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La soprano Barbara Hendricks entusiasmó al público con su música de raíz.

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La soprano Barbara Hendricks entusiasmó al público con su música de raíz. ÁLEX PIÑA

Una diva como pez en el agua en sus raíces

La soprano Barbara Hendricks conquista al son de blues, góspel y espirituales en el Campoamor

P. A. MARÍN ESTRADA

OVIEDO.

Domingo, 10 de diciembre 2017, 01:13

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El Teatro Campoamor celebra su 125 aniversario a lo grande y ayer tuvo una invitada especial a la altura del festejo, la cantante norteamericana Barbara Hendricks, diva indiscutible de la ópera contemporánea y desde hace tiempo también volcada en reivindicar sus raíces interpretando, con idéntico magisterio, géneros de la tradición afroamericana. En esa faceta la vimos reinar anoche sobre las mismas tablas donde en 2000 recibió el Premio Príncipe Asturias de las Artes y en las que ya había deleitado al público ovetense con su repertorio de impronta sureña. Desde que recogió el galardón, fueron varias las ocasiones en las que actuó en nuestra región, la última, el año pasado en el Festival de Góspel de Gijón.

Y góspel, espirituales, blues son los palos de la gira en la que está embarcada la soprano de 69 años, 'The Road to Freedom', y los que hizo vibrar en su privilegiada garganta sobre el Campoamor. Magníficamente acompañada al piano por Mathias Algotsson y a la guitarra por Ulf Englund, la elección del repertorio va más allá del tributo a la música que mamó en la Arkansas de su infancia, con estos temas nacidos del dolor por la esclavitud y la posterior segregación de la comunidad negra en los EE UU, y quiere rendir homenaje a quienes lucharon por los derechos civiles de su gente, un combate que se libró muchas veces cantando. 'Dark was the Night', 'Down in Mississippi' o un estremecedor 'Strange Fruit' sonaron para deleite del público.

El activismo forma parte de la identidad de esta sureña que se siente heredera de Rosa Parks y de Luther King, y su trabajo como artista nunca la ha distraído de su compromiso con la realidad. Con Trump en la Casa Blanca y el aumento del racismo y la xenofobia en países europeos, como Suecia, en el que reside desde hace décadas, Hendricks sabe que la música, como toda expresión de la inteligencia humana, puede ser un excelente conjuro para desafiar y vencer a los fantasmas. «Hoy más que nunca es necesaria la lucha por la libertad y la justicia en el mundo», predicó antes de interpretar 'We shall overcome', en los compases iniciales de un concierto que arrancó con 'I believe' y en la que su declaración de principios quedó clara al ritmo de 'Don't leave me down', seguida de 'Amazing Grace', 'Keep your eyes on the prize' y 'Precious lord take my hand', que sonó en el funeral de Luther King.

Su concierto de ayer sirvió también para mostrar que la emoción destilada en las raíces tradicionales cobra dimensiones rayanas en el milagro cuando la interpreta una diva del canto de la talla de Hendricks, que se despidió con 'Wish I knew how it would feel to be free' acompañada por las palmas del público y 'Freedom' fusionada con 'We shall overcome' después de hora y media de disfrute.

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