Democratizar la Inteligencia Artificial
Innerarity reflexiona sobre cómo afecta esta tecnología al autogobierno ciudadano
Francisco de Borja Santamaría
Viernes, 23 de mayo 2025, 02:00
El enfoque de 'Una teoría crítica de la inteligencia artificial' es político. Afirma Innerarity que lo que ha deseado hacer con este libro es una ... filosofía política de la inteligencia artificial, poner las bases para un nuevo contrato social, ahora, en torno a una tecnología (la de la inteligencia artificial) que, más que nuestras vidas, va a transformar nuestras sociedades. Está convencido de que en la era de la inteligencia artificial la democracia necesita algo similar a lo que hizo Abraham Lincoln en su Discurso de Gettysburg. Ni más, ni menos.
Para entender una propuesta de esta naturaleza es preciso advertir que la tecnología es parte de la configuración política de la sociedad. A personas no familiarizadas con la teoría política les puede resultar extraño hablar de política o democracia cuando hablamos de tecnología. Pueden pensar que la tecnología es una cuestión sobre la que sólo tienen competencia o algo que decir los ingenieros o las empresas tecnológicas. Pero, a nada que pensemos hasta qué punto las tecnologías transforman nuestras sociedades y nuestras, podremos darnos cuenta de que también la tecnología posee una importante derivada política. El apagón que sufrió España el 28 de abril de 2025 muestra, sin ir más lejos, el protagonismo que la tecnología tiene en nuestras vidas. Todos experimentamos lo dependientes que somos como sociedad del sistema eléctrico y del sistema de comunicaciones, de hasta qué punto la salud o el acceso a los alimentos, por ejemplo, se encuentran condicionados por ese bien. Resulta obvio pensar, además, que se trata de un problema, al igual que ocurrió en la pandemia, que solo podemos afrontar como sociedad, y que la ubicuidad vital de la tecnología la convierte en un asunto público.
La comparación con el cero energético del 28 de abril nos ayuda a los lectores de esta obra a entender también la perspectiva política a la que responde el libro. El sistema eléctrico nacional no puede concebirse exclusivamente –sería un sarcasmo– como una mera relación privada proveedores-clientes, sino como un bien común que exige, por tanto, regulaciones y decisiones políticas, que tienen que ver con la eficiencia de una sociedad y con la justicia en la distribución de costes, etcétera. Desde dicha perspectiva política, el eje del libro es la democracia, la reflexión acerca de cómo afecta la inteligencia artificial a lo más nuclear de la democracia: al autogobierno de los ciudadanos entendidos como comunidad política.
Afecta sobre todo al autogobierno democrático –a que todos estemos debidamente representados en las decisiones colectivas– el hecho de que los patrones con que se entrena a la inteligencia artificial respondan mejor o peor a las diversas individualidades presentes en la sociedad o que los sesgos de los algoritmos sean unos u otros. Por otra parte, los big data miran inevitablemente al pasado –a lo que ya ha ocurrido en la sociedad– y tienden al conservadurismo de que el futuro no sea otra cosa que una proyección o prolongación del pasado, dificultando así los cambios sociales y la solución de injusticias y discriminaciones actuales. Por otra parte, no aportaría más democracia a la inteligencia artificial el que algún algoritmo tomara decisiones a partir del estudio de nuestras preferencias. No se trata de ahorrarse las, con frecuencia, fatigosas discusiones públicas propias de la democracia, sino más bien de lo contrario. La receta de Innerarity para los problemas apuntados, y para algunos más, no es 'más o mejor tecnología', sino una supervisión en clave democrática del diseño y uso de la inteligencia artificial.
Democratizar la inteligencia artificial pasa por la previa comprensión de las posibilidades y límites de la inteligencia artificial y de la humana. La inteligencia artificial nos aventaja en un determinado uso (la veloz computación de datos a gran escala), pero nosotros somos muy superiores en capacidad de conocer contextos e imaginar nuevas posibilidades. Haríamos bien, sugiere Innerarity, en entender la inteligencia como un atributo que una sociedad puede tener en mayor o menor grado y a cuyo incremento contribuye la inteligencia artificial.
El desarrollo del libro se encuentra a la altura del deseo apuntado de contribuir a un nuevo contrato social sobre la inteligencia artificial. En efecto, el recorrido de sus más de 500 páginas, se articula mediante una sólida estructura de tres grandes bloques titulados, respectivamente, teoría, pragmática y filosofía política de la razón algorítmica. Con todo, el lector disfrutará sobre todo con la capacidad que tiene Innerarity de expresar sugestivamente lo específico y diferenciador de ese rasgo que sólo posee el ser humano y que podemos denominar 'lo político'.
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