'Jerusalem' o la magia del caos y el impulso

Narra la obra la peripecia de Johnny Byron, un camello que responde al apodo de El Gallo que vive en una caravana de la que va a ser desalojado. Su rebelión y la de quienes le acompañanan compone una comedia negra que es también pura acidez. «Es una obra excesiva en sí misma», ha dicho sobre ella Antonio C. Guijosa, para quien el montaje engaña al espectador, que transita por diferentes caminos en el viaje teatral. «El Gallo es un tipo anárquico, que vende drogas a chavales de 16 años. Desde el punto de vista racional pensamos que es mejor una sociedad sin él, pero luego vemos qué puede perder una sociedad sin personas como él. Se pierde el bosque, ese lugar mágico, simbólico y de crecimiento. Se pierde el propio impulso, lo que nos lleva a reflexionar sobre cómo sería una sociedad de individuos sin impulsos propios», dijo el director de la función en declaraciones al magacin 'Creadores y criaturas'.

Como una «celebración del caos y el desorden» lo define su protagonista, José Vicente Moirón, que da vida a ese Gallo, que, pese a todo lo detestable que pudiera parecer, acaba por tener algo de magnético para el público. Eso al menos se desprende de lo que sucede en los escenarios desde hace ahora un año, cuando esta compañía extremeña estrenó el espectáculo.

Está a punto de cumplir treinta años Teatro del Noctámbulo, que inició su andadura en 1994 y que desde entonces ha subido a las tablas propuestas escénicas como 'Tito Andrónico', 'Contra la democracia, 'Edipo Rey', 'El hombre alhomada', 'El búfalo americano' y 'La decisión de John'.