«Cuando hice el libro de la Revolución del 34 no tenía conciencia histórica»
«Desde mi obra no ha habido nada sustancialmente nuevo, solo versiones de la derecha española que hacen responsable a la Revolución de la Guerra Civil posterior»
Paco Ignacio Taibo II es mucho más que el creador y fundador de la Semana Negra. Es historiador y escritor fundamental que ha indagado y ... sigue haciéndolo en nuestra historia. En los setenta se afanó en rescatar los testimonios de quienes vivieron la Revolución de Asturias de 1934, de la que ahora se cumplen 90 años, y ahora anda en el lío de contarnos a Pelayo y su Reconquista desde otra perspectiva. Hoja de Lata reedita ahora, corregida y aumentada, la investigación realizada en los setenta. 'Asturias. Octubre, 1934' es el título.
–¿Cómo mirar a una obra pasada? ¿Cómo lo hizo usted con este trabajo?
–Tuve que redescubrirla. Era extraño cómo estaba en esa obra mi origen como historiador, fue el primer libro de historia que escribí.
–¿Qué recuerdos guarda del proceso de investigación?
–Que fue larguísimo, pero al mismo tiempo que hacía la investigación no tenía conciencia histórica, no me di cuenta en su momento sino cuando terminé de hacerla y empecé a publicarla, no me di cuenta de que podía rescatar trescientos testimonios de actores principales y secundarios de la Revolución. No era consciente de que podía ser la última vez que se hablara con ellos y no actué como tenía que haber actuado un historiador con conciencia histórica. Trabajaba con una grabadora con una sola cinta, de modo que escuchaba, tomaba notas y volvía a grabar, de tal manera que muchos de los testimonios originales de las entrevistas se volvieron solo unas notas que yo usé para el libro.
–Ha pasado mucho tiempo y ha habido más investigaciones en torno a la Revolución asturiana. ¿Han sido suficientes o se han quedado cosas en el tintero?
–He seguido leyendo pero creo que no hay nada sustancialmente nuevo que se haya podido aportar sobre lo que sucedió en 1934. Hay variantes interpretativas sobre todo, y han surgido muchas variantes conservadoras haciendo responsable a la Revolución del 34 de la futura Guerra Civil, sacándola del contexto en que se produce, que fue lo que yo intenté en mi primera versión, establecer el contexto. Lo nuevo que he estado revisando, siempre estoy hojeando, son las versiones de la derecha española anti 34.
–¿Sabemos en Asturias de nuestro pasado propio o sigue siendo el conocimiento de nuestra historia una asignatura pendiente en España?
–En su día lo fue. La manera en la que se hizo el libro y se fue publicando en fascículos semanales, en tirajes masivos, hizo que tuviera un eco enorme por parte de la población, y que todas las semanas llamara alguna persona que nos dejaba un recado: 'Aquí hay un testimonio'. Había entonces una gran conciencia histórica de que era el momento para recuperar la Revolución del 34. El paso del tiempo seguramente haya debilitado esa conciencia. La clase obrera asturiana de hoy no es la de entonces, los movimientos estudiantiles ya no tienen la fuerza que tuvieron y puede volver a haber un vacío de pasado generacional.
–¿Por qué a los españoles nos cuesta tanto mirar a nuestra historia?
–Porque durante muchísimo tiempo, durante regímenes dictatoriales, la historia era terreno prohibido, contarla significaba directamente entrar en contradicción con la dictadura y el sistema, en esa medida la historia se ocultaba, se escondía, se ignoraba e imperaba la versión de los vencedores de la Guerra Civil. Así fue durante muchos años, de modo que hubo muchas generaciones que crecieron solo escuchando la historia de los vencedores fascistas. Hay otro fenómeno que es muy europeo que es la visión del pasado como algo molesto que más vale no mover por parte de generaciones atrapadas en la ética y la estética de sociedades de lo ameno, lo divertido, lo curioso, que no incluye una relación sólida con el pasado.
–¿Comparte la opinión de su amigo López Obrador respecto al perdón de España por el pasado colonial?
–Comparto plenamente que España debería reflexionar en mayor profundidad sobre el concepto de la conquista y lo que esto significó en el choque de las culturas mesoamericanas o americanas y la cultura expansiva española medieval. La ausencia de esta reflexión lo que produce es sistemáticamente la falacia de los conquistadores, la falacia de los salvajes a los que fuimos a civilizar, mientras esto no se corrija en la mentalidad colectiva hay un vacío de los españoles que no pueden mirar hacia sí mismos en términos de justicia. En el caso mexicano yo añadiría cosas, como que en España sería importante conocer la historia de Gonzalo Guerrero, el primer español náufrago que tomó el lado de una etnia maya para combatir como jefe de guerra a los colonizadores españoles, o Francisco Javier Mina, uno de los héroes de la independencia mexicana, o la historia de los liberales españoles que combatieron con Juárez contra la intervención extranjera francesa y contra el Imperio Maximiliano. Hace falta menos provincialismo y más una reflexión histórica no solo de los supuestamente vencedores, sino también de los vencidos.
–¿Qué le ha parecido que no se invitara al Rey de España a la investidura de Claudia Sheinbaum?
–Paso.
–¿Qué está haciendo ahora?
–Estoy corrigiendo la versión final de un libro que se llama 'La batalla de Pelayo', que trata de reconstruir sobre bases radicalmente diferentes lo que se dio en llamar el inicio de la Reconquista.
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