Josep Maria Flotats y Pere Ponce, sobre las tablas del Teatro Jovellanos. JORGE PETEIRO

Duelo filosófico para dos actores

El Jovellanos aplaudió a Flotats y Pere Ponce en la ficticia disputa entre Voltaire y Rousseau, que hoy se representa en Avilés

M. F. ANTUÑA

GIJÓN.

Domingo, 7 de abril 2019, 09:11

Dos personajes históricos imbuidos en un duelo filosófico que nunca existió realmente, pero en el que sus palabras se ajustan al dedillo a lo que ambos dejaron dicho y escrito para la posteridad. 'Voltaire/Rousseau. La disputa' salió a escena en el Jovellanos, con una magnífica entrada, 780 espectadores, pero que no llegó a colgar el cartel de 'no hay entradas', planteando ideas que lejos de ser antiguas forman parte del debate de hoy por mucho que sus ilustrados impulsores las lanzaran allá por el siglo XVIII. El texto de Jean Françoise Prévand se hizo verdad escénica con dos clasicos del teatro español, Josep Maria Flotats y Pere Ponce, dispuestos a ponerle matices, tonos, gestos, graves y agudos a dos posturas ideológicas contrapuestas que habitan dentro de todos nosotros. Economía, educación, religión, naturaleza, ciencia, mucho teatro, igualdad y, por supuesto, política, con el capitalismo y el comunismo al fondo, se destapan y se despachan en un mano a mano lleno de intensidad y profundidad, pero también trufado de muchísimo humor y sarcasmo.

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Es un juego de palabras que se desarrolla al hilo del encuentro entre ambos propiciado por un panfleto acusatorio contra Rousseau que hace que este se desplace a visitar a Voltaire. El bulo es el inicio del duelo, que se produce en el palacete de Ferney, recreado para la ocasión con tino en una puesta en escena realista en la que destaca un inmenso tapiz al fondo. Vestuario y atrezzo de época se alían, junto al espacio sonoro, para dar todo el protagonismo a las palabras y a los actores. Flotats, que ejerce también de director, eligió para él a Voltaire, y dejó para Pere Ponce a Rousseau; el uno más irónico y mordaz; el otro más oscuro, arisco y gruñón, cada uno perfectamente ubicado en su lugar, en su pensamiento, en su manera de ver el mundo de ayer, pero ambos con una vis cómica impagable. A los espectadores de hoy les sirvió el debate para redescubrirles a ellos, para constatar la evidencia que no hemos cambiado tanto del pasado al presente, que el ser humano sigue debatiéndose, enfangándose, atinando y naufragando en los mismos mares. El público del Jovellanos agradeció el esfuerzo escénico y el empeño revelador con una larguísima ovación. Esta tarde, a las 19 horas, hay una nueva oportunidad para verla en el Centro Niemeyer de Avilés.

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