferman el cerebro»

Raquel Marín Neurocientífica y catedrática en FisiologíaAborda el papel de la alimentación en la salud mental con 'Pon en forma tu cerebro', que presenta el miércoles en un acto del Ateneo Jovellanos y el Aula de Cultura

P. A. MARÍN ESTRADA

gijón.

Lunes, 17 de febrero 2020, 01:01

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'Pon en forma tu cerebro' es el título del libro que la neurocientífica Raquel Marín presentará el próximo miércoles en el Ateneo Jovellanos, en un acto a las 19.30 horas, apoyado por el Aula de Cultura. Hoy, adelanta qué trata de divulgar en él.

-A pesar del título, no hablamos de gimnasia mental, ¿verdad?

-Cierto, no es cuestión de hacer sudokus (risas). Poner en forma el cerebro requiere pensar que lo tenemos y como no es algo visible como la tableta o la piel más cuidada pensamos que no podemos hacer nada por él. Y podemos hacer mucho sobre cómo envejece y evoluciona, cómo optimizarlo.

-Al hablar del cerebro como «comensal exigente» tampoco se refiere al alimento intelectual.

-El cerebro no come de todo. Hay cosas que necesita: lípidos, porque es un órgano tremendamente graso, y no le puedes dar cosas tóxicas (como azúcar refinado), porque es muy sensible a ellas. Hay estudios que demuestran que la dieta mediterránea es de las mejores para él y la peor la occidental: hamburguesas, frituras, precocinados, lo enferman y envejecen. Incluso en niños aumentan el retraso escolar, las depresiones, la pérdida de habilidades sociales.

-El intestino, un «segundo cerebro».

-Si las tripas no están bien el cerebro tampoco. Estudios recientes revelan que los microrganismos alojados en el intestino tienen que estar en ciertas proporciones y si hay desequilibrios afectan a la salud mental y cerebral. Es un órgano fundamental para lo emocional y lo cognitivo y, por tanto, para la prevención de enfermedades de ese tipo.

-Ahí entra la alimentación. Usted propone un recetario. ¿Qué ingredientes no deberían faltar?

-Fibra y legumbres, que aportan carbohidratos de asimilación lenta que desestresan el cerebro y lo mantienen activo durante muchas horas. Las grasas omega 3 y 6 son esenciales en la adecuada proporción. Y los antioxidantes naturales, porque el cerebro consume mucho oxígeno y genera residuos. También las vitaminas B6 (cereales), B9 (cosas verdes) y B12 (lácteos o huevos). La carencia de B se considera un riesgo de neurodegeneración. Y los frutos secos son ricos en precursores de las moléculas para los neurotransmisores.

-¿Y recursos propios?

-La autoestima es una fuente de salud cerebral. La parte frontal del cerebro gestiona lo que más nos humaniza: emociones, abstracción, creatividad y se nutre de nuestra administración de la autoestima y de cómo abordamos las relaciones con los demás.

-¿La dopamina es un alidado?

-Sin ella nuestra vida sería un desastre (risas). Es una molécula que nos induce a la motivación: la dosis adecuada es buena y máxima es una adicción. Es difícil calcular qué dosis es la justa, pero se puede entrenar al cerebro desde los primeros años de vida. Se trata de adquirir una disciplina para ser conscientes de cuándo el cerebro te está engañando.

-¿Y el sueño?

-El cerebro no funciona sin él. Mientras dormimos, la memoria gestiona los estímulos que hemos captado durante el día y selecciona. Las neuronas hacen 'limpieza' de residuos en ciertas fases del sueño. Se resetea.

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