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Marina Menéndez, ante la estatua de la maternidad, en Oviedo. ÁLEX PIÑA
«Hay que decir 'te quiero', porque la vida de repente te deja sin oportunidad de hacerlo»

«Hay que decir 'te quiero', porque la vida de repente te deja sin oportunidad de hacerlo»

La mujer del exjugador del Sporting Joaquín presenta el viernes en el Ateneo Jovellanos el libro que escribió para superar la muerte de su hijo Marina Menéndez Autora de 'El color de mi cristal'

P. A. MARÍN ESTRADA

GIJÓN.

Miércoles, 13 de marzo 2019, 00:26

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Marina Menéndez, directora del Centro Dharma de Yoga en Oviedo y Joaquín Alonso -Joaquín para todos los sportinguistas que recuerdan al que fue uno de los mejores centrocampistas del club rojiblanco- perdieron a su hijo David hace más de una década en un accidente de circulación. Tenía 23 años y su madre quiso plasmar por escrito todo lo que sintió entonces para compartirlo con sus amigos en un libro que apenas tuvo repercusión en el mundo editorial. La editora Carmen Casal la convenció para reeditar ahora esa obra, titulada 'El color de mi cristal', posibilitando que la emocionante historia de duelo, amor y de esperanza que narra en ella pueda ser conocida por más lectores. El viernes estará en Gijón, presentándola en un acto del Aula de Cultura de EL COMERCIO y el Ateneo Jovellanos. Será a las 19.30 horas en el vestíbulo de la antigua Escuela de Comercio.

-Hace ahora diez años decidió plasmar por escrito la dolorosa experiencia que había vivido.

-Empecé a escribir sin ninguna intención de publicar un libro, lo hice como una forma de desahogar una situación personal tan impactante que necesitas reflejarla de alguna manera. Cuando llevaba un año haciéndolo y tenía 180 páginas vi que el hilo conductor, si quitaba todo lo que era desahogo emocional y tristeza, era una historia preciosa que se remonta a un año antes del fallecimiento de mi hijo: hablaba de la comprensión, de cómo a veces la vida, sin que nosotros nos demos cuenta, nos va preparando para las cosas que van a suceder.

-Hay hechos para los que no resulta fácil estar preparado.

-Claro, no puede haber nada tan doloroso como perder un hijo. La historia que cuento es cómo todo lo que sucedió antes y a raíz de un negocio, fue haciendo que yo me despidiera de él. Estuve despidiéndome de David tres meses y la última vez que lo vi le dije todo lo que pensaba de él: sus carencias, sus fuertes, todo lo que lo quería. La última vez que lo vi no me quedaba nada por decirle, nos dimos un abrazo y la siguiente vez que supe de él estaba Joaquín esperándome para decirme que se había matado en un accidente de coche. Todos deberíamos estar al día en nuestras situaciones personales, aclarar las cosas con quienes estamos enfadados o con quien nos hiere, decirles 'te quiero' a las personas que queremos, porque la vida de repente te deja sin la oportunidad de hacerlo. A mí me sanó mucho haber estado al día con mi hijo.

-Compartir su historia también la ayudó, ¿no?

-Fue completamente sanador. Por eso decidí editar un pequeño libro que fui regalando el día de mi cumpleaños a todos los amigos que estuvieron conmigo en aquella fecha. Era una manera de transmitirles: «No lloréis más por mí, que yo ya he comprendido la parte positiva de esta historia y aquí os la cuento por si os sirve». Eran 80 ejemplares y lo escribí para esos amigos; luego fue pasando de mano en mano y llegando a personas que habían vivido una situación similar. Así llego a la que hoy es mi editora, Carmen Casal, que me animó a reeditarlo. Tuve que superar la barrera del pudor por ser algo tan personal, pero ahora estoy contenta de haberlo hecho por los mensajes que me envía gente a los que ayudó. Es un libro que alienta la esperanza aun cuando haya momentos en la vida donde parece ausente.

-¿Ese es el mensaje que le gustaría trasmitir?

-Cuando te ocurre una circunstancia adversa es cuando te das cuenta de que la vida se nutre de lo que de verdad importa. La sociedad actual está muy inclinada a confundir lo relevante con lo superfluo. Hay cosas que no tienen precio y no debería tener que sucedernos algo terrible para darnos cuenta de la importancia del abrazo de un amigo, de la familia, ocupar el tiempo con los seres queridos, dar un paseo por la naturaleza, cosas que no tienen valor económico y que es lo que al final cuenta, porque es lo que te llevas de verdad.

-A usted el Yoga como disciplina, ¿también la ayudó?

-El centro que tengo en Oviedo tiene sus raíces en este libro, todo lo que cuento en él es lo mismo que intento trasmitir a mis alumnos. Comencé a practicar después de escribirlo y me ayudó muchísimo a encontrar la armonía. Me hice profesora para compartir con los demás todo lo que el yoga me dio: un equilibrio interno extraordinario.

-Ese equilibrio, ¿le sirvió para que el duelo no le impidiese seguir creyendo en la vida?

-Es que el duelo no tiene nada de malo, es amor intenso. Hay que llorar mucho, yo estuve un año entero llorando a todas horas. Lo que no es natural es disfrazarlo con una pastilla que te lo impida. A veces me acuerdo de mi hijo y lloro con dolor, lo haré toda mi vida y no por eso no soy una persona feliz: me divierto y creo que la vida tiene también una cara hermosísima. En el libro digo que el amor todo lo puede, incluso superar un dolor tan terrible, porque en esencia todos somos amor.

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