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La caja escénica del Teatro de la Laboral, vista desde la avenida de la Pecuaria. ÁLEX PIÑA
«La caja escénica del Teatro de la Laboral es disonante porque está fuera de escala»

«La caja escénica del Teatro de la Laboral es disonante porque está fuera de escala»

Lucía Vallina-Victorero presenta un libro sobre el complejo de Luis Moya en el que recupera la idea de crear un museo con el mobiliario almacenado

A. VILLACORTA

GIJÓN.

Lunes, 3 de junio 2019, 00:59

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La arquitecta Lucía Vallina-Victorero Sánchez presentará mañana, a las 13.30 horas, en la sede gijonesa del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias, en Cimavilla, el libro 'Desde la Universidad Laboral de Gijón hacia la Ciudad de la Cultura', con prólogo del expresidente regional Vicente Álvarez Areces, quien lo dejó escrito poco antes de fallecer.

Nacida en Oviedo en 1995 y residente en Gijón, Vallina-Victorero es arquitecta por la ETSAM (Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid), donde actualmente cursa un máster.

Pero es que, además, su afición por la música la movió a estudiar violonchelo en el Conservatorio Profesional de Música de Gijón, hoy ubicado en Laboral Ciudad de la Cultura. Y fue entonces cuando empezó a apreciar «los singulares e imponentes edificios que conforman un lugar abierto y muy bien conectado con la ciudad».

«Contar con un complejo como la Laboral es increíble para una ciudad como Gijón, porque Luis Moya también es increíble», defiende Vallina-Victorero, cuyo trabajo de fin de grado se centró en la historia y avatares de este coloso arquitectónico, emblema gijonés. Una labor de investigación que ahora publica CICEES dentro de su colección Caravasar, dedicada a profundizar en la gestión de las ciudades y el territorio.

Porque publicaciones sobre la Laboral hay muchas en las que ya se ha reflexionado en profundidad acerca de sus dimensiones, las partes que la componen, la retórica del conjunto o los sistemas constructivos empleados, pero aún no se había tratado su rehabilitación y su adaptación a los nuevos usos que alberga. Un objetivo, el de la transformación, que, según Vallina-Victorero, «está muy bien resuelto».

Eso sí, la joven arquitecta concluye que, «pese al esfuerzo realizado por el Gobierno del Principado para revitalizarla y evitar su estado de ruina por desuso, las intervenciones han seguido criterios tan dispares que algunas nuevas incorporaciones al recinto resultan muy disonantes, tanto por su estética como por sus dimensiones, con respecto a la globalidad del conjunto».

Y se refiere, en concreto, a que, en su opinión, «hay algunas superposiciones que se podían haber ejecutado mucho mejor, como, por ejemplo, en el caso de la fachada trasera del teatro». O dicho de otro modo: «La nueva caja escénica es disonante porque está fuera de escala».

Pero es que la gijonesa ha realizado también una sistematización de la información existente sobre el complejo, tanto de su estado previo como de su situación actual, creando de paso un archivo gráfico que permitirá entender mejor cómo era la vida allí y cómo ha ido evolucionando hasta nuestros días.

Y es que, aunque se conservan algunos planos en el legado de Luis Moya, muchos de ellos son de difícil acceso y, en ese aspecto, este trabajo de fin de grado ha aportado plantas y secciones sobre algunas zonas dibujadas por la propia autora basándose en las dimensiones que Moya menciona en sus textos, además de en algunos planos originales que pudo consultar y en las imágenes que se han ido recopilando.

Otro aspecto sobre el que su investigación ha arrojado luz son las granjas agronómicas que formaron parte del conjunto histórico de la Laboral, «que no han sido estudiadas en profundidad». Y lo mismo ocurre con el mobiliario, «que resulta muy interesante dada su procedencia y calidad», así que la arquitecta ha realizado asimismo una recopilación del que se ha perdido y del que aún se conserva.

Y, por eso, plantea también la posibilidad, ya explorada en el plan de usos, de realizar un museo histórico con el mobiliario original que se encuentra actualmente almacenado «que haga aún más fácil para los visitantes comprender cómo se vivía» en la vieja Universidad.

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