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El poeta Pedro Salinas, perteneciente a la Generación del 27. :: E. C.
Las novelas de una vida

Las novelas de una vida

Monserrat Escartín firma una biografía poco convencional, un análisis casi freudiano, del poeta Pedro Salinas

JOSÉ LUISGARCÍAMARTÍN

Sábado, 11 de enero 2020, 00:13

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'Pedro Salinas, una vida de novela' está dedicado al doctor Cabrera, «psicólogo clínico», y termina mostrando agradecimiento a María Luisa Casals, «médico psiquiatra, por sus observaciones profesionales», lo que ya nos pone en la pista de que no pretende ser una biografía convencional, sino un análisis casi freudiano del poeta.

Es también otra cosa, quizá de mayor interés: un pormenorizado estudio de su obra plural, de la que Monserrat Escartín es una de la principales especialistas (a ella se debe la reconstrucción del libro 'Largo lamento' y la publicación de casi un centenar y medio de poemas inéditos).

El psicologismo de la autora resulta quizá algo simplista: «Si la educación recibida marcó su conducta de adulto, fue determinante el exceso de cuidados de doña Soledad, nacido de sus miedos, que se tradujo en sobreprotección. De ahí el perfil tímido e inseguro que caracterizó a nuestro personaje junto al temor a no ser querido, a la enfermedad o a la muerte y el consecuente sentimiento de culpa con el que se castigó, derivado de un concepto negativo de su persona».

Pero no parece que Salinas tuviera excesivo sentimiento de culpa, ni siquiera tras el intento de suicidio de su mujer al enterarse de las relaciones con Katherine Whitmore, la inspiradora de 'La voz a ti debida'. Y el temor a no ser querido, a la enfermedad y a la muerte resulta connatural al ser humano, no necesita se explicado por traumas de infancia.

«Don Pedro tuvo vocación de ser persona», comienza uno de los capítulos. Curiosa vocación, por cierto. Su inseguridad, añade la biógrafa, hizo que «dudara tanto de sí mismo como de su profesión, fluctuando entre sentirse poeta, crítico, ensayista, profesor, conferenciante, novelista o dramaturgo». ¿Cómo se puede dudar entre ser profesionalmente profesor o conferenciante, crítico o ensayista?

Pedro Salinas fue un gestor cultural durante los años de la República (a él se debe la creación de la Universidad Internacional de Santander), un admirado profesor y destacado estudioso de la literatura española, antes y después del exilio. Tuvo además una vocación creadora, que antes de la guerra se centró principalmente en la poesía y después se extendió por los más diversos géneros literarios, en una peculiar grafomanía que compensaba su alejamiento de la realidad española. Convirtió además un genero menor -la correspondencia epistolar- en un género mayor: sus colecciones de cartas se encuentran entre lo más atractivo de su obra.

La correspondencia con Katherine Reding, luego Whitmore, no es un mero complemento de los poemas de 'La voz a ti debida', sino una auténtica obra literaria de no menor complejidad e interés.

Monserrat Escarpín cita ampliamente cartas del poeta y de las personas más cercanas a él (su amigo Jorge Guillén, su hijo Jaime Salinas), publicadas o inéditas, para trazar su perfil psicológico. A veces da demasiado valor a lo que son simples desahogos o ironías, como cuando Salinas se refiere a la posibilidad de los echen a Katherine y a él «por malos profesores». Ingenuamente, Escarpín indica que si a Salinas, «pese a su percepción de cómo se sentía en el aula», se le considera un gran profesor es, «en buena medida, gracias al panegírico de sus alumnos». ¿Y qué mejor modo de valorar a un profesor?

Al gran profesor que fue Salinas lo seguimos encontrando en sus escritos sobre literatura, que nunca se limitan a acumular información erudita, que no han perdido su capacidad de seducción.

Como poeta, nunca llegó a superar 'La voz a ti debida', ese libro de amor dedicado a una amada que era a la vez real e imaginaria. «Todo amor es fantasía» escribió Antonio Machado y Katherine Whitmore lo confirma al no reconocerse en los versos que ella había inspirado.

No importa que no estemos de acuerdo con la interpretación psicológica que la autora hace de la obra del poeta (algo gratuita resulta la equiparación, página 422, de la vida de Salinas con títulos de novelas de Julio Verne). El libro está lleno de datos y textos inéditos -incluido un poema, quizá el último que escribió- y de observaciones felices. Toda una enciclopedia saliniana que no deben perderse sus admiradores.

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