Músico y humorista
Grison, de 'La Revuelta': «Me tiene totalmente comido el personaje»Llega este viernes al teatro de la Laboral con un espectáculo de 'beatbox' que combina música y humor
Ha llevado el 'beatbox' hasta el 'prime time' y su sentido del humor conquista cada noche al público de 'La Revuelta'. Marcos Martínez (Madrid, ... 1984), más conocido como 'Grison', es un maestro combinando estos ingredientes con los que ahora presenta 'En bucle', el 'show' que le está llevando de teatro en teatro y que llegará este viernes (21 horas) a la Laboral con una buena dosis de improvisación, música y comedia.
–¿Qué surge al mezclar 'beatbox' y comedia?
–Este 'show'. Esencialmente, hago música con un aparato que se llama 'loop station' que graba y repite bucles de sonido. Lo hago casi todo con mi voz, es 'beatbox' y una guitarra. Esto lo mezclo con humor y con improvisación con el público.
–¿Son los mismos códigos de humor que utiliza 'La Revuelta'?
–Sí, claro, 'La Revuelta' al final es un gimnasio, es donde estoy todos los días poniendo en práctica el estar concentrado y buscando el 'timing' del chiste.
–Pero la base de este espectáculo es el 'beatbox', una disciplina donde fue campeón del mundo.
–Y de mi barrio también. Fui campeón del mundo en 2013, hace ya bastante.
–Y fue precisamente esto lo que le llevó hasta 'El Hormiguero'.
–Yo siempre he sido muy amigo de Juan y Damián, las hormigas Trancas y Barrancas. Me dijeron que estaban en un programa de televisión y que lo que hacía les molaba bastante, que era bastante sorprendente, y que si me animaba a ir. Dio la casualidad de que su programa era 'El Hormiguero' y allí estuve un par de años o tres colaborando con ellos.
–¿Qué es lo que más disfrutó de esa etapa?
–Experimentar mucho con la voz, tener mucho tiempo para mí, para ensayar y entrenar todo esto, porque de esos polvos estos lodos quedan ahora. Le estaba metiendo caña, le dedicaba unas ocho o diez horas a la semana. Y de hecho, las cosas que hago en el 'show' ahora mismo son cosas que me llevan funcionando desde hace 20 años.
–¿Improvisar sobre el escenario le ha llevado alguna vez a alguna situación inesperada?
–Sí, a que me sacara una navaja un tío en Elche o a que una mujer se me tirara al cuello. Yo qué sé, me han pasado muchas cosas, las cabezas de la gente están muy mal. Pero siempre suelo salir airoso de todas las situaciones, es mi fuerte. Sé sentir la energía de la gente y les sé llevar.
–¿Y todavía le quedan ganas de seguir subiendo a las tablas?
–Es lo que más me llena, lo que me mantiene vivo. Si supiera lo que va a pasar en todo momento, si fuera un musical de estos que está todo ensayado y todos los días se hace lo mismo, al final me desharía. Me tiré mucho tiempo trabajando en ese tipo de musicales y sí, también está bien, pero llega un momento en el que la monotonía es terrible.
–¿Qué le gustaría que se llevase el público de Gijón?
–Que se olvide de sus problemas durante una hora y veinte y que se eche unas buenas risas. Y que me coja un poco cariño, igual que yo les cojo cariño a ellos. Sin más pretensiones, simplemente pasarlo bien.
–Pero ya le tendrán cariño.
–Sí, la verdad es que últimamente me conoce más la gente, porque lo que muestro en el programa es lo que soy. Me tiene completamente comido el personaje. Cuando salgo al escenario la primera risa está asegurada, el público ya tiene confianza. Y eso es de agradecer.
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