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Juan Villoro Ruiz, ayer en el Reconquista.
«Trump se ha convertido en un fenómeno atmosférico»

«Trump se ha convertido en un fenómeno atmosférico»

«Internet es un avispero muy revuelto, pensamos que todo lo que aparece en Twitter es opinión pública y no tiene por qué ser así siempre»

M. F. ANTUÑA

Jueves, 8 de junio 2017, 00:14

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Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) es un todoterreno de la palabra con una mente lúcida alimentada a ambas orillas del Atlántico. Hijo de un filósofo español y una psicoanalista mexicana, ha escrito novela, artículos periodísticos y ha puesto los puntos sobre las íes en el mundo digital que nos circunda. Ayer puso su saber al servicio del jurado del Premio Princesa de Asturias de las Letras.

Viene de México y es periodista. ¿Una combinación de alto riesgo?

Es terrible. México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo. Hace dos semanas fue asesinado un gran amigo mío, el periodista Javier Valdez Cárdenas, en Sinaloa, uno de los lugares más conflictivos en el tema del narcotráfico. Lo más grave es que no se está haciendo nada para defender a los periodistas y que los intereses que a veces tocamos con nuestra información tienen que ver no con la gente que, de manera manifiesta, está metida en cuestiones ilícitas sino con aquellos que aparentemente tienen conductas honorables, pero que sirven de fachada o de apoyo al narcotráfico: políticos, empresarios, miembros del ejército...

¿Qué se puede hacer?

Mientras el gobierno no se investigue a sí mismo, mientras no haya una clarificación respecto a cómo fluye el dinero sucio dentro de la sociedad mexicana, los periodistas tendrán que hacer esta labor. Y ahí es donde se corren los riesgos. Por eso la mejor manera de proteger a los periodistas es que la investigación la lleve a cabo el gobierno, pero está tan metido en el delito que es difícil que lo haga. Tenemos ahora mismo varios gobernadores en fuga, lo cual habla de una situación de impunidad total.

Usted dice que en México no se solucionan los problemas sino que se dejan pudrir. ¿Cómo romper esa dinámica?

La política a la mexicana consiste no en resolver los problemas sino en administrarlos, dejarlos pendientes. Es una situación muy grave, hay una división muy grande entre la sociedad y los políticos que pretenden representarla. Tenemos una democracia representativa donde no hay ningúna representación ciudadana, resulta muy difícil organizar partidos políticos en México, hay plazos muy rígidos, se necesita recabar más de un millón de firmas en 17 estados en un plazo de año y medio, o sea requisitos que solo pueden cumplir los partidos ya formados. Hay que ciudadanizar la política, y varios grupos trabajan en ello. Los partidos son meros intermediarios de la política y no están representando a la gente.

Usted es medio europeo. ¿En Europa también estamos dejando que se pudran en lugar de solucionar problemas como los de los refugiados?

Es difícil solucionar problemas que no se habían previsto. Todos los países enfrentan situaciones dramáticas, hemos visto la oleada de refugiados que tiene que ver con una política equívoca que ha impedido que se desarrollen en sus países de origen. La mejor manera de ayudar es tratar de tener un equilibrio global que haga que estas personas no abandonen sus países. El nuevo orden internacional debería intentar evitar las migraciones forzadas. México tiene un situación parecida en la frontera con Estados Unidos. Nosotros nos quejamos de la política de Donald Trump, pero también tenemos que reconocer que esos mexicanos, que son millones, se han ido porque no tienen trabajo en su país. Debemos construirles una alternativa válida.

¿Sigue a Trump en Twitter?

Es inevitable. Se ha convertido en un fenómeno atmosférico, porque aunque no quieras te enteras de lo que dice todo el tiempo. Vivimos en esta época en la que la comunicación te lleva sin que sepas cómo, pertenece a la atmósfera, y Trump es uno de los malestares de la atmósfera.

¿Cómo ve internet y las redes sociales?

Como un avispero muy revuelto. Somos los bárbaros de una nueva civiliación, estamos en los albores de una tecnología que no dominamos todavía, de protocolos que no acabamos de comprender. Pensamos que todo lo que se dice en Twitter representa una opinión pública y no es así siempre. Si pensamos en la cantidad de linchamientos, el odio, la irritación... Todo esto no necesariamente expresa lo que dice la gente. Hay fenómenos psicológicos distintos. Cuando algo te irrita, lo condenas; pero cuando comprendes, recapacitas, reconsideras, no escribes un tuit. Es una manifestación desproporcionada que a veces es inocua, porque en lugar de participar en una protesta la gente se conforma con un tuit, son fuegos de artificio, no sirven de nada.

En medio de todo esto. ¿El periodismo y la literatura están a la altura de las circunstancias?

Sí, el periodismo y la literatura están dando la batalla para critirar una realidad, para no cerrar los ojos ante el dolor en la tragedia, pero también para demostrar que incluso en medio del espanto es posible concebir la esperanza, la dicha, la felicidad y el sentido del humor.

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