El Gijón que se asomaba al desencanto
'La caja de Pandora' es la nueva novela gráfica de Ángel de la Calle, que cuenta los momentos clave de la Transición desde el Gijón de los años 70
Es la tercera vez que Ángel de la Calle, un joven dibujante de provincias, protagoniza una de las novelas gráficas de Ángel de la ... Calle, el veterano historietista que ligó su existencia en Gijón a la Semana Negra y que ha dejado huella en el cómic nacional con dos historias que siguen tan de actualidad como cuando fueron publicadas y se han convertido en una suerte de libros de culto. Estamos hablando de 'Modotti: una mujer del siglo XX' (2003) y 'Pinturas de Guerra' (2018), con los que el autor acercó al gran público la autobiografía y la autoficción en un género, el de la historieta dibujada, en el que no había prácticamente ejemplos.
Publicidad
Esta que cierra esta improvisada trilogía puede seguir el mismo camino:el próximo 20-N -pues sí-, será presentada en sociedad en Oviedo 'La caja de Pandora', lo nuevo de quien durante años dibujó a Mar y Mary en las páginas veraniegas de EL COMERCIO. Y si con 'Modotti' el personaje de Ángel de la Calle viajó a los convulsos años 20 y 30 del siglo pasado en Rusia y Sudamérica y con 'Pinturas' retrató la Europa en lucha de los años 60, en este nuevo libro nos cuenta la historia «de un mundo que era aún de papel, desde un Gijón que ya no existe, pero que podría ser cualquier ciudad española en aquellos primeros años de la Transición», nos cuenta el autor.
1 /
1 /
En concreto, esta historia va desde 1975 a 1980, cuando De la Calle era «un jovencito de 17 o 18 años» que veía desde su ciudad cómo el cambio prometido, «que había generado una gran expectación», se fue quedando en menos de lo soñado. «Que una película como 'El desencanto' lograse generar una palabra para referirse a esta sensación en ese momento concreto, el desencanto, es algo significativo y muy poético», reflexiona el dibujante. Describe un personaje del libro a esa generación como una «generación bífida, en la que lo mismo acababas de ministro que te encontraban muerto por una sobredosis de heroína». Y es ahí, en esa «bifurcación radical» de nuestra Historia reciente en la que Ángel de la Calle retrata con maestría «un momento con sombras y luces evidentes».
De 'La Lloca' al Muelle, del Dindurra a Paradiso, la ciudad está presente a lo largo de toda la obra
Y todo desde Gijón, omnipresente en todo el libro, tanto gráficamente como culturalmente. «Hay muchos personajes del Gijón de la época, otros son inventados, otros suman en sí mismos diferentes personajes... Todos están creados para que la historia avance según mis necesidades», confiesa De la Calle, quien no duda en mover los hilos de su pequeño universo a su antojo para poder trasladar a los lectores una realidad que transciende lo local para contar la Historia de un país en un momento concreto. «Me gustaría que quien lo lea sea al final del libro gente con esperanza, pero sin miedo. Y que todo lo que hizo mi generación no se pierda, poder contar lo que pasó en aquellos años a quienes ni los vivieron ni se imaginan cómo eran», detalla.
Publicidad
Curiosamente, esta historia de un mundo de papel «en el que la Historia con mayúsculas la voy contando a través de las pequeñas historias que salen en los periódicos» empieza con una llamada al móvil y termina con otra. «Es una forma de encuadrarlo todo, en uno de los saltos que hay al presente», nos cuenta. Porque, en realidad, también hay mucho de «romántico» en lo que se cuenta y cómo se cuenta. «No es nostalgia», aclara De la Calle, aunque luego se recrea en los detalles de ese Gijón que se muestra en 'La caja de Pandora', lleno de guiños a los lectores de la ciudad, pero que «cualquier otro lector podrá pasar por alto, porque 'La madre del emigrante', que para nosotros es tan simbólica, para él será una estatua cualquiera en una ciudad cualquiera de España». También salen en estas viñetas, que 'Culturas' muestra por primera vez al público, la playa, con su Escalerona; el Instituto Jovellanos, la Providencia, el Muelle. «Las carteleras de cine de la Calle Asturias, por ejemplo, son reales, con 'La naranja mecánica' y 'El gran dictador', que se proyectaban ese día. O las pintadas de 'Franco asesino' sobre la 'Lloca' y el símbolo anarquista en la peana de la estatua de Valdés Salas, en la Universidad de Oviedo, que pude ver en fotos de aquellos años», relata. Desde el edificio de Bankunión a la Plazuela, desde la librería Paradiso a les 'Chapones', de El Musel a Somió y La Providencia. Gijón se muestra a través de su efervescencia cultural, con personajes como Dubert, que está de tertulia en el café Dindurra y es un claro guiño a Francisco Carantoña, quien fuese director de este periódico. También son escenario la Catedral de Oviedo, el centro de Madrid, Barcelona, La Habana... Y en medio de todo, los artistas, los creadores, los dibujantes. «También quería mostrar ese mundo en el que los que fueron más dóciles triunfaron, mientras que los idealistas desaparecieron del mapa», reconoce. Otro sillar en la torre del desencanto.
«El mensaje es el medio, es el cómic»
No quiere adoctrinar Ángel de la Calle, tan solo poner los hechos tal y como él los recuerda al alcance de quienes no vivieron aquella época. «No hay mensaje, el mensaje es el medio, es el lenguage del cómic», nos explica. De hecho, su «mayor esfuerzo» ha sido crear una estructura narrativa «que no fuese igual que la de mis libros anteriores, no quería repetirme». Hay saltos temporales, cambios de perspectiva, autoficción, distintas herramientas para que la historia avance «sin que el lector se pierda». Todo un reto «que espero haber conseguido superar».
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión