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Un retrato con Marx, Engels, Lenin y Stalin.
«El comunismo trata a las personas como si fueran parte de una colmena»

«El comunismo trata a las personas como si fueran parte de una colmena»

El catedrático Javier Fernández Aguado publica ‘¡Camaradas! De Lenin a hoy’, un recorrido por la historia de este sistema político

Álvaro Soto

Sábado, 11 de febrero 2017, 00:28

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Durante siete décadas, las democracias liberales occidentales pugnaron por la hegemonía ideólogica con un sistema que parecía igual de poderoso que ellas. Pero a finales de la década de los 80, cayó el telón de acero y las vergüenzas del comunismo quedaron al aire. ¿Por qué un sistema que promete el paraíso en la Tierra no solo no triunfa, sino que en su nombre se cometen algunas de las atrocidades más grandes que haya visto la humanidad? En el centenario de la Revolución Rusa, las respuestas las intenta dar Javier Fernández Aguado, director de la Cátedra de Management Fundación Bancaria la Caixa en IE Business School, en su nuevo libro, '¡Camaradas! De Lenin a hoy' (LID Editorial).

El comunismo no funciona por dos razones, explica Fernández. Primero, por la pretensión de dar respuestas simples a problemas complejos. Es un error antropológico pensar que haciendo ingeniería social se puede arreglar la sociedad. El comunismo trata a las personas como si fueran iguales, pero no, las personas son diferentes porque tienen libertad. No son un hormiguero o una colmena. La segunda razón, continúa el catedrático, es que quienes han promovido el comunismo se han convertido en dictadores permanentes y han cometido las mayores atrocidades. Mao y Stalin están por delante de Hitler en número de muertos a sus espaldas.

Fernández Aguado analiza la toma del poder por parte del comunismo y admite que este sistema es simpático porque denuncia con acierto los problemas de la sociedad. Es muy oportuno en sus críticas a las diferencias que genera el liberalismo, reconoce. Pero agrega que su solución es instaurar una dictadura y convertirse en un régimen aún más cruel que contra el que dice luchar. Y cita un ejemplo: Lenin ordenó más muertes en seis meses que los zares en 80 años.

Museo del Terror

El autor de ¡Camaradas! rechaza la tesis de que el comunismo es un buen sistema que, sin embargo, no se implantó bien. Nadie diría eso de la Inquisición o del nazismo. Entre los regímenes totalitarios no hay diferencias. Hitler llegó a decir que no era enemigo del marxismo, sino su máximo implantador, porque todos los ciudadanos pertenecían al Estado. Stalin también dijo que el comunismo y el nazismo se parecen. En el fondo, defienden los mismos principios, asevera. A su juicio, una buena metáfora de la equiparación de comunismo y nazismo se puede encontrar en el Museo del Terror de Budapest, capital de un país que sufrió ambos regímenes. Tienen dos o tres habitaciones dedicadas al comunismo y el resto, al nazismo, pero todo en el mismo edificio.

Otro aspecto que destaca Fernández Aguado es el de las purgas internas, algo que el comunismo lleva hasta sus límites. Cuenta el autor que Stalin vivió en su lecho de muerte una larga agonía de dos días porque ni siquiera los médicos se atrevían a entrar por miedo a que ordenara fusilarlos. Stalin decía que cada años tenía que cambiar a sus colaboradores. Así era el régimen de terror. Cualquier disidencia era aplastada.

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