El escritor Anthony Horowitz presentó su última novela en la Semana Negra. :: JUAN CARLOS TUERO

«Leer se ha convertido en un lujo del siglo XXI»

El prolífico autor británico presenta 'Asesinato es la palabra', en la que él mismo es parte del relatoAnthony Horowitz Escritor

M. F. ANTUÑA

Lunes, 8 de julio 2019, 01:33

Es un todoterreno de la ficción. Escritor de aventuras para niños y jóvenes, de novela negra para adultos, es guionista de cine y televisión y un creador infatigable en cuya cabeza cohabitan diferentes historias de manera continua. Anthony Horowitz (Reino Unido, 64 años), el padre de 'Alex Rider', 'The power of five' y 'The Diamond Brothers', llega a la Semana Negra con 'Asesinato es la palabra' (Catedral), la primera entrega de una saga detectivesca en la que el propio escritor forma parte del relato. Habrá una decena de entregas y muy posiblemente una serie de televisión. Claro que antes es muy probable que llegue otra serie para EE UU de 12 capítulos y diez minutos de duración y otra más para un canal francés.

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-¿De dónde saca tiempo para hacer tantas cosas?

-Soy un solitario, no recibo llamadas, no tengo vida social, trabajo muy concentrado diez horas diarias y me encanta escribir, por eso nunca paro.

-En 'Asesinato es la palabra' se mete usted mismo en la ficción.

-Quería hacer novela negra clásica, pero con un efecto diferente, y al introducirme a mí mismo podía darle una vuelta por completo a la forma de contar. Normalmente, los escritores lo saben todo, son los más inteligentes, pero en este caso soy el más estúpido y nunca sé nada. La relación que tienen el detective protagonista y el escritor nunca se había dado en la literatura, y eso me interesa.

-¿Quedan muchas más maneras de contar por inventar?

-Soy escritor profesional desde hace 40 años, he escrito 56 novelas y el único miedo que tengo es a ser predecible. Escribir es una aventura y si no te sorprendes a ti mismo no vas a sorprender a nadie. Por eso no he escrito más libros de Alex Rider. Creo que hay muchas cosas por hacer y de momento hay tiempo para ello.

-¿Qué parte hay de trabajo puro y duro y cuánto es inspiración en su forma de escribir?

-Es interesante la diferencia. A mí me vienen ideas todo el tiempo, veinte veces al día: novelas, cuentos, chistes... De lo que se trata es de escoger una y dedicar un año a desarrollarla. El oficio está ahí, en dar forma a la idea, mi última novela son 150.000 palabras, que son muchas palabras. Pero me gusta todo el proceso, todo forma parte de lo que es ser escritor.

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-Todo va muy rápido con la influencia audiovisual. ¿Ha cambiado su forma de escribir por ese efecto?

-Siempre he sido un escritor visual. Hay una cita que me gusta de 'Adiós Berlín' que dice «yo soy una cámara», y esa es mi forma de escribir: hasta que no veo todo no lo plasmo en una página. A veces me gusta incluso dibujarlo primero.

-Pero las cámaras de hoy van mucho más rápido.

-Cierto. Si enseño a mis hijos películas de Hitchcock, les parecen lentísimas, pero lo importante es que con el movimiento, la posición de la cámara, puedes decir muchas cosas. Me gusta cómo la imagen te captura e intento crear imágenes en los libros.

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-No le debe costar nada escribir guiones para series de televisión.

-Aunque no lo parezca, es problemático escribir para televisión, porque además hoy en día el nivel es muy alto, pero sí, me siento cómodo.

-¿Hay historias para contar en televisión y cine y otras para contar en un libro?

-Cuando pienso una historia tengo claro lo que va a ser, si televisión, literatura, y eso es estupendo, lo que no hago nunca es forzar para llevarla al formato equivocado.

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-Y una vez nace la idea, ¿tiene vida propia o diseña un plan?

-Le dedico mucho tiempo a desarrollar la estructura, puedo pasar años incluso. Es lo más importante, sin ella no puedo escribir; no te ata, te libera. Si visitas una ciudad sin mapa, no puedes encontrar el camino; pero si llevas el mapa, siempre puedes decidir qué camino tomar. Con el mapa eres más libre.

-¿Cuántas historias puede tener en la cabeza al mismo tiempo?

-Ahora mismo, unas siete, pero solo estoy escribiendo tres.

-¿Cambia el chip a la hora de escribir para niños o adultos?

-Las reglas son distintas, pero lo importante, el ritmo narrativo, el sentido del suspense, los personajes, requieren un trabajo parecido. Pero sí es cierto que para los jóvenes hay que escribir con más velocidad. Si para describir una habitación para adultos necesito dos párrafos, para niños basta con dos líneas.

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-¿Siente la responsabilidad de crear nuevos lectores?

-No, pero estoy muy orgulloso de que novelas como Alex Rider hayan impulsado a los niños a leer. No era buscado, no era mi intención, no era una responsabilidad, pero estoy feliz.

-¿Qué futuro tiene la lectura en un mundo en el que estamos permanente enchufados a la imagen?

-La gente va a seguir leyendo, leer es un placer, en un mundo en el que todo va tan rápido, es tan inmediato, casi se ha convertido en un lujo del siglo XXI. No se me ocurre nada más creativo y no imagino que la humanidad piense que se pueda vivir sin libros.

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-¿Buscamos refugio en la mentira de la ficción porque vivimos en un mundo lleno de 'fakes'?

-Sí, creo que ocurre, en particular muchos adultos han encontrado ese refugio en la literatura para jóvenes. En el mundo real nada es fácil y nadie sabe cuál es el final, pero en un libro el final existe y además los malos reciben su castigo. Pero no pienso que la ficción sea mentira, la buena ficción existe y tiene éxito porque comprende y hace entender el mundo real. En la novela negra los crímenes son la excusa para hablar de otros temas. Los libros que amo me han ayudado a entender, generan empatía. Los políticos deberían leer más. Mire, en Gran Bretaña está Jeremy Corbyn, de extrema izquierda, y en EE UU, Donald Trump, extrema derecha. ¿Pero qué tienen ambos en común? Que nunca han leído un libro.

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