Borrar
La Gran Pirámide aún guarda secretos

La Gran Pirámide aún guarda secretos

Hallan una oquedad de 30 metros de largo oculta en el interior de la tumba de Keops utilizando detectores de rayos cósmicos

LUIS ALFONSO GÁMEZ

BILBAO.

Viernes, 3 de noviembre 2017, 01:47

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La Gran Pirámide sigue guardando secretos 4.500 años después de su construcción. Físicos japoneses y franceses sacan a la luz esta semana en la revista 'Nature' uno de ellos. Una cavidad desconocida hasta ahora, de al menos 30 metros de longitud, situada sobre la Gran Galería, el pasaje que conduce a la Cámara del Rey, donde hoy solo hay un sarcófago de granito vacío. «Es una noticia estupenda», dice este periódico el egiptólogo José Miguel Parra, el principal experto español en las pirámides. «Es una aportación estupenda que nos ayudará a comprender la arquitectura de un periodo concreto de la historia del Antiguo Egipto», añade su colega Mara Castillo Mallén.

La de Keops es la pirámide más grande y la única de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo que ha sobrevivido hasta nuestros días. Se levanta en la meseta de Guiza, a las afueras de El Cairo. Se construyó como tumba de Keops, faraón de la IV Dinastía que reinó entre 2589 y 2566 antes de Cristo. De 230 metros de lado, alcanzó los 146,6 de altura, aunque ahora mide solo 138,8 por la erosión y la desaparición del recubrimiento original. Fue el edificio más alto del mundo hasta el siglo XV, cuando la aguja de la catedral de Lincoln (Reino Unido) llegó a los 160 metros. La búsqueda de cámaras ocultas en ella es un clásico de la egiptología. «Es lógico buscarlas porque un edificio así necesita cámaras para distribuir el peso y guardar los ajuares. La Cámara del Rey es muy pequeña y, si en ella apenas cabían cosas, lo normal es que las dejaran en otro sitio», apunta Castillo Mallén.

Desde los años 80, han sido muchos los que han explorado la pirámide de Keops y sospechado que tiene que haber algo más que las tres cámaras conocidas -la del Rey, la de la Reina y la subterránea- y la empinada Gran Galería. «Ya en 1986 -recuerda Parra- los arquitectos franceses Gilles Dormion y Jean-Patrice Goidin vieron una serie de detalles que les llevaron a pensar que había cámaras ocultas. Consiguieron permiso para perforar la roca en un punto y encontraron lo que creyeron que era una pequeña cámara llena de arena de cuarzo, aunque desde entonces no se ha confirmado su existencia». Kunihiro Morishima, de la universidad japonesa de Nagoya, y sus colaboradores han dado ahora con pruebas de que hay al menos una cámara desconocida. «Es la primera vez que tenemos pruebas científicas de algo así», advierte el historiador. Para conseguirlas, los físicos franceses y japoneses han recurrido a una técnica que ya empleó infructuosamente el físico Luis Álvarez hace cincuenta años en la vecina pirámide de Kefrén.

Tres tecnologías diferentes

La tomografía de muones es una especie de radiografía a partir de esas partículas elementales que bombardean constantemente la Tierra. Para tomar las radiografías muónicas, Morishima y su equipo instalaron en varios puntos de la pirámide tres tipos diferentes de detectores. Las tres tecnologías confirmaron independientemente la existencia de la Cámara del Rey, de la Gran Galería y de una nueva cámara situada sobre esta, cuya estructura detallada los investigadores no pueden precisar. De hecho, no se atreven ni siquiera a asegurar que se trate de una cámara, algo que entra dentro de los cálculos de los egiptólogos consultados. Para los autores del hallazgo, la tomografía de muones ha revelado únicamente la existencia de «una gran cavidad», que puede ser horizontal o tener la misma inclinación que la Gran Galería. «No estamos haciendo este trabajo para encontrar cavidades ocultas», dijo Mehdi Tayoubi, del Instituto HIP, una de las entidades participantes.

La nueva cavidad tiene una longitud de más de 30 metros, se encuentra a unos 21 sobre el nivel del suelo y está justo sobre el gran corredor. Cuál era su objetivo es algo que los autores no saben. ¿Se trata de una cámara de descarga para distribuir los empujes de la piedra justo encima del pasaje que lleva a la Cámara del Rey? «La Gran Galería es una bóveda en sí misma y no necesita nada más», advierte Parra, a quien se le ocurre una posible explicación. «La pirámide acodada de Snefru, el padre de Keops, tiene dos entradas diferentes que dan a dos cámaras diferentes. Puede que su hijo hiciera algo parecido». Castillo Mallén no descarta esa posibilidad.

«Mi sueño es que Keops fuera una amante de los libros y que se hubiera llevado su biblioteca a la tumba», dice el autor de obras como 'Las pirámides. Historia, mito y realidad' (2001) y 'Eso no estaba en mi libro de historia del antiguo Egipto' (2016). Para la egiptóloga, «el notición sería que hubiera inscripciones. Sería algo inesperado y magnífico. En las pirámides de Guiza no hay inscripciones, más allá de las pintadas hechas por algún obrero gamberro».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios