«Narrar a través de la ficción siempre es un acto moral»

Lorenzo Silva (Madrid, 1966) volvió a la Semana Negra con 'Si esto es una mujer', escrita a cuatro manos con Noemí Trujillo. La realidad incómoda de la trata de seres humanos es abordada en ella partiendo de un hecho real.

-¿Cómo surgió esta novela?

-El personaje protagonista, la inspectora Mauri, nació en un relato mío hace cuatro años y vi que podía tener más recorrido. Hablando de ello con Noemí brotó la idea de compartir el trabajo. Coincidimos en partir de un crimen real en Madrid, cada uno empezó a aportar y aquí está la novela.

-El título remite a Primo Levi y al holocausto. En este caso el drama está en la prostitución, una realidad incómoda.

-Es una realidad invisibilizada para la sociedad y para los propios clientes, que ven lo que quieren, no la enorme proporción de estas chicas que son víctimas de tratas, extorsión, violencia. Moralmente es más cómodo pensar que están allí porque quieren. Esa doble invisibilidad favorece que quienes las explotan las sometan a un proceso de despersonalización similar al que vio Levi en los campos de concentración. Además de anular su dignidad, les transmiten que son ciudadanas de segunda y nadie va a ocuparse de ellas. Lamentablemente es así.

-¿Se banaliza en debates como el de la legalización?

-Totalmente. La protagonista en que nos inspiramos, una chica que está en la calle, alguien se la lleva, la descuartizan y la tiran a un contenedor, no es algo muy común que le pase a quien no está en ese mundo. Si uno se da un paseo por los lugares donde ejercen y ve cómo están 'compartimentadas', rumanas, chinas, nigerianas, ese orden solo lo puede imponer una mafia. A quien dice que es un trabajo más, le preguntaría si él contaría en sociedad que su hermana es prostituta, o si lo pondría en su curriculum.

-El género negro, cuando aborda, estos temas, ¿es realismo con vocación de justicia poética?

-La única aportación de la literatura ante ciertos problemas es tratar de aumentar la conciencia o reducir la ignorancia ante ellos, quizá así sea más fácil que alguien empiece a resolverlos o nos interpelen algo más. La novela negra se enfrenta a cuestiones sociales que en otras narrativas no están presentes.

-¿Es eso lo que le ha llevado a mantener su constancia en este género?

-Lo que ha hecho que me apegue a este tipo de historias, aunque haga otras, es que es una buena manera de hacer un retrato integral de la sociedad: puedes reflejarla desde ese vertedero hasta el Paseo de Rosales, permite esa radiografía con sus luces y sombras.

-¿Entiende la literatura sin conciencia moral?

-El acto de contar por la vía del testimonio o de la ficción es siempre político o moral, incluso si te evades de la realidad esa ya es una actitud. Al narrar uno toma decisiones éticas todo el tiempo y toma una postura: en qué pones el foco. En mi caso lo pongo en esa arpa de Bécquer que nadie ve en el ángulo oscuro. Me interesa la literatura del ángulo oscuro y la realidad está llena de ellos, nuestro presente y nuestro pasado.