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Amigos y lectores pasaron por ayer por la capilla ardiente de Manuel Alcántara. Lola Alcántara y las nietas del poeta, con la bandera de Málaga que les entregó el alcalde. GERMÁN POZO GERMÁN POZO
Lágrimas y aplausos en la última página

Lágrimas y aplausos en la última página

Cientos de personas mostraron ayer en Málaga su respeto y cariño al maestro de periodistas, que dejó su huella en los periódicos de Vocento | El silencio roto por un «¡Viva Manuel Alcántara!» despide su capilla ardiente

FRANCISCO GRIÑÁN

MÁLAGA.

Viernes, 19 de abril 2019, 01:39

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Llegó de los primeros. Se detuvo delante del féretro y lloró. Como se hace por las personas que te dejan marca, huella. Juan Miguel Ruiz conocía a Manuel Alcántara desde el 1 de junio de 1989. No lo olvida porque aquel día era su cumpleaños. Y porque aquel día leyó la primera columna del poeta y articulista en la contraportada de SUR. Se titulaba 'Aquí' y desde entonces quedó en repetir a diario el encuentro en ese punto -y seguido-. «Siempre empezaba el periódico por el artículo de Alcántara», reconocía ayer Ruiz, que, como miles de lectores de los periódicos de Vocento, convirtieron al escritor en un amigo en la distancia y la última página en la primera a la búsqueda de ese artículo del maestro de columnistas que también le buscaba las vueltas al mundo. «Me he quedado sin palabras porque él se las ha llevado todas», reconocía este marbellí que esta jornada convenció a un amigo para que lo llevase a la capilla ardiente en el Ayuntamiento de Málaga para despedirse del hombre con el que nunca habló, pero al que conoció entre líneas.

Junto a él, cientos de lectores y amigos del poeta -hubo asistentes que procedían desde muchos puntos de Andalucía- se acercaron al velatorio a escribir en la última página de Manuel Alcántara. Como en un intento de que sus palabras sigan vivas o de devolverle tanta buena letra, los asistentes aguardaron la larga e incesante cola para dejar por escrito su particular homenaje y recuerdo al que unánimemente reconocían en sus dedicatorias como «maestro». Del periodismo y la poesía, pero también de la vida.

«Cuando dejó de escribir -el pasado enero-, nos llamaban a la Fundación Alcántara lectores y lectoras desde La Rioja o Bilbao para preguntar por su salud y su vuelta», contaba ayer la nieta del escritor, Marina Maier, que con emoción y lágrimas agradecía el cariño y los recuerdos de tantas personas en este momento de «tristeza» por la pérdida de su abuelo. Y como ella, la hija del propio escritor, Lola Alcántara, y el resto de la familia, que en todo momento estuvieron arropados y acompañados en la capilla ardiente hasta que los restos mortales fueron despedidos en la escalinata del Ayuntamiento de Málaga para ser conducidos a Vélez para su incineración.

Al igual que en la jornada previa, compañeros de profesión y del mundo de la cultura acudieron al velatorio a mostrar su respeto por el fallecimiento del decano de los articulistas españoles, como los escritores Alfredo Taján, Mario Virgilio Montañez y Antonio Gómez Yebra; la directora del Museo Carmen Thyssen de Málaga, Lourdes Moreno; la presidenta del Ateneo de la ciudad, Victoria Abon; el torero Javier Conde; el presidente de la Academia de San Telmo, José Manuel Cabra de Luna, y el ex consejero de la Junta de Andalucía José María Martín Delgado.

Luis Enríquez, consejero delegado de Vocento, también se acercó ayer a Málaga a dar el pésame a Lola Alcántara, con la que compartió recuerdos de su padre. Le acompañaron el director general de Prensa Malagueña, José Luis Romero; el director de diario SUR, Manuel Castillo; el director de publicaciones de SUR, Pedro Luis Gómez, y el columnista de ABC Ignacio Camacho.

Junto a la familia, el presidente de la Fundación Manuel Alcántara, Antonio Pedraza, recibió también las condolencias de los representantes de la sociedad civil malagueña. Los candidatos a las elecciones generales por la provincia de Málaga Pablo Montesinos (PP) e Ignacio López (PSOE) acudieron a la capilla ardiente.

Pasada la una de la tarde, el silencio presidió el último adiós al poeta y periodista fallecido cuando el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, entregó a Lola Alcántara la bandera de la ciudad que desde la jornada anterior cubrió el féretro del autor de 'Manera de silencio' y 'Este verano en Málaga'. Por expresa voluntad del escritor, su última página fue una despedida íntima y sin actos protocolarios en la que, no obstante, no faltaron las lágrimas y la emoción. Y un aplauso espontáneo de todos los asistentes al que siguió un sentido grito del pintor Evaristo Guerra que proclamó: «¡Viva Manuel Alcántara!».

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