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Los libros de la mesita

Lo mejor de mi 2018

Manuel astur

Viernes, 25 de enero 2019, 18:27

¿Otra lista con lo mejor del año? Todos los meses escribo sobre los libros que llenan mi mesita de noche, así que cómo no decir cuáles han sido mis favoritos. Además, este último año el mundo editorial ha estado tan aturdido por la ideología y la política, las cuales son las peores enemigas del arte verdadero, que todo pequeño apoyo, incluso el mío, es bienvenido.

Berlín, ciudad de luz, libro tres, de Jason Lutes (Astiberri, ed.)

Pocas épocas más apropiadas que esta para que, después de veintidós años, Jason Lutes se haya animado a terminar su famosa trilogía de novelas gráficas sobre en el Berlín de la República de Weimar. Jóvenes artistas bohemias explorando su sexualidad que solo quieren pasarlo bien mientras el mundo se desmorona, periodistas idealistas amargados antes la deriva absurda de la sociedad, millonarias decadentes coqueteando con la política, obreros explotados por el sistema que se ponen una ideología como se ponen el mono de trabajo y se enfrentan los unos a los otros cuando tendrían que estar unidos, políticos sin escrúpulos, opiniones y fanatismos: salvando las distancias, produce escalofríos ver, cómo un siglo después, repetimos patrones parecidos. Gráficamente impecable, muy cinematográfica, con un manejo de los silencios y las elipsis espectacular, una obra maestra que todos tendríamos que leer para comprender que la historia es un mecanismo que nos puede destrozar si olvidamos que somo nosotros mismos los que la ponemos en marcha.

Crímenes del futuro, de Juan Soto Ivars (Candaya editorial)

Y si hablamos de agitación y opinión resulta casi imposible no mencionar a Juan Soto Ivars. Amado por unos y odiado por otros, a casi todos, incluso a él mismo, se nos suele olvidar que, además de columnista y opinador furibundo, es uno de los mejores novelistas de mi generación. Así lo ha demostrado con su última novela, que ha pasado algo desapercibida, comida por el personaje público, y que es un compendio de todo lo bueno que puede hacer. Aquí no hay opinión: aquí hay una visión alimentada por la observación detallada de la sociedad desde uno de los ojos del huracán. Una visión nada optimista sobre lo que podría suceder a poco que se torciera aún más nuestro camino, pero redentora en un plano general, profundamente humanista. Prosa implacable, descarnada a veces, poética cuando es necesario, Juan tiene mucho que contar, sí, pero sobre todo, sabe cómo contarlo.

Los cantos, de Ezra Pound (Sexto Piso)

El poeta más importante del siglo veinte, Ezra Pound, estuvo toda su vida escribiendo una de los obras más ambiciosas de la historia de la literatura: Los cantos; un poema épico inagotable en todos los aspectos. Traducir al español sus más de 26.000 versos también era una tarea titánica, que hasta ahora nadie había logrado del todo y que le ha llevado a Jan de Jager veinte años de trabajo. Los «poundistas» -todos aquellos que creemos que la poesía es la voz de la humanidad, el único Dios posible de una religión que exige aprendizaje, fe y sacrificio- le estaremos siempre agradecidos. Es tan inmensa que poco puedo decir, sólo que ese canto al que se refiere el título es el de la tribu humana. Aquí está todo. Si tuviéramos que volver a comenzar, el nuevo Adán podría leer esta obra maestra y comprendernos.

Voss, de Patrick White (Impedimenta)

Sin lector no hay escritor, y los libros que leemos sirven también para leernos a nosotros mismos. Son una corriente subterránea por debajo del día a día. Así que supongo que este año ha debido de ser solitario y duro, pero también luminoso, y lleno de revelaciones, porque la novela que ya por siempre estará asociada al dos mil dieciocho es esta obra maestra del único premio nobel australiano. Un viaje alucinante a la zona inexplorada de Australia en el siglo XIX emprendido por un grupo de hombres, cada cual con su salvaje búsqueda interior. Una historia de amor espiritual, entre un hombre y una mujer condenados a trascender. Y una escritura deslumbrante, sensorial, gratamente compleja, que no difícil, que como el explorador protagonista, abre nuevos caminos para quien se atreva a seguirlos.

Contar es escuchar, de Ursula K. Le Guin (Círculo de tiza)

Qué cosa más placentera es la inteligencia cuando brilla. Qué gusto leer a una maestra de la literatura, y de la vida, que no tiene nada que demostrar ni que temer y, por lo tanto, habla con el corazón limpio. Bondad, magnanimidad, mirada limpia, razón poderosa, uno de los libros más deslumbrantes que he leído nunca. Ursula era taoísta -que puede resumirse como practicar la facilidad y buscar la serenidad-. Según las leyendas antiguas, los maestros toístas eran tan ligeros que podían viajar a lomos de una cigüeña, cosa que hacían cuando finalmente se iban a la isla de los inmortales donde podrían vivir toda la eternidad. Ursula se fue el año pasado a los ochenta y ocho años: este libro es su cigüeña.

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