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Luisa Navia-Osorio retrata a la sociedad asturiana en 'Los agujeros de gusano'

MIGUEL ROJO

Jueves, 7 de febrero 2019, 00:11

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Luisa Navia-Osorio (Oviedo, 1962) presenta esta tarde en Gijón, en la Librería de bolsillo (20 horas), su novela 'Los agujeros de gusano' (Luna de abajo), en un acto en el que estará acompañada por los escritores Diego Medrano -colaborador de EL COMERCIO- y Estefanía González. Esta profesora de Ciencias de la Información, dibujante para videojuegos, animadora e ilustradora se estrena en la literatura con un irónico retrato de Asturias a través de una pléyade de curiosos personajes cuya descripción, por parte de su creadora, sirve por sí sola para poner en antecedentes al lector: el primero, un poeta asturianista de Podemos, que aunque es muy de izquierdas es de buena familia; su padre es un señor del 'Oviedín' de toda la vida y su madre una aristócrata de rancio abolengo: viven en su piso de la capital, tienen una casona familiar a la que van de vez en cuando y son socios del Club de Tenis. La mujer del poeta es una pija que tiene un blog de tendencias de gran éxito, lo que desata el odio de la exnovia de él, una rica venida a menos; el padre de la bloguera es un empresario socialista bien relacionado con el Principado y su esposa, que era peluquera, ahora es una nueva rica rellena de bótox; otro personaje es un periodista que quiere ser escritor con escasos resultados; su padre, por cierto, tiene un chigre en El Nodo, en Avilés, y el capítulo que protagoniza este último, cuenta Navia-Osorio, se basa en un reportaje publicado en 2011 en 'La voz de avilés' sobre la galerna que medio siglo antes había segado la vida de 83 marineros, 23 de ellos asturianos y muchos, avilesinos.

Los personajes, asegura Navia-Osorio, «son arquetipos, no me he inspirado en nadie en concreto para darles forma», aunque pueda parecerlo. Y si hay mucho de crítica social en la novela es «porque mi naturaleza es ser crítica y pesimista, no porque tuviese esa intención». Diferentes tramas tejen una historia con planteamiento, nudo y desenlace, pero para la que puede que haya segunda parte «si consigo mantener el nivel»: el que una novela de alrededor de 200 páginas que fue puliendo a base de trabajo. «Escribo todos los días hora y media, unas 1.500 o 2.000 palabras. Luego me encanta corregir, así que le dediqué mucho tiempo a darle vueltas, a ir mejorando la novela desde el primer borrador, escrito a mano».

Esta tarde hablarán sobre todo ello en Gijón. Vayan y se lo pasarán bien.

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