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Mañas, en la librería Cervantes de Oviedo. PIÑA
«La historia de España es una de las mejores historias del mundo, hay pocas tan ricas»
José Ángel Mañas. Escritor

«La historia de España es una de las mejores historias del mundo, hay pocas tan ricas»

A través de la recreación de la vida del rey Pelayo, el autor nos adentra en la Reconquista. Una novela que recorrerá Asturias con el Aula de Cultura

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Domingo, 12 de septiembre 2021

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José Ángel Mañas (Madrid, 1971) nos traslada hasta el año 711 en su última novela, '¡Pelayo!' (Esfera de los Libros, 2021), para iniciar con él un viaje cargado de aventuras y épica sobre el mito de Pelayo. Narrado a través de la voz femenina de uno de los principales personajes históricos de la época, Andosinda, nos relatará cómo nació y creció el hombre que dio origen al mito y que desencadenó la Reconquista española. Una obra que el autor presenta en Asturias a través de una gira con el Aula de Cultura de EL COMERCIO y que dará comienzo el miércoles, a las 11.30 horas, en Covadonga, con un recorrido por el santuario. Esa misma tarde se trasladará a la Casa de Cultura de Mieres y el jueves visitará la librería La Buena Letra de Gijón. El viernes, la presentación tendrá lugar en el salón de actos de la Caja Rural en Oviedo. Todas ellas comenzarán a las siete de la tarde.

–La frase promocional de la novela dice: «Esta es la historia verdadera de Pelayo». ¿Es eso posible?

–Hay mucha nebulosa y tremendas lagunas en la historia de Pelayo. He respetado los hitos históricos que tenemos sobre el personaje y que te dan una idea de cuál pudo ser su experiencia real. En cuanto a su interior, uno tiene que echarle imaginación. Cómo sentía, cómo era, qué es lo que buscaba, cuáles eran sus relaciones con su familia… He procurado ampliar la visión que tenemos de Pelayo, pero es mi visión, la visión de Mañas.

–Sobre Pelayo hay muchas leyendas, ¿cuánto han pesado en la creación de la historia?

–Hay leyendas montañesas en Asturias y en León, y vas jugando con ellas. Coges aquellas cosas que se armonizan con la idea que tú tienes, pero respetando al máximo el contexto histórico, y recreas ese mundo, que es muy peculiar. Todo para tener una visión más amplia del personaje y de su historia.

–Compara a Pelayo con el Rey Arturo.

–Lo comparo con él porque ves lo que se puede hacer con un mito cuando mucha gente trabaja en él, cómo crece y se convierte en fascinante, y cómo podría ser el de Pelayo. Me da pena que no tenga mayor repercusión. Creo que tiene que crecer porque es un mito muy bonito e interesante y, desde el arco histórico, para la historia de Europa, Pelayo es infinitamente más importante que Arturo.

–¿Y no tiene miedo de que su libro se utilice políticamente por parte de algunos grupos para ensalzar una idea concreta de nación española?

–En mi incursión en la novela histórica, me he dado cuenta de que he ido trabajando en grandes hitos en momentos de turbulencias identitarias, que te llevan a reflexionar y pensar sobre qué es ser español y qué es la historia de España. He trabajado los principales hitos: el 36, 1492, el cerco de Numancia y ahora el 711. Creo que son momentos que hay que entender para saber lo que es España y para saber lo que significa ser español. En España tenemos tendencia a pegarlo siempre a una ideología determinada y no es necesariamente así. Se puede sentir uno muy español y tener otro tipo de ideología. A mí no me preocupa porque lo importante aquí es el valor literario de la novela. Yo intento transmitir la pasión por el personaje y por la historia de España, que es una de las mejores historias del mundo. Es extraordinaria y hay pocas tan ricas.

«Más humano»

–Es una novela protagonizada principalmente por hombres, pero está narrada por una mujer; por Andosinda, hermana de Pelayo.

–Esa es la gracia. Ella es la que interpreta a Pelayo. Es un personaje distinto que te da relieve porque te muestra un Pelayo más humano, con sus defectos y sus miserias, y que te lleva además a un doble final que me gusta mucho.

–El título de la novela aparece entre exclamaciones, algo que no es habitual.

–Es una declaración de principios. Por un lado, te tienes que distinguir y, por otro, quería alejarme del Don Pelayo, que se me hacía muy medieval; muy clásico. Además, las exclamaciones le dan un punto épico.

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