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Una de las niñas protagonistas del documental suizo que conquistó al público en Gijón.
«Enseño lo que no queremos mirar»

«Enseño lo que no queremos mirar»

Ferrand Melgar, de origen español, filmó en una escuela durante año y medio a cinco niños con discapacidad 'À l'école des Philosophes' se ha convertido en un fenómeno social que se llevó el premio del público del FICX

M. F. ANTUÑA

GIJÓN.

Lunes, 26 de noviembre 2018, 01:37

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¿Es posible que un documental que recoge el día a día de cinco niños con discapacidad se convierta en un taquillazo? Lo es. Ha pasado en Suiza, donde 'À l'école des Philosophes' se ha revelado como un fenómeno social. «Estuvo tres meses en la cartelera e hicimos tanta taquilla como una película de Hollywood», apunta Ferrand Melgar, nieto de republicanos españoles exiliados, que es quien firma esta historia que ha trascendido las fronteras del país helvético y sigue rompiendo corazones allá donde se proyecta. También en Gijón. La audiencia, con sus votos al final de las proyecciones, le dio a este documental que recoge pequeños milagros el premio del público en el FICX. «En mi carrera he tenido sesenta o setenta premios, pero solo dos o tres del público y para mí son los más valiosos, porque es como un voto que viene del corazón», apunta desde Suiza Melgar, con un castellano oxidado, pero elocuente.

La historia que plantea es muy simple. Melgar se fue todos los días durante año y medio a un colegio que atiende a niños con discapacidad. Cinco chiquillos de cinco años son los protagonistas: Léon y Louis sufren una forma de autismo; Albiana, un tipo de trisomía; Kenza, discapacidades múltiples, y Chloé, una enfermedad hereditaria. «Yo enseño lo que la gente no quiere mirar», anota este documentalista que antes de este filme firmó una trilogía sobre la inmigración. En esta ocasión llevó su cámara a un colegio ubicado en la calle de los Filósofos de la ciudad Yverdon-les-Bains para recoger el devenir diario de niños, profesores y padres. «Es un sitio muy confortable, pero parece que está situado a las afueras porque estas son cosas que no queremos ver, y eso es precisamente lo que quiero contar en mis filmes», explica.

El resultado de esa filmacíon es por encima de todo una historia de amor. «Es muy simple, cuenta milagros de la vida, como la historia de Chloé, a la que los médicos no le daban más de seis meses de vida», apunta el director. Ella no solo sobrevive sino que, pasito a pasito, avanza. «Son pasos chicos para Chloé, pero muy grandes para la humanidad».

La emoción está a flor de piel en una película que no busca edulcorar la realidad ni moralizar, sino mostrar la vida de estos chicos y sus familias desde una perspectiva íntima. «Para captar estas cosas tienes que ser parte de la familia. Mi trabajo no es el de un periodista que va varios días a hacer un reportaje, yo fui durante año y medio todos los días, hay intimidad, confianza con los niños, los padres y los maestros».

Más de 600 horas de grabación dieron como resultado tras un año de edición 97 minutos de película que emocionan a todos, pero muy especialmente a los padres. «Pensaban que yo estaba haciendo algo para la televisión y de pronto la película se estrenó en un festival en Suiza; para mí era importante que ellos vinieran; lo hicieron y acabaron llorando mientras veían a mil personas en pie aplaudiendo durante veinte minutos», explica Melgar.

El fenómeno del documental ha sido tal en su país que incluso se están programando en los colegios sesiones escolares. Aporta una mirada esclarecedora sobre la discapacidad en un país en el que se acaba de cambiar la ley para que estos niños vayan al colegio con el resto y no separados. La película se está proyectando también en las universidades como parte de la formación de profesores.

La aventura no se detiene aquí. Hay segunda parte en el horno. Ahora la cámara de Ferrand Melgar se enfocará a chicos en la misma situación que tienen 18 años. Es el después. ¿Qué pasa cuándo esos niños se hacen mayores? «Voy a seguir su vida durante un año. En Suiza los 18 años es un momento importante, porque es cuando hay que decicir si se quedan en casa con sus padres, si van a alguna institución o si pueden tener una vida independiente en un apartamento. Es un momento frágil y difícil para las familias».

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