Figura indiscutible

Hombre íntegro, de una cultura exquisita y de un extraordinario bagaje vital, hemos tenido la suerte de que la vinculación de Luis Sepúlveda con nuestra tierra fuera temprana. Recibió en 1989 el Premio Tigre Juan por 'Un viejo que leía novelas de amor', su obra más conocida y la que le dio una gran proyección internacional, que luego fue traducida a decenas de idiomas de todo el mundo, entre ellos al asturiano. También fue ganador en 1990 del premio del Concurso Literario de relatos de La Felguera. Y no podemos olvidar cómo, una vez instalado en Xixón, realizó un magnífico trabajo desde la dirección del Salón del Libro Iberoamericano, un encuentro que reforzó los lazos entre la comunidad literaria española con la de Iberoamérica, Brasil y Portugal.

Luis Sepúlveda es uno de los grandes autores de la literatura en español. Una figura indiscutible que escribió obras hermosas y de una gran calidad por las que será siempre admirado. Un hombre al que también hay que recordar por sus compromiso político, que le hizo sufrir cárcel durante la dictadura de Pinochet, vivir clandestinamente en Chile, y finalmente exiliarse en Europa, lo que lo traería finalmente a Asturias.

Con él se apaga una voz esencial, un autor de cuentos y novelas cortas imprescindible en la narrativa en español. Quienes lo conocimos podemos dar fe, además, de que Luis era generoso y extraordinario en el trato, que fue dejando su amistad en todos los continentes, especialmente en la Asturias en la vivió las últimas décadas.

Quiero dar mi más sentido y sincero pésame a su viuda, Carmen Yáñez, y a su familia; a sus muchas amistades de Xixón y de Asturias, y a sus miles de lectores y lectoras. La cultura pierde a un autor valioso y referencial. En la literatura queda su obra y su nombre para siempre.