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Amador Fernández, ayer en la librería Cornión. DANIEL MORA
La librería Cornión anuncia su cierre

La librería Cornión anuncia su cierre

La intención de Amador Fernández, que se jubila en junio, es dedicar todo el espacio a galería de arte

J. L. G. / D. L.

GIJÓN.

Martes, 3 de abril 2018, 00:07

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Cornión abrió sus puertas en mayo de 1981, donde antes estaba la librería Atalaya, fundada en 1961. Ahora, 57 años después, le ha llegado la hora del cierre. Su propietario, Amador Fernández -que empezó a trabajar en ese local en 1968-, cumple 65 y ha decidido que es el momento de dejar un negocio en el que lleva más de media vida. «Cerraremos en el mes de junio», anuncia. Además del libro, Amador Fernández ha cultivado con mucho éxito la faceta de galerista. Hasta ahora, la planta inferior del inmueble que ocupa la librería había sido una de las galerías de arte de referencia en Asturias. A partir de junio, su intención es que la zona expositiva pase a ocupar «todo el espacio del local. La galería nos permite llevar el negocio con más tranquilidad, con menos agobios», explica.

No es el único negocio de este tipo que echará el cierre este año. La librería Santa Teresa, en Oviedo, cierra sus puertas lastrada por la falta de ventas. Situada desde 2014 en la calle Covadonga y heredera del más veterano negocio de la calle Pelayo, se encuentra en liquidación y camino de desaparecer. «No funciona, no da rendimiento. Aguantamos varios meses, pero estuvimos alargando para nada», explica Pedro Polledo, uno de los socios junto al expresidente de la Asociación de Libreros de Oviedo, Leonardo Prado.

Las librerías asturianas llevan años viendo como su negocio decrece. Desde el año 2007 las ventas han descendido de forma notable, a lo que hay que sumar la competencia de un gigante como Amazon. «Es preocupante en el libro físico. En el mundo anglosajón se calcula que ya venden el 30% de los libros. Aquí no se llega a esos niveles, pero sí que está creciendo. Hay un cambio en el modelo de compra», afirma Rafael Gutiérrez, propietario de La Buena Letra y presidente del Gremio de Libreros de Asturias.

La opinión de Luis Martín, propietario de la librería Maribel, va más allá. «Amazon es el enemigo que más daño nos está haciendo. Entiendo que funcione con rarezas o libros descatalogados, pero ¿en el día a día? En el 99% de los casos, lo que compras los tienes al lado de tu domicilio», explica el responsable de esta librería abierta en 1952.

Luis Martín denuncia además las prácticas de Amazon y reclama al Gobierno mano dura con una empresa que amenaza la supervivencia de muchos pequeños comercios y a la que en EE UU ya han empezado a acotar. «Hacen competencia desleal. No pagan impuestos y tienen a los trabajadores como los tienen. La gente se tiene que parar a pensar lo que se nos viene encima», sostiene.

Amador Fernández tampoco ve clara la situación para las próximas generaciones. «Amazon es un rival muy duro para los libreros, pero también para el resto de pequeños comercios. No pagan impuestos como los demás y juegan con las ventajas fiscales. A mí no me afecta mucho personalmente, pero el daño a la población en general es enorme y quita a los jóvenes todas las posibilidades», señala.

Las posibles soluciones, apuntan los libreros, pasan por varios frentes. El primero, que el Gobierno tome medidas para equiparar desde el punto de vista regulatorio al gigante del comercio electrónico con las librerías. «Amazon no arriesga nada, es todo logística y algo de almacenaje», afirma Luis Martín.

Otra forma de hacer frente al fenómeno Amazon, en opinión del presidente del Gremio de Libreros de Asturias, es potenciar las virtudes de las librerías, aquellos aspectos en los que la empresa de comercio electrónico no puede competir. «Tenemos que potenciar lo que nos distingue: la proximidad, la cercanía, el asesoramiento. Competir con un gigante como ese es imposible, pero en esa empresa nadie te asesora. Las librerías no deben ser meros despachos de libros, deben ser agitadores culturales. Amazon no puede hacer una sesión de cuentacuentos», afirma Rafael Gutiérrez.

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